Es tan enredado el tema de Iberdrola que en verdad he querido profundizar en él  tema estudiándolo y leyendo. Es confuso y es complicado y quizá no tengo tanta malicia para descifrarlo e interpretarlo.

Solo me encuentro con que el presidente ha vuelto a usar la palabra o el término “nacionalización” para provocar en las personas un sentimiento de ganancia, de que algo se está haciendo bien; de que algo que no era nuestro y ya lo es.

Pero parece que no es así.

Dice AMLO (ya desde ahí uno le duda) que compró 13 plantas de Iberdrola y que esto significa una “nueva nacionalización”.

Yo no soy experta en el tema pero mi sensación es que el presidente de todos los mexicanos siempre le tuvo coraje y resentimiento a Iberdrola y ahora ya está contento de tenerlo cerquita y sacándole algo ($).

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También, refiere AMLO que su gobierno hizo esta adquisición, pero al parecer pues no compró nada. Es decir puso dinero, pero no compró. Una locura.

La realidad de las cosas es que sí hubo una fuga de dinero en cantidades industriales para este “magno” acontecimiento: Millones y millones de dólares que bien se hubieran podido distribuir en las ilimitadas y apremiantes necesidades urgentes  de toda una nación y que ya todos sabemos cuáles son.

Resulta que quien compró todo lo que tenga que ver con Iberdrola fue un fondo llamado “México Infrastructure Partners”.

CFE tampoco hizo gran cosa, porque es como si fuera el chofer de un Uber: sin ser dueño del auto, como ya se ha ido realizando esta analogía en varios artículos del tema por lo que así resulta un tanto más comprensible.

El punto es que, insisto, ¡¡se movieron cerca de 6 mil millones de dólares!! Una suma por demás grotesca y dantesca para algo que no nos traerá un solo beneficio, porque claramente no sabemos cuál será lo que el presidente promete que hará.

Me suena más a un negocio interno, sutil y jugoso en donde caerán cientos de millones de dólares a unos pocos, pero que ninguno de los millones de mexicanos en pobreza recibirán.

Eso es muy claro.

Por eso el presidente usa este negocio interno por llamarlo así como “nacionalización” porque ¡ah!, ¡cómo nos gusta a los mexicanos esa palabra! Es, como diría Obrador, nuestro timbre de orgullo. Y es que con mucho orgullo de niña recuerdo cuando se celebraba la nacionalización de la industria petrolera.

“Nacionalizar” significa hacer nuestro lo que no lo era y era de otros.

Pero este no es el caso. Iberdrola sigue siendo Iberdrola con sus dueños y sus millonadas y la CFE ni para atrás ni para adelante.

Tan solo quisieron anunciar algo utilizando la palabra nacionalización para tener algo que celebrar aunque no entendamos un céntimo de qué se trata ni la nacionalización ni la celebración.

Porque yo, perdón, pero sigo sin entender nada, las cosas no van a cambiar.

No habrá un solo avance en la vieja y desgastada CFE. Que ese sí es otro elefante reumático.

Pero Bartlett, que ya se le sabe lo hampón que es, todavía tuvo el atrevimiento de salir a dar la cara ayer sonriente para foto.

No me interesa investigar más del tema de Iberdrola porque por donde le he leído no le veo que sea para bien del país.

Sigue el desabasto de medicamentos en este país. La cosa ya es muy alarmante. Los anaqueles de las farmacias francamente se ven casi vacías y con pocos medicamentos.

Hay desabasto de nafazolina a nivel nacional que es un ingrediente para utilizar gotas para la nariz congestionada.

Y no quiero ni pensar en el desabasto de medicamentos oncológicos.

La canasta básica ha subido muchísimo y es muy difícil poder hacer un súper buen surtido que no rebase los dos mil pesos.

De la salud mental, ni hablar. Nada, un solo peso ha destinado el presidente en atenderla. Para él los psicólogos, psiquiatras y las enfermedades mentales no existen. Eso se cura creyendo en Dios y leyendo la cartilla moral, según él.

Así que tampoco hay medicamentos psiquiátricos pues han desaparecido de las farmacias.

Se dice que con esa clase de medicamentos que son de uso delicado más la llegada del fentanilo al país , se están creando drogas mucho las poderosas y diez veces más potentes que el “cristal”.

Nada. Iberdrola a mí no me va a traer oportunidades ni para mi ni para los míos.

Seguiré saliendo a trabajar todas las mañanas y haciendo todo el bien posible porque es la única manera que tengo de contribuir para que mi país no se hunda.

Pero sus nacionalizaciones para mí se quedan en el puro teatro y simulación.

Tristemente, la gente que menos lee y menos conocimiento tiene festejará la nacionalización de algo que no es nacionalizado pero que suena a fiesta y suena a triunfo.

Y entonces luego vendrá otro concierto en el Zócalo con aplausos y aplausos y multitudes congregadas sin control  ahí... Después buscarán alguna otra cosa con qué marear a la gente y distraerla de sus errores, omisiones, negligencias y muertes.

Porque sí, este gobierno también es responsable de muertes.

Lo que nos queda por hacer es estar mucho más interesados en leer, en buscar fuentes, en dejar a un lado la apatía y concentrarnos en esto que está pasando.

México no está en manos del presidente o el o la que esté por venir.

Está en nuestras manos. Nunca lo olvides.

Es cuanto.