La corrupción y la impunidad serán la herencia de AMLO y la 4T. López Obrador ha llevado su gobierno a un extremo donde basta ser funcionario público o amigo del presidente para ser intocable.

Mucho se habló de que la administración de Peña Nieto fue de las más corruptas de la historia, quizá así fue, y quién lo capitalizó fue AMLO haciéndolo bandera de su campaña.

Pero aquí hay algo importante, la razón por la que con Peña Nieto la corrupción se hizo tan evidente, es tan simple como importante: Las instituciones como el INAI y la Función Pública funcionaron y los medios de comunicación y las organizaciones sociales hicieron su parte.

Las denuncias ciudadanas de organizaciones como Mexicanos Unidos contra la Corrupción y por parte de organismos sociales defensoras de los derechos humanos, como Agustín Pro, de Miguel Concha y otras más, generaban consecuencias.

Cuando las Instituciones funcionan

Así, gobernadores corruptos como Javier Duarte Ochoa, Roberto Borges, Tomás Yarrignton , Jesús Reina, Fausto Vallejo, Andrés Granier, Eugenio Hernández y Guillermo Padres, fueron denunciados, juzgados y procesados.

Las columnas más leídas de hoy

Lo mismo pasó con funcionarios de primer orden que fueron cesados, procesados e inhabilitados. Algunos a partir de denuncias en los medios de comunicación, como el caso de David Korenfeld cuando Reforma publicó que el funcionario utilizó el helicóptero de la CNA para asuntos personales y no duró ni un día más en su posición, hubo además otros casos muy mediáticos como los de Emilio Lozoya, Rosario Robles y muchos más.

Esto no fue ninguna concesión de Peña ni producto de su buena voluntad, fueron las instituciones, los órganos autónomos, las instancias de rendición de cuentas y las de transparencia y libertades funcionando.

Algo que Peña nunca hizo fue burlarse o salir a defender cuando más de 10 gobernadores fueron encarcelados o cuando Mexicanos contra la Corrupción destapó la Estafa Maestra, simplemente se aplicó la ley.

Letra muerta

Actualmente en el gobierno de AMLO, la transparencia, la rendición de cuentas y el ejercicio del derecho son letra muerta, al grado de que su gobierno se ha convertido, por mucho, en el más opaco y corrupto de la historia.

De lo que se sabe hasta ahora, el fraude protagonizado por Ignacio Ovalle en Segalmex ha sido el más grande y nada ha pasado, le dieron refugió en la Segob y el presidente ni siquiera menciona el asunto; Adán Augusto utilizó el avión de la Guardia Nacional para hacer propaganda política y Andrés lo felicitó; a los gobernadores acusados por sus relaciones con el crimen organizado les brinda respaldo y protección, es decir, sus allegados gozan de total impunidad.

Y en el tema electoral, el único que le importa a AMLO, es lo mismo, nada pasa con personajes como Ricardo Montreal y su chofer descubierto con fajos de dinero para el acarreo de gente o cuando agarraron a su abogado en Polanco con grandes cantidades de dinero en efectivo o ni mucho menos con sus hermanos Pío y Martín, recibiendo dinero “para el movimiento”. Sí, lo mismo pasó antes con muchos del PRI, PAN, PRD y hasta de Morena y PVEM, la diferencia es que, ellos fueron castigados.

Pero en tiempos de la 4T, eso no pasa, si exhibieron a Pío o Martin López Obrador, lo justifica porque “es por la causa” y utiliza todo su poder para protegerlos e incluso, Agustín Ortiz Pinchetti, el Fiscal Contra Delitos Electorales, salió a garantizar la impunidad de los hermanos del presidente.

Qué decir de cuando Mario Delgado, dirigente de Morena entró a Palacio Nacional y todo mundo supo que salió con bolsas llenas de dinero en efectivo para las elecciones.

Destrucción

El tema de rendición de cuentas se abordó luego de uno de los peores gobiernos, el de López Portillo. Fue Samuel del Villar quien diseñó el primer sistema anticorrupción y de rendición de cuentas durante el gobierno de Miguel de la Madrid y se creó la Secretaría de la Contraloría; el sistema fue evolucionando y adquiriendo más facultades en los sexenios posteriores hasta que llegó AMLO y destruyó todo para regresar a las épocas de la impunidad.

En el colmo del cinismo, AMLO ha llegado a burlarse de quienes denuncian, los descalifica, es “politiquería” de la oposición o invento de los conservadores, en su narrativa, su equipo es honesto e incorruptible y se lanza a defenderlos a pesar de que las evidencias sean contundentes.

Él destruye, descalifica y termina acusando a cualquiera que se atreve a hacer una denuncia en contra de él o de los suyos; así la impunidad es el sello de la “transformación”