El reciente hackeo de la información del gobierno y de la Sedena por parte del grupo Guacamaya ha puesto en evidencia las vulnerabilidades de los sistemas de ciberseguridad del Estado mexicano. Esto supone un riesgo sin precedente en materia del combate contra el crimen organizado y en defensa de la democracia.
Uno se pregunta. Si este grupo delictivo fue capaz de extraer información confidencial de los organismos más seguros del Estado mexicano ¿cómo puede defenderse un ciudadano de a pie de los ataques cibernéticos tales como el robo de claves bancarias, información personal o hurto de identidad?
En materia de defensa de la democracia… ¿cómo afectarán los recientes hechos a la credibilidad de las elecciones? Si la mismísima Sedena, quien guarda secretos de Estado tales como el comportamiento concupiscente de sus oficiales, la dirección de operaciones contra capos del narco y la detención y liberación de personajes como Ovidio Guzmán... ¿cómo podrán defenderse otras instituciones como el Instituto Nacional Electoral y los organismos estatales responsables de la organización de los comicios?
Con miras a las elecciones del Estado de México el próximo año, y aun más, frente a las elecciones federales de 2024… ¿intervendrán las susodichas guacamayas con el propósito de vulnerar los servidores, extraer información y alterar lo sistemas de cómputo, y con ello, modificar los resultados de las elecciones?
Ciertamente, estas especulaciones parecen como extraídas de una película de terror de la democracia. Sin embargo, ante los recientes hechos, y pensando en la novela mediática que veremos los mexicanos una vez que haya sido procesada la totalidad de la información entregada a Loret de Mola y a otros medios de comunicación... ¿cómo evitar lanzarse a especulaciones ante futuras acciones de estos delincuentes?
Por otro lado, desconocemos quien conduce a las guacamayas. Algunos han comenzado a especular que se trata de algún gobierno extranjero que busca desestabilizar el gobierno de AMLO, y con la información revelada provocar la derrota de Morena en 2024. Los hechos nos trajeron a la memoria los célebres correos electrónicos de Hillary Clinton, quien fue acusada en 2016 de haber sido negligente en el uso de servidores. Y ello contribuyó, en cierta medida, a su derrota frente a Trump.
México fue atacado y las instituciones del Estado mexicano demostraron sus debilidades institucionales en materia de ciberseguridad. Y para la mala fortuna de nuestro país, el presidente AMLO se enzarza en absurdas polémicas que poco contribuyen al fortalecimiento de los organismos. ¿Cuán vulnerables son las instituciones electorales a los actos delictivos de las guacamayas? Confiemos que no deberemos resolver esta interrogante. Mientras tanto, el daño está hecho.