Caminando por la calle Campos Elíseos en Polanco recibí una llamada… luego otra vez la misma llamada, y en una tercera ocasión.

Era una invitación a votar por Marcelo Ebrard en la encuesta de Morena. Invitación ilegal, desde luego: un acto prohibido por las reglas de la contienda interna del partido de izquierda.

Llegué al vestíbulo de un hotel para atender un compromiso con cierta persona. Me senté y el teléfono de mi acompañante timbró. Le pedí que me dejara ver el número que llamaba y me pareció que era el mismo que a mí me había molestado.

Después vi en Twitter esa llamada, que por lo visto ha recibido todo el mundo:

Entiendo la desesperación de Marcelo Ebrard. El pronóstico de todos los encuestadores serios y que hacen estudios en vivienda es que él perderá la encuesta de Morena, frente a Claudia Shienbaum, por mucho más de 10 puntos de diferencia. Marcelo no crecerá —y hasta podría caer— con trucos como el de las llamadas el día en que ha iniciado el levantamiento de los cuestionarios.

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Le está faltando madurez al excanciller. Y le está sobrando indecencia.

Por cierto, no es el único afligido por la encuesta de Morena. En Chiapas la senadora Sasil de León denunció en Twitter triquiñuelas de otro aspirante contra Claudia Shienbaum.

La también precandidata al gobierno de esa entidad no menciona al pecador, pero sí da pruebas del pecado.

Ella fue prudente porque es política. Yo no, así que adivinaré: el tramposo en Pijijiapan, municipio de la costa Soconusco, me parece que es don Adán Augusto, quien si sale bien en la encuesta empatará con Noroña. Si bien le va.