La intención de golpetear las decisiones gubernamentales de México, en materia aeronáutica, no ceja y son tema un día sí, y el otro también. Sin duda la aeronavegación es un tema complicado de abordar, debido a la infinidad de aristas que tiene. Sin embargo, dicha complejidad es utilizada por la oposición y los giros que le están dando a la información ya es otra historia.
A lo largo de la vida aeronáutica del país, el Gobierno ha sido un ente que a veces se desdibuja, y ante la llegada de las políticas neoliberales ha sido más evidente. Ha quedado ya muy atrás en el tiempo aquella era dorada de la aviación, esos años maravillosos que abarcaron varias décadas, en las que volar era sinónimo de glamour, ¿y por qué no decirlo?, de estatus.
Pero la historia es muy distinta hoy. Al igual que con la industria automotriz, en sus inicios poseer uno era símbolo de estatus, y ante la producción en masa, casi cualquier persona puede tener uno; la diferencia ahora es el precio, la marca, modelo, año…y todos los gadgets que contenga. Los hay muy caros, y muy económicos, pero todos sirven para lo mismo.
La aviación mexicana ha pasado desde entonces por muchos cambios: fue estatizada, para después volverla a privatizar; como tales quebraron y el gobierno tuvo que entrarle al quite para no quedarse sin conectividad aérea; entonces se volvieron a “estatizar” por medio de una controladora, que se llamó CINTRA.
Durante todos estos procesos, los sindicatos han sido actores importantes y determinantes. La Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), sigue siendo al día de hoy un actor muy activo participando desde su trinchera. Por ello no me extraña que ahora le esté pidiendo “el favor” a la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (IFALPA por sus siglas en inglés), gremio de pilotos del vecino del norte, para marcar una postura.
Las piezas de ajedrez se mueven en este tablero como consecuencia de la lucha intestina que existe en SENEAM (Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano), que es el órgano desconcentrado, dependiente de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, encargado de atender oportunamente los requerimientos de la Navegación Aérea y del Control de Tránsito Aéreo, conforme a la normatividad nacional e internacional aplicable.
Dicha dependencia viene arrastrando, desde hace muchos años, una serie de desavenencias con el SINACTA, el sindicato de Controladores Aéreos. El tema se convierte en una verdadera maraña de hilos, muy compleja de liberar, ya que ninguna de las partes en conflicto tiene la verdad absoluta. Temas como contrataciones colectivas, derechos laborales, condiciones de trabajo, capitaciones, outsourcing, y un largo etcétera tienen enrarecido el ambiente del SENEAM.
Y justo en medio de esta madeja anudada, “aparece” un comunicado del IFALPA, que no es otra cosa que una carta que envía a sus pilotos, en la que les advierte del riesgo de seguridad en la aproximación aérea. El problema radica principalmente, dice el texto, en los operadores del espacio aéreo, debido a la falta de capacitación, así como la incorporación de las operaciones del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Esto es lo que IFALPA menciona en su carta: “En el último mes, IFALPA ha tenido conocimiento de varios incidentes relacionados con aeronaves llegando a MMMX (AICM) con estados bajos de combustible por espera no planificada, desvíos por exceso retrasos y alertas significativas de GPWS en las que una tripulación casi tuvo un vuelo controlado hacia Terreno (CFIT)”.
Está bien que IFALPA alerte a sus pilotos, pero al tratarse de una comunicación totalmente interna y no necesariamente oficial, jamás especifica cuáles ni cuántos son esos “incidentes”, ni mucho menos las fechas de los mismos. Lo señalo claramente porque esta información no puede “leerse” sin tener en cuenta los pleitos internos del SENEAM. Algunas facciones aseguran que el Director de dicho órgano desconcentrado le ha estado mintiendo al Gobierno Federal en el número de incidentes, minimizándolos.
Los enterados en el tema no me dejarán mentir, existe toda una campaña mediática para hacer parecer cualquier procedimiento de seguridad -como los abortos de despegue y las “idas al aire”- como peligrosas maniobras que ponen en riesgo la vida de los pasajeros, y eso es falso.
No descalifico la preocupación de IFALPA por sus pilotos, pero en su carta se nota claramente que considera también el tema del combustible, y es que a raíz del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el precio se ha encarecido considerablemente. Algunos países africanos han llegado a carecer de él, así que no es asunto menor; IFALPA sabe que hay que justificar con sus aerolíneas la autorización de cargas extras de combustible, sin que esto les pueda acarrear inconvenientes.
Lo digo fuerte y claro: IFALPA está buscando la paja en el ojo ajeno, en su afán de justificar recargas extras de combustible en medio de una seria crisis de energéticos, que incluye políticas de austeridad por parte de las líneas aéreas. Sabemos que el 40% de gastos de operación de una aerolínea se va en combustible; ese porcentaje vuelve imperante buscar un culpable, y los controladores del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México son la mejor salida.
Es famosa la pregunta del Evangelista San Lucas: “¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?” Algo así le está pasando a IFALPA, quien tiene un grave pendiente con sus pilotos: el tema de la fatiga, que amenaza de nuevo la seguridad aérea.
Estas son declaraciones de IFALPA hechas a CNN “ha informado que las aerolíneas Southwest Airlines y Delta Air Lines se aquejan de situaciones de estrés y fatiga diarias entre sus pilotos, los cuales no estarían volando en condiciones óptimas de seguridad. Ambas compañías manifiestan que sus pilotos se encuentran “exhaustos” y que la fatiga, tanto aguda como acumulativa se ha convertido en la amenaza de seguridad número uno de Southwest Airlines”.
Sin duda la seguridad aérea es un tema de capital importancia, pero precisamente por eso me parece irresponsable la ligereza con que el gremio de pilotos estadounidense “alerta” sobre las inconsistencias en nuestro territorio, sin que atienda y resuelva el tema de fatiga en sus tripulaciones. Ellos conocen perfectamente que esas condiciones de cansancio ponen en riesgo cualquier operación, no solo en el AICM, que es un aeropuerto complicado, sino en cualquier aeropuerto del mundo.
Una carta interna de IFALPA dirigida a sus pilotos, haciendo recomendaciones sobre indefinidos incidentes, en las manos indicadas se convierte en oro molido, una excelente oportunidad para golpetear y culpar a la 4T de todos los males de la industria.
Por eso antes de que Usted, amable lector, caiga en semejante garlito, quiero que sepan y conozcan qué es lo que hay detrás, y quiénes son los actores en esta trama, para que vean cómo cada uno a su manera, intenta llevar agua a su molino.
“Entre sindicatos te veas”; si no conociera las entrañas del mundo sindical, no vería las cosas desde este ángulo, y es que “favor con favor se paga”. En este caso IFALPA le está ayudando a ASPA, detonando un tema que ejercerá presión al momento del reordenamiento del espacio aéreo. Es del conocimiento público que el sindicato de pilotos no ha estado del todo de acuerdo con lo que ha sucedido hasta ahora, pero no quiere “romper”, por lo menos de manera pública, con la actual administración.
Las cosas como son. Ahora ASPA se volverá vocero de IFALPA, y no tendrá necesidad de “incordiar” a las autoridades mexicanas. ASPA solamente estará enarbolando el estandarte de la seguridad que los pilotos extranjeros (curiosamente solo los estadounidenses) han señalado. Y estos, a cambio, tendrán el respaldo necesario para que sus aerolíneas no pongan tantas trabas a sus solicitudes de turbosina extra.
Cierro con dos buenos deseos: por un lado sería positivo que IFALPA viera la viga en su propio ojo, antes que la paja en el ajeno; bastante tiene con resolver la fatiga de sus pilotos. Por otro lado, ASPA debe ponderar hasta dónde quiere llegar; si va a dar un manotazo en la mesa, exigiendo lo que le corresponde, no tendría que escudarse tibiamente en el “boletín de seguridad” de un gremio extranjero.