En primer lugar, porque sería un sufragio desperdiciado.
Porque no se le ofrece al electorado nada ni nadie por qué o por quién votar.
Si bien es cierto que con la consulta de alguna manera se buscaba una forma de proponerle a la ciudadanía marcar con su voto un antes y un después en la historia de México; no obstante, con el paso del tiempo se reflejaron las intenciones reales de quienes promovieron dicha consulta que se realizará el primero de agosto: falso revanchismo y demagogia. Consecuentemente, me parece que nadie debe salir a votar el día antes mencionado, pues únicamente se estaría siendo partícipe de un engaño, de un aparato de propaganda, de un despilfarro de recursos.
Votar en la consulta de ninguna manera representará ejercer la ciudadanía.
Otra razón por la cual no votaré el próximo primero de agosto es porque no puedo estar de acuerdo en que se ejecuten acciones, aunque legales y con apego al marco constitucional, no obstante ambiguas y difusas, para pretender esclarecer decisiones políticas tomadas en el pasado por cualquier político, con el objeto de garantizar justicia y derechos a víctimas indeterminadas.
¿Por qué no puedo estar de acuerdo? Porque en términos jurídicos jamás me había enfrentado a un planteamiento que, además de oscuro, nada más permite responderlo con un sí o con un no.
Aunado a lo anterior, la pregunta no especifica nada. No es clara en cuanto a qué acciones se ejecutarían en caso de proceder. Tampoco detalla qué decisiones políticas estaría analizando; ni precisa el período de tiempo que investigaría ni a los políticos que servirían como objeto de la investigación.
Y es que la pregunta que se le formulará el primero de agosto a la gente es literalmente la siguiente:
¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?
De la transcripción anterior—a la cual no se le cambió una sola coma—, se desprende que quienes denominan a este ejercicio seudodemocrático como la consulta para Juzgar Expresidentes miente flagrantemente a la gente. Insisto: ahí está el cuestionamiento que se le hará al pueblo: ni menciona a los expresidentes ni habla de juicios políticos ni se refiere a persecución alguna.
Lamentablemente, la consulta en cuestión acabará representando, por un lado, una oportunidad para que el presidente de la República publicite su imagen; y, por el otro lado, una herramienta nueva para seguir cosechando el resentimiento de la gente. Es decir, el resultado final de todo esto acabará siendo más polarización, el gasto de más de quinientos millones de pesos y expresidentes más libres que nunca.
Quiero que se entienda que de ninguna manera el abstencionismo el primero de agosto significará apelar a la impunidad. Al contrario, abstenerse a votar simbolizará una protesta contra la simulación. Quienes nos abstengamos de votar lo haremos para no fungir como comparsas de la propaganda oficial.
No votar el primero de agosto es respetar a nuestras instituciones electorales, defenderlas, pues fueron objeto de un capricho del poder, solapado por el Poder Judicial, hoy sumiso al Ejecutivo.
Porque es muy importante recordarles a todos que en este país—todavía—la ley no se consulta.
La ley se aplica.