La “justicia” sigue beneficiando a los poderosos, a los ricos, a los que tienen contactos, influencias… las malas investigaciones dejan enormes huecos para que estos corruptos exfuncionarios se cuelguen de ellos para salir tarde o temprano de prisión, sin cumplir las condenas por los delitos que cometieron. Abandonan la cárcel airosos, cínicos para seguir gozando de esa inmensa riqueza mal habida. En abril, Alonso Ancira abandonó el Reclusorio Norte después de un acuerdo reparatorio de más de 216 millones de pesos, sin pago de intereses por los daños causados a PEMEX en la compra fraudulenta de la planta Agronitrogenados. Se retiró fumando un carísimo puro, sonriente y triunfal en una camioneta Mercedes Benz blindada. Emilio Lozoya, exdirector de Petróleos Mexicanos acusado de recibir 10.5 millones de dólares en sobornos por parte de Odebrecht, hizo un acuerdo con la FGR para delatar a otros políticos mexicanos a cambio de llevar su proceso en libertad. Lozoya sigue gozando de todo los lujos, con la prohibición de abandonar el país y con la terrible molestia de portar un brazalete electrónico.
A Rosario Robles Berlanga se le acusa del uso indebido del servicio público cuando estuvo frente a las secretarías de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu) y Desarrollo Social (Sedesol) y de ser responsable por omisión del desvío de más de cinco mil millones de pesos en contra del erario, cuando estuvo al frente de dichas secretarías en el sexenio pasado.
Los millones de pesos eran destinados para programas sociales, a través de Sedatu y la Sedesol donde Robles se desempeñó como titular, y fueron desviados. Las dependencias firmaban convenios con diferentes universidades públicas y estas contrataban a terceros para realizar los supuestos servicios de los convenios firmados, sin embargo, ninguna de ellas cumplió con los requisitos.
Roble podría alcanzar una pena máxima de 23 años de prisión, además de reponer los más de cinco mil millones de pesos… un juez decidirá si Rosario puede seguir o no su proceso en libertad…
Gran e injusto contraste…
Por “hurto famélico” miles de personas están presas por haber robado comida; algunos purgando condenas de 10 años de cárcel.
Más de cinco mil personas se encuentran recluidas por años por haber sustraído comida en alguna tienda, mercado o supermercado.
El “hurto famélico” es cometido por personas de bajos o nulos recursos, donde su desesperada situación los obliga a cometer el robo para satisfacer el hambre propia o de sus hijos.
Por su condición de pobreza no tienen acceso a una defensa adecuada; son tratados con desprecio y recluidos en prisiones; la maldita insensatez y corrupción de los ministerios públicos inflan sus estadísticas de “combate contra el crimen” con estos delitos leves; lo que provoca que haya miles de reos solo por haber robado para subsistir.
Las sentencias son excesivas ante los casos de robo famélico: seis meses de cárcel y una multa de cuatro mil pesos por haber robado artículos que suman la cantidad de 100 pesos; una condena de tres años y una multa de 13 mil pesos por haber robado mercancía que asciende a 133 pesos. Una persona con discapacidad estuvo encarcelada un mes por haber robado dos manzanas y un refresco cuyo precio era de 21 pesos. (Excélsior)
Rosario Robles Berlanga, señalada como una participante en la “Estafa Maestra” de Enrique Peña Nieto, ganó un amparo con el que podría salir del reclusorio Santa Martha Acatitla. Después de estar recluida por dos años, un Juez de Control revisará su caso para ver si la prisión preventiva “fue impuesta”. Este amparo abre la posibilidad de que la exfuncionaria continúe su proceso legal fuera de prisión.
Robles, debido a su participación u omisión, alcanzaría una pena máxima de 23 años de prisión, además de reponer los más de cinco mil millones de pesos… ahora Rosario podría seguir su proceso en libertad… ¿a cuál de sus domicilios se irá en caso de que obtenga su ansiada libertad?
Rosario habitó otras propiedades además de su casa ubicada en Coyoacán, una de las razones por las cuales recibió prisión preventiva. El juez que vinculó a Robles a proceso fue por su decisión de usar otro domicilio: Tennyson 223 en la exclusiva zona de Polanco.
La defensa de Robles, extitular de dos secretarías de Estado durante el gobierno de Peña Nieto, admitió que alternó de su casa ubicada en el sur de la Ciudad de México con un lujoso departamento que rentaba en Avenida Reforma.
Robles Berlanga tenía dificultades para trasladarse a su trabajo desde su casa en Coyoacán por lo que la exfuncionaria rentó el lujoso departamento en Avenida Reforma 222. Lugar que indica Robles “siempre fue pagado con su sueldo” que debido a sus largas jornadas decidió buscar un lugar cerca. Exfuncionaria ajena a la realidad de muchos mexicanos que para llegar a sus empleos con míseros salarios hacen hasta tres horas de ida y de regreso. Utilizando un transporte ineficiente e inseguro. Seis horas de puro traslado… ¿cómo una funcionaria de su categoría iba a perder el tiempo trasladándose de Coyoacán al centro de la ciudad en un coche de lujo y con chofer?
No, ella (de acuerdo a la revista Proceso) se fue a vivir a Reforma 222 en el piso 16 por el que supuestamente pagaba una renta de 36 mil pesos mensuales, complejo de lujo, que en lo alto tiene una terraza, una zona con alberca, gimnasio y helipuerto. Además de esta propiedad la exfuncionaria ocupó otras cuatro durante el estrafalario sexenio de Peña; una de ellas era una lujosa vivienda ubicada en Torreón, Coahuila. Propiedad a nombre de Susana Islas, accionista de una empresa que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) vinculó con el esquema de desvío de recursos de Sedesol. Misma propiedad que Robles utilizó para obtener el contrato de renta del departamento de Reforma 222. Finas, bien trazadas triangulaciones…
Rosario Robles Berlanga está con un pie afuera de la cárcel, lista para disfrutar de los placeres a los que se hizo afecta; mientras miles de mexicanos que robaron carne, leche o pan seguirán presos por varios años.
No cabe duda que la “justicia” en México tiene precio…