Andrés Manuel López Obrador se sumó a la lista de mandatarios que por sí mismos ponen nombre a la filosofía que guía su gobierno. Lo novedoso fue que lo hizo al final del cuarto año de su administración, al calor de una multitudinaria movilización de las fuerzas vivas de su movimiento y a medio año de haber iniciado su sucesión. Todos lo hacen al inicio. En la plancha del Zócalo, después de seis horas de marcha, ante miles de simpatizantes insolados, en medio de un discurso de una hora cuarenta y cinco minutos, AMLO habló del Humanismo Mexicano.

Nuevamente el presidente puso a andar las rotativas de la opinión pública entorno a sus planteamientos. No serán pocos los voceros o los detractores del gobierno que definan o critiquen al Humanismo mexicano.

A primera vista parece una ocurrencia, dos palabras unidas al calor de un discurso en la principal plaza pública mexicana. El PAN reaccionó. Dijo, momento. El Humanismo siempre ha sido parte de nuestra base ideológica. Es verdad. En los documentos antiguos y recientes definen como pilares del Humanismo panista la dignidad de la persona humana, el bien común, la solidaridad y la subsidiaridad. ¿De ese Humanismo habló AMLO? ¿De qué hablo el presidente?

El Humanismo es una corriente filosófica, intelectual y cultural que rompe con la idea teológica de que Dios es el centro del universo, pasando a serlo el ser humano, sus cualidades y valores. Su origen está en la antigua Grecia. Va de los mitos, a los poemas homéricos, a las fábulas de Esopo, a las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides, hasta anidarse en la filosofía, lo mismo entre epicúreos, hedonistas, que entre estoicos y cínicos.

Siguieron diez siglos de predominio de dos grandes religiones monoteístas. El catolicismo y el islam que se repartieron Europa, África y Medio Oriente; pestes y epidemias que mataron a más de la mitad de la población, y principalmente, una corrupción generalizada de la iglesia católica, llevó a cuestionarse el papel de Dios y la religión. La conclusión: volver a colocar al Hombre en el Centro del Universo. El resultado el renacimiento en todas las áreas del saber y el hacer humano.

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El Humanismo Mexicano no es un invento de AMLO, ni un fusil del PAN. Por ejemplo, en 1956, la Revista de la UNAM publicó un estudio de Rafael Moreno, titulado Los orígenes del Humanismo Mexicano, el cual dice: De aquí que surge en el siglo XVI una dirección humanista de espíritu mexicano que habrá de encontrar en el siglo XVIII su plena identificación con los tradicionalistas y los ilustrados, en el siglo XIX con los conservadores y los liberales, en el siglo XX con los revolucionarios. Esto nos llevaría decir que, si bien cada época tiene un ideal propio, el humanismo mexicano no se agota en una generación, al contrario, se conserva desde el siglo XVI al siglo XX, sin que por eso se considere una continuación inerte ...”

A lo que AMLO hizo referencia en su discurso es al sentido social de su proyecto. A la idea del bien común en contra del individualismo. ¿Tendrá tiempo de desarrollarlo? No, es un encargo que le dejará a su sucesora o sucesor. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.

Onel Ortíz Fragoso en Twitter: @onelortiz