El saldo que ha dejado el proceso anticipado de la sucesión presidencial es un síntoma del juicio que muchos auguraron y calificaron como un error. No fue la mejor decisión abrir el juego sucesorio cuando el ánimo electoral ni siquiera comenzaba a transitar. Fue demasiado temprano tomar esa determinación porque eso no impediría, tal y como está ocurriendo, una estrategia propagandística con el único objetivo de posicionarse y descalificar a los legítimos aspirantes.
Esto ya se convirtió en una campaña cuando los tiempos están relativamente lejanos. Lo más lamentable de ello es que, con saña, hay una declaración abierta de fuego amigo entre los mismos presidenciales para allanar el camino. De hecho, no tengo ninguna duda que los llamados grupos radicales de Morena operan estas estrategias de hostilidad.
Después de haber atestiguado tantos hechos que se han ventilado a la luz pública, podemos sacar muchas conclusiones que justo -desde el Antiguo Palacio del Ayuntamiento de la Ciudad de México- ha salido saña y despecho.
Poco antes de que el presidente abriera el juego había muestras pese a que el proceso era sumamente prematuro. Sin embargo, López Obrador tomó la determinación y el clima previó se calentó al grado de atestiguar hasta dónde son capaces de emprender una guerra sucia interna a fin de posicionarse en los reflectores.
No tengo ninguna duda que, tras la dolorosa derrota de la Ciudad de México en 2021, los responsables de haber operado la elección no fueron capaces de aceptar el exceso de confianza y decidieron, en términos políticos, elegir la salida más fácil que fue repartir culpas y edificar teorías conspiratorias como una alternativa para sacudirse de la responsabilidad del revés. Asimismo, tampoco aceptaron que fueron superados por la oposición justo en los momentos en qué Morena vivió su mejor etapa luego del triunfo arrollador del 2018.
Hubo intrigas en Palacio Nacional en una etapa donde -el presidente- adelantó el juego sucesorio. La realidad es que, esa situación, sirvió como mecanismo de rencor para poder llegar al objetivo de posicionarse no sólo con el presidente, sino con las bases del partido. Ahora entiendo por qué ese encono, lo mismo que esa estrategia de hostilidad.
No hay duda que, el único objetivo, es intentar debilitar a Ricardo Monreal en la ruta presidencial de Morena. Lo han hecho desde el Senado de la República a través de personeros que se hacen llamar radicales de Morena. Siguieron con intrigas y teorías conspiratorias con manejo de páginas de redes sociales afines al gobierno de la Ciudad de México, incluso, medios de investigación periodísticos han desnudado el esquema de publicidad con el que suelen apoyarse para posicionar a la Jefa de Gobierno, pero también para manipular información que pueda provocar confusión entre la población civil hacia otros aspirantes presidenciales.
Pese a que la intención ha sido dividir, no han podido sacar de la jugada a Ricardo Monreal en la carrera presidencial de Morena. Es más, paradójicamente todo eso le ha servido porque él, en este lapso, fortaleció su aspiración legítima al grado de que el propio presidente le reconoció que él, como otros tres actores, son presidenciables de Morena, incluso Monreal sigue creciendo a pesar de lo desatada que está la guerra sucia contra él.
Por ello, todo lo que sucede es, sin duda, parte de la estrategia para intentar descarrilar al zacatecano. Los propios comentarios de la gobernadora de Campeche son parte de esa maniobra. De hecho, es evidente qué le quiere hacer el caldo gordo a Claudia Sheinbaum con sus declaraciones pues su simpatía pública por la jefa de gobierno es de conocimiento general.
Layda Sansores es personera de Sheinbaum, al menos ese es el juicio que es muy fácil descifrar luego de lo que anunció supuestamente.
Se requiere muchísimo más para debilitar a Ricardo Monreal que, en más de 45 años, ha demostrado de qué está hecho. Lo han intentado copiando las estrategias que -durante muchos años- adoptó la oposición para llamar la atención y provocar tensiones internas cuyo fin es, como todos sabemos, allanar el camino a la silla presidencial. Falta.
La hostilidad no es, ni será, un mecanismo viable para posesionarse en los reflectores pues el ejemplo más claro lo vivió el presidente Obrador cuando intentaron provocar una serie de acciones de manipulación. Jamás pudieron porque la guerra sucia dejó de ser atractiva para la ciudadanía.
Es, en términos políticos, algo que ya no funciona ya que es vista, desde todos los ángulos, como un mecanismo mezquino debido a que la ciudadanía hace caso omiso.
Notas finales
Antes de que la gobernadora retirara el anuncio vía redes sociales, el legislador recordó que desde hace mucho señaló que adelantar tanto las campañas iba a generar este tipo de desencuentros.
Monreal Ávila reiteró que es consecuencia de la sucesión adelantada, que inició hace 16 meses, por lo que él está tranquilo.
Sin embargo, Ricardo Monreal afirmó que, en el pasado, casi toda su vida como opositor fue espiado ilegalmente y que lo hacía el PRI, pero nunca su propio partido.
Hizo hincapié en que no tiene ningún temor a nada, ni a nadie: “espero que la prudencia prevalezca, porque si no es así, se va a iniciar un proceso de ruptura al interior y los únicos responsables son quienes están impulsando esta campaña sucia de desprestigio y de descalificación contra un aspirante”.