“Cuando te toca, aunque te quites; cuando no te toca, aunque te pongas.”
DICHO POPULAR
“Si la violencia es lo que cuenta, entonces no tengo fuerzas para vivir en un mundo así.”
JEREMY IRONS/PELÍCULA ‘LA MISIÓN’
¡Temporada de destapes! Apenas es mediados de febrero y sin embargo el calor en la Ciudad de México alcanzó los 30º grados… Y tal parece que la temperatura no disminuirá.
Obviamente me refiero a la arena política y en particular a las posibles candidaturas para suceder a Claudia Sheinbaum en el Palacio del Ayuntamiento, sede de gobierno de la capital. Es una pena que a estas alturas —con tanta antelación, me refiero— estemos ya metidos de lleno en este asunto de la competencia electoral. Consecuencia de una sucesión presidencial adelantada, muy adelantada, gracias a que López Obrador y la Cuarta Transformación no tienen nada mejor que ofrecer a la ciudadanía en materia de gestión público-gubernamental. Nos tenemos que conformar con los tristes espectáculos que solo giran en torno a la conformación de candidaturas para puestos de elección popular del… ¡2024!
Y en este sentido, Omar García Harfuch, actual secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, ha sido señalado de manera insistente como un posible candidato al ejecutivo local para las elecciones en el 2024.
Pareciera que, sin buscarlo, la atención de la ciudadanía se ha fijado en el joven secretario que el día 25 llegará a los 41 años. Las encuestas de opinión, de preferencias electorales e intención de voto solo lo confirman.
Dentro de lo políticamente correcto, Harfuch, hijo y nieto de políticos, ya dijo que dicha candidatura no le interesa. Reitera que “no buscará la Jefatura de Gobierno en 2024″. Que su cargo no le permite distracciones y que seguirá formando parte del equipo de Claudia Sheinbaum (hoy y en el futuro).
Mas la cuestión es la siguiente: ¿si ella se va a buscar “La grande”—formalmente, porque informal e ilegalmente ya lo está haciendo—, ¿él se quedará donde está? Difícil saberlo.
De acuerdo al INEGI, la incidencia delictiva por cada 100,000 habitantes sí ha disminuido en la Ciudad de México en los últimos años, si bien aún se mantiene por arriba de la media nacional —y por amplio margen—. ¿Es por ello que la ciudadanía capitalina lo empieza a considerar?
Posiblemente no, pues si bien este importante indicador va a la baja, la PERCEPCIÓN ciudadana sobre la violencia no lo ha hecho.
¿Estaremos ante un fenómeno que de alimenta de acontecimientos más concretos como el atentado que sufrió el funcionario hace unos tres años (a principios de 2020, mientras se dirigía a su trabajo; él se salvó a pesar de los tres balazos que lo impactaron, pero dos de sus escoltas y una peatona fallecieron)? ¿O que es quien más ha destacado por cuanto a los avances en las investigaciones y consignaciones en el caso Ciro Gómez Leyva? ¿O resultado de la captura del hermano de Caro Quintero en la Ciudad de México?
Tal vez sea una sumatoria de lo anterior lo que hace que se le considere con posibilidades y con interesantes niveles de aceptación ciudadana.
¿Qué pensará Claudia Sheinbaum al respecto? Supongo ella lo consideraría en su futuro gabinete federal y no dirigiendo la CDMX.
Y es que el fantasma de otras denominaciones políticas preceden a García Harfuch. Después de todo él proviene de otra cuna política y cabe la posibilidad de que volviera a otras lealtades (sus viejas y probadas lealtades).
Los momios políticos no han descontado aún que García Harfuch tiene una fuerte raigambre en la policía y que su abuelo fue general del ejército. ¿Pesaría su profesión a la hora de los votos? ¿Se quiere a un ex secretario de Seguridad como jefe de la Ciudad de México? ¿O sería el “respetuoso” antídoto a tanto militar, con la ventaja que los militares también le “respetarían”? Harfuch es de los últimos secretarios de Seguridad Pública civiles; en la mayor parte de los estados de la república el puesto lo detenta algún militar en activo o retirado. ¡Vaya dato!
Tal vez es un aviso —aunque lo dudo— de que la ciudadanía valora y prefiere la fuerza civil sobre la militar…
Difícil (¿incómoda?) función de equilibrista, entonces, pues más allá de las variables por las cuales Harfuch está siendo bien aceptado como un posible candidato entre la población de la Ciudad, no puede darse el lujo de parecer que se le está “saliendo del redil” a la jefa de gobierno.
¡Qué ironía! Quien dice no buscar la candidatura se la está encontrando de frente. Otros que añoran y suspiran por la misma, en cambio, simplemente no figuran en el imaginario popular.