“Un verso poderoso y solitario… Un verso final en todos los sentidos”. Eso dijo alguien acerca de las últimas palabras del canto XIII del Infierno de La divina comedia de Dante. Este es el mencionado verso: “Yo me hice de mi propia casa un patíbulo”.
Ayer, durante el primer foro para discutir la reforma al poder judicial fue eso —”yo me hice de mi propia casa un patíbulo”— lo que expresó cada ministro, cada ministra de la ya añorada Suprema Corte de Justicia de la Nación.
La gente instruida, en este caso en lo relacionado con el derecho, tiene su residencia en cualquier lugar en el que pueda expresar con entera libertad sus convicciones basadas en experiencias valiosas y en conocimientos con sacrificio adquiridos.
Porque tenían la obligación ética de hacerlo ministros y ministras atendieron el llamado de legisladores que van a destruirles. Estuvieron ahí conscientes de que iban a legitimar la fuerte equivocación de un presidente histórico que, como cualquier persona, comete errores cuando se deja llevar por la pasión y no por la razón.
La corte suprema actual será aniquilada nada más porque sus integrantes en ocasiones no fueron capaces de aceptar los proyectos de Andrés Manuel López Obrador. Hubo decisiones del pleno de la corte o de algún ministro en particular con las que no se puede estar de acuerdo y que seguramente pudieron haberse evitado. Por ejemplo, no era necesario complicar la operatividad de la Guardia Nacional, que solo funcionará eficazmente adscrita a la Secretaría de la Defensa Nacional. No soy jurista, pero creo que no era difícil haber interpretado que la SEDENA es distinta al ejército y que, por lo tanto, se trata de una institución civil, con lo que nos habríamos ahorrado una polémica absolutamente inútil acerca de la militarización de la corporación policiaca creada por AMLO para pacificar a la nación. O, de plano, pudo haber actuado con menos fanatismo el viejo abogado de la más lamentable ultraderecha, Luis María Aguilar, a quien no puede perdonársele que, solo porque refutaban sus ideas, se opuso a la distribución de los únicos libros que llegan a las casas de las familias más pobres de México, los de texto gratuitos.
Se comprende la molestia del presidente López Obrador motivada por asuntos como la Guardia Nacional y los libros de primaria. Lo que no se comprende es que haya calificado como traidores a un ministro y a una ministra que llegaron a la SCJN gracias a que él les propuso y que se atrevieron a llevarle la contra. No es pecado estar en desacuerdo, claro que no. Tampoco se entiende que Andrés Manuel haya defendido a una ministra como Yasmín Esquivel quien cayó en dos faltas gravísimas —plagió dos tesis, la de licenciatura y la doctorado—. El presidente la apoyó y tal vez la siga apoyando, cuando ella evidentemente no tenía méritos académicos para llegar a la cúpula del poder judicial.
Cambiar todo un poder del Estado mexicano solo por molestia no es justifica, y menos aún hacerlo para sustituirlo por algo peor. Pero, ni hablar, el poder judicial se modificará totalmente: no puede haber la menor duda. Fue una propuesta electoral de Morena y el partido de izquierda arrasó en las urnas de votaciones. Así lo quiso la gente.
Desaparecerá la Suprema Corte de Justicia de la Nación tal como la conocemos, es un hecho. A sus integrantes se les convocó para legitimar la reforma, que desde luego no apoyan. Por elemental sentido de la responsabilidad asistieron y contribuyeron a levantar el cadalso en el que se les sacrificará.
Espero que las y los mejores ministros y ministras en cuanto dejen sus cargos pasen a formar parte de otro tribunal, el único que puede todavía controlar al poderoso partido de izquierda, el de la gente que con seriedad cuestiona en la prensa. Harán falta más voces sensatas para señalar los errores de la nueva presidencia, encabezada por una mujer brillante y con los pies bien firmes en el suelo, pero que no debe gobernar en la unanimidad. Mujer de ciencia consciente del valor del pensamiento crítico, Claudia Sheinbaum agradecerá los análisis objetivos sobre todo si señalan fallas que diagnosticadas a tiempo podrán corregirse.