“I am woman, hear me roar
In numbers too big to ignore
And I know too much to go back an' pretend
'Cause I've heard it all before
And I've been down there on the floor
No one's ever gonna keep me down again
Oh yes I am wise
But it's wisdom born of pain
Yes, I've paid the price
But look how much I gained
If I have to, I can do anything
I am strong (strong)
I am invincible (invincible)
I am woman
(Soy mujer, escúchame rugir
En números demasiado grandes para ignorar
Y sé demasiado para volver atrás y fingir
Porque lo he escuchado todo antes
Y he estado ahí abajo en el suelo
Nadie me va a mantener abajo de nuevo
Oh, sí, soy sabia
Pero es sabiduría nacida del dolor
Sí, he pagado el precio
Pero mira cuánto gané
Si tengo que hacerlo, puedo hacer cualquier cosa.
Soy fuerte (fuerte)
Soy invencible (invencible)
Soy mujer)”
Helen Reddy, ‘I am woman’
Mi ciudad se tornó lila. Una ola de mujeres tomó las calles, acompañadas por el aplauso de las etéreas jacarandas.
75 mil mujeres obviaron los avisos de odio; les pudo más el dolor que el miedo. La mayor parte de forma pacífica pronunció las razones de tantas miles que ya callan. Y estas últimas no por gusto; su silencio forzado por estar perdidas, esparcidas. Sus restos enterrados.
Una de las mujeres cuya presencia ayer más llamó la atención fue “doña Marina”. La misma que acató hace unos años la orden de soltar a Ovidio y hoy la dispusieron a forma de vallas para resguardar Palacio Nacional. Guardó un ejemplar respeto a las marchistas, afortunadamente.
Sí, el cuerpo antimotines de la 3ª compañía de la Marina fue desplegado para el resguardo de las inmediaciones de la casa del presidente de la República. Intimidante. Seis camiones de la Marina para contener —por si llegaba a hacer falta— la marcha del #8M2022. Lo nunca visto en este sexenio, ni siquiera para enfrentar la delincuencia organizada…
Una vez más, el #8M mostró que la 4T no entiende ABSOLUTAMENTE nada. Un jefe de la nación aislado por más de tres tipos de bardas y cientos de guardias.
La Cuarta Transformación, esa que ha logrado frustrar las expectativas de muchas de las que votaron por ellos, hoy cosecha los signos de protesta. Ensimismados en su soberbia y su falta de empatía, solo pueden encerrarse en Palacio para protegerse y vanagloriarse en una fecha en la que no hay nada que festejar. La autodenominada víctima…
Hoy no, nunca, el presidente parece entender lo que significa igualdad de género. Si no lo anuncia él (y no pasa de eso, de un vacuo anuncio), se convierte en automático en un acto reaccionario. Quien no aplaude o reitera el soliloquio mañanero resulta en un abyecto adversario.
Sigue sin entender que gobierna para todos, que hoy no se trata de un ‘ellas contra nosotros’.
No comprende que hoy no queremos continuar viviendo con miedo y menos cuando el mismo gobierno se suma a ser causante de este temor. ¿Qué sentirá López Obrador al saberse una fuente de tanto temor? Seguramente nada. Negación total.
Hoy no, ni nunca, debe ser él el victimario. Tampoco decir que una marcha se organiza en contra de él o que es grilla política.
Las protestas son en contra de la violencia; a nombre de las asesinadas y violentadas en este país. Las verdaderas víctimas de esta triste historia.
Hoy no entendemos el empeño en proteger a Palacio Nacional y de no proteger a las mujeres mexicanas de tanta violencia.
Hoy no es válido que el régimen se diga feminista. Que tengan mujeres en sus filas solo para llenar la cuota y solapar tanta miseria e inmundicia.
Hoy no es tolerable haber desaparecido guarderías, estancias infantiles y Escuelas de Tiempo Completo para hijos e hijas y, con ello, brindarles el tiempo a las madres de estos para poder trabajar y no depender de quien las violenta diariamente en su hogar. No hay gobierno, en la historia moderna de México, que más haya afectado a las mujeres que el de la 4T.
Hoy no. Basta de soberbios, caprichosos e hipócritas que claman feminismo pero hacen todo en contra de nosotras. Porque eso es haber desaparecido la Comisión Ejecutiva de Acceso a Víctimas o rechazar la creación de una fiscalía especializada en feminicidios.
No son feministas quienes retiraron el apoyo a FUCAM (suspendiendo con ello la atención a miles de mujeres con cáncer de mama).
No son feministas quienes alegan complot ante el desabasto de medicinas oncológicas para tratar a los hijos de tantas mujeres.
Hoy no puede comprenderse que la administración federal no solo permita la violencia sino también ayude a generarla. ¿Cómo es eso de dejar que un reportero en la nómina del gobierno se refiera a las marchistas como “feminazis” y nadie le responda que eso es violencia de género?
Hoy no es válido politizar la marcha, señora Sheinbaum. Decir que las policías fueron buenas por formar parte de la 4T o que las mujeres quienes les regalaron flores durante la marcha son morenistas.
Hoy, como ayer, no se celebra. Se lucha. Se pide por un México en donde no nos falten los servicios básicos y tengamos una oportunidad de vida. Donde no abusen de nosotras por el hecho de ser mujeres.
Hoy es incomprensible que, para celebrar el día internacional de la mujer, así sea para aparecer en la foto, un grupo de féminas, servidoras públicas y representantes populares, rodearan a un hombre, lo apapacharan y vitorearan que, para ellas, es un honor estar con Obrador…
Allá ellos y allá ellas. Hace casi tres años dije aquí que el talón de Aquiles de este régimen somos las mujeres. Y sí. Las manifestaciones más fuertes en su contra han sido los 8 de marzo. La de ayer creció versus la de hace dos años.
Hoy por todas las mujeres que históricamente han sido vejadas, humilladas, minimizadas, abusadas, golpeadas y también matadas.
Hoy no, ni nunca, podemos consentir que al gobierno de México el feminismo le incomode más que los feminicidios.
Hoy no, ni mañana, nos cansaremos de pedir equidad en los hechos y no solo en los cargos.
Hoy no. Hoy, seguimos la senda de tantas mujeres que han hecho tanto por México; hoy y a partir de hoy no las olvidamos. Hoy continuamos y exigimos justicia.
Verónica Malo en Twitter: @maloguzmanvero