Si no ocurre algo excepcional antes del Grito de Independencia, la reforma al Poder Judicial será aprobada en ambas cámaras del Congreso de la Unión y partirá rauda y veloz a los estados para ser ratificada. Del lado del gobierno, las cartas están sobre la mesa: el dictamen aprobado por la Comisión de Puntos Constitucionales será respaldado por Morena, PT y PVEM. Aquí no hay vuelta de hoja.
¿Qué hará la oposición? ¿Hasta dónde estirará la cuerda? ¿Estarán dispuestos a romperla? Vamos por partes. El paro de trabajadores del Poder Judicial y jueces cumplió dos semanas. Su movimiento está firme y en crecimiento, pero aún carece de la fuerza suficiente como para generar una acción de resistencia civil significativa.
Artículos y editoriales de los principales diarios extranjeros criticando la reforma han sido olímpicamente descalificados por el presidente en funciones y por la presidenta electa. Qué decir de las acciones de la oposición partidaria en las cámaras del Congreso de la Unión: PAN, PRI y MC, reducidos en su conjunto a un tercio, son inútiles para frenar ésta o cualquier reforma constitucional o decisión que requiera mayoría calificada.
En materia económica es donde los impactos de la reforma al Poder Judicial han sido más significativos. Las proyecciones del Banco de México han reducido sus expectativas de crecimiento a 1.6% del PIB para este año, cuando en enero eran de 2.4%. Los analistas dicen que es un mal momento para invertir en México. La calificación crediticia ha disminuido y el dólar ronda los veinte pesos por billete verde. En suma, en el horizonte aparecen algunos nubarrones, pero ninguna amenaza de tormenta.
La situación podría cambiar en contra del gobierno en tres momentos clave. El primero, esta y la siguiente semana, cuando la Cámara de Diputados y el Senado aprueben la reforma, lo cual presionaría la paridad peso-dólar. El segundo, el 1º de octubre, cuando Claudia Sheinbaum tome posesión como presidenta de la república y muestre continuidad o algún matiz o cambio respecto a lo dicho por su antecesor, generando nuevas presiones cambiarias y una posible distancia con los gobiernos de Canadá y Estados Unidos, nuestros principales socios comerciales.
Finalmente, el tercer momento sería a finales de 2025, cuando los primeros jueces electos por voto popular comiencen sus funciones. En ese escenario, no solo nuestra moneda sufriría presiones, posiblemente el tipo de cambio rondaría los 25 pesos por dólar, sino que podría comenzar el cierre de empresas y la salida de capitales de una manera sin presedente.
Sin envolverse en la bandera, ¿de verdad Claudia Sheinbaum quiere arrancar así su gobierno? En la política tradicional, el líder nunca se equivoca. Corregir el rumbo es interpretado como debilidad. En la política moderna, corregir errores y enmendar el camino es lo habitual. No debilita; por el contrario, habla de políticos con capacidad de adaptación y resiliencia.
Un escenario catastrófico no se percibe en el panorama, pero sí se nota una pausa en las relaciones con Canadá y Estados Unidos. Me dicen que en el interior del Palacio Nacional han afirmado que llegarán hasta las últimas consecuencias y que la reforma judicial va, cueste lo que cueste. La arrogancia, particularmente de los recién llegados, puede provocar que Morena pierda el foco y que termine disparándose en el pie. Como está, la reforma judicial saldría del huevo pero no podría volar; le faltan muchas horas de trabajo en las leyes secundarias, los reglamentos y la forma de operación. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.
Onel Ortíz Fragoso en X: @onelortiz