“Y es que yo

amo a la vida y amo el amor

Soy un truhán, soy un señor

Algo bohemio y soñador…

Confieso que a veces estoy cuerdo y

a veces loco

Y amo así la vida, y tomo de todo un poco

Me gustan las mujeres, me gusta el vino

Y si tengo que olvidarlas, bebo y olvido.”

JULIO IGLESIAS

“Tragedy

When you lose control and you got no soul

It's tragedy

When the morning cries and you don't know why

It's hard to bear

With no-one beside you, you're goin' nowhere”

BEE GEES

¿Se verá López Obrador en el espejo cuando lanza andanadas de adjetivos descalificativos? ¿Cuándo dice, por ejemplo, que un grupo de poderosos se quiere apoderar del INE y del TEPJF? Que yo sepa, el único poderoso que tendrá a todo el Congreso a su disposición en septiembre es él. El único omnipotente que logrará tener una sobrerrepresentación en el Legislativo —cosa que tanto criticó cuando era oposición— es él. Conduce el asalto a la Constitución y la cooptación de los órganos del Estado. Él y los legisladores de la 4t.

El tamaño de su agandalle es tal que ni siquiera le permite a Claudia decidir qué o cómo quiere las reformas. Empuja a políticos y representantes a que sean cuando él diga, cómo él diga y porqué él lo dice. Se siente dueño del país.

Y dentro de este lamentable escenario, de manera tímida, casi casi por no dejar, el domingo pasado el Consejo Coordinador Empresarial publicó un escrito donde expresa su sentir sobre la muy probable sobrerrepresentación legislativa de Morena en la Cámara de Diputados, así como la próxima reforma al Poder Judicial que Morena impulsa.

Lástima que los empresarios externaron su voz tan tarde. ¿Piensan hacer algo más o solo fue algo de último momento para aparentar? Su conciencia les dio para hacer “acto de presencia”.

Mismo así, esa nimia carta no fue del agrado de López Obrador. No sorprende. Hasta les contestó con un ¡ya entiendan! Le faltó decir que entiendan que él hará su voluntad aunque eso signifique hacer añicos al país. No sin antes enlodar a quien le plante cara.

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Así, el Ejecutivo federal vociferó que en el CCE “hay quienes tienen a su servicio a ministros de la Corte para no pagar impuestos, para mantener monopolios, para proteger intereses facciosos”…

¡Vamos a refrescarle la memoria! Él fue quien especificó en febrero pasado que a veces le hablaba a Arturo Zaldívar (entonces presidente del Tribunal Supremo) e intervenía en decisiones de la Suprema Corte. De veras…

El mandatario se hace el ofendido, pero bien que ya tiene los números. ¿O no lo sabían estimados lectores? Morena, PT y PVEM tendrán un 72.8% de la Cámara de Diputados, esto es 364 legisladores (y eso que ‘el pueblo bueno’ únicamente les otorgó el 54% del voto; o en otras palabras, el oficialismo tendrá casi 100 diputados por sobrerrepresentación). El INE no osó contradecir al líder supremo y decir que la distribución de plurinominales se hiciera por coalición y no por partido.

No nos perdamos. Lo que hizo Morena es hacer pasar sus candidatos por los de partidos aliados; una trampa más del oficialismo.

El engaño es tal que un voto por el PT o por el PVEM terminó valiendo lo mismo que dos por el PAN, tres por el PRI y hasta cuatro por MC.

Esto que hace el oficialismo no es solo alterar la voluntad popular, es decirnos a todos que ellos valen más que el resto de los mexicanos. Más que la oposición, más que los trabajadores del Poder Judicial, más que cualquier empresario de la República —mediano, pequeño, grande—.

¿O no ninguneó López Obrador a los empresarios que integran el CCE, a los 12 organismos patronales del país, al Consejo Mexicano de Negocios? Sí, por supuesto. Para él solo hay cinco empresarios cuya opinión debe tomarse en cuenta. Sus amigachos, los hombres más ricos de México. Una vergüenza.

Más allá de que ya da flojera el estribillo en contra de los empresarios, su incongruencia constante de solo reunirse con la oligarquía de siempre, con los ultra ricos; el pedir su postura de la sobrerrepresentación a Carlos Slim, a Germán Larrea, a Ricardo Salinas Pliego, a la familia Bailleres y a María Asunción Aramburuzabala muestra su desdén hacia la población en su conjunto.

“Seamos serios”, como diría el dueño de Grupo Azteca. Lo que está haciendo López Obrador es el gastado y poco fino mecanismo de presión del garrote y la zanahoria. Forzar los apoyos del ámbito institucional y empresarial del país.

En el caso del Tribunal Electoral, la zanahoria es sucia, fea y descarada. La iniciativa de la reforma judicial lleva a los ministros de la SCJN a renunciar para preservar su pensión al tiempo que amplía los mandatos de los magistrados del TEPJF a la vez que les ofrece la posibilidad de ser ministros del Tribunal Supremo de inmediato. AMLO compra el voto para la sobrerrepresentación legislativa de Morena. ¿Quién es entonces el que viola la Constitución?

México no se merece esto. Un gobierno reducido a un sistema de chantajes. Un dirigente que utiliza la impudicia de la zanahoria y el garrote.