No fueron 250, fueron 900.

Y es que aunque en días pasados vimos a Xóchitl Gálvez brincando como niña con juguete nuevo porque los “mareados rosas” fueron al Zócalo capitalino a gritar “viva la libertad” y al día siguiente, lunes 20, 250 intelectuales trasnochados se dijeron en contra del autoritarismo y a favor de ella.

¡Qué emoción!

Ayer viernes hizo tremendo berrinche porque 900 personalidades del mundo cultural e intelectual de México públicamente se manifestaron a favor de Claudia Sheinbaum y firmaron un documento titulado “Por una democracia para todas y todos“.

Son dos polos opuestos.

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En esta esquina, como en un ring de box, los intelectuales antiobradoristas al borde de un ataque de nervios pedían que por piedad Xóchitl los rescatara de la ignominia y la opresión que han vivido en este sexenio y aplaudían como foca el posible triunfo de la candidata de mil caras y cero propuestas.

Del lado opuesto, ayer 900 artistas, intelectuales, académicos y científicos se reunieron con Sheinbaum.

“Nos une el anhelo de seguir construyendo un México justo, de libertades, democrático”, dijo la próxima presidenta porque, citando a Lincoln: “El poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo “.

Las diferencias entre estos encuentros van más allá de las cifras. No es subasta, no es “quien da más”.

El contraste es obvio: unos anhelan retomar sus privilegios y presas del delirio acusan un atentado a la democracia que solo existe en sus desvaríos. Otros, los 900, varios de ellos luchadores sociales por décadas, abogan por el bien común, por el desarrollo intelectual de México, por nuestros hijos y nietos.

Dijo Mercedes Sosa en un momento: “La cultura es lo único que puede salvar al pueblo, lo único, porque la cultura permite ver la miseria y combatirla. La cultura permite ver lo que hay que cambiar y lo que se debe dejar”.

La cito textual porque Claudia, mujer cultísima no puede compaginar con sicarios de la información, como muchos de los que apoyan a Gálvez., la próxima jefa de Estado consolidará su proyecto de nación con intelectuales orgánicos, no vendidos, conscientes de la importancia de una educación de calidad, precisamente para salvar al pueblo, “para ver lo que hay que cambiar”.

Por ello, cuenta con el apoyo de personalidades como Elena Poniatowska, Juan Ramón de la Fuente, Beatriz Gutiérrez Müller, Ifigenia Martínez, Lorenzo Meyer, Manuel Peimbert, Enrique Semo, Horacio Franco, Rosaura Ruiz, Eugenia León, Armando Casas, Dolores Heredia, Luis Mandoki, Armando Bartra, sin dejar de mencionar a su madre Annie Pardo, bióloga de primer nivel galardonada con el premio nacional de ciencias en el 2023 y varias decenas más.

Xóchitl, como era de esperarse, calificó a los asistentes como “ardidos” por no darle su apoyo.

El coraje la sigue hundiendo.

O más bien, su ignorancia. Dudo que haya leído alguno de los libros de los asistentes, la mayoría de ellos, toda una institución en el ámbito cultural.

Pero en fin.

De nuevo se marcan dos proyectos: el de los intelectuales a sueldo y el de los conscientes, demócratas y comprometidos con México.

¿A quién le vas?