Entiendo que preocupe la encuesta de Reforma. Sin embargo, me gustaría resaltar algunos aspectos positivos del estudio.
En primer lugar, es importante que no olvidemos que lo primordial en esta elección es la salvaguarda de nuestra Constitución y evitar el desmantelamiento institucional. Para ello se conformó un bloque opositor que tendría como objetivo primario el obtener en las urnas la cantidad suficiente de votos para lograr las 167 curules necesarias para evitar que los oficialistas alcanzaran la mayoría calificada en la Cámara de Diputados.
Por su parte, la meta del oficialismo siempre ha sido mantener los 334 curules que les permiten reformar nuestra Constitución a capricho y por encargo del presidente de la República.
La primera gran reforma seria la desaparición del INE y la reabsorción del órgano electoral al Poder Judicial, el cual el Ejecutivo ya controla.
Hoy la coalición opositora existe, la integran los principales partidos políticos de México: el PAN, el PRI y el PRD.
Denominada “Va Por México”, la alianza de oposición, de acuerdo con la encuesta de Reforma, lograría fácilmente los sufragios necesarios para contar en la próxima legislatura con por lo menos una tercera parte de las curules. Esto, de entrada, ya le significaría a MORENA y sus aliados una gran derrota.
Por otro lado, es importante destacar que el estudio demoscópico publicado esta mañana en Reforma proyecta una intención de votos del 43% para MORENA y un escenario en el cual este partido acabaría con un máximo de 210 curules, 44 menos que en 2018.
Ahora bien, me resulta imposible preguntarme qué tan factible resultaría que MORENA tenga mayor éxito en estas elecciones intermedias que en las pasadas, en las cuales contaba con AMLO en la boleta.
Porque no olvidemos que en 2018, MORENA sacó 35 puntos porcentuales en la elección; es decir, 8 menos de lo que anticipa Reforma el día de hoy en su encuesta.
Lo anterior me parece un escenario, si no imposible, sumamente improbable.
En conclusión, considero que los números que han venido saliendo publicados últimamente no prevén una victoria arrolladora de MORENA este 6 de junio.
Hace 6 meses se antojaba imposible que se emparejara la elección. Hoy lo más probable es que la oposición y el oficialismo acaben repartiéndose casi a partes iguales los votos de la próxima elección.
Esto sería más bien una victoria para la oposición y una derrota para los oficialistas.