La jornada electoral que vivimos el pasado domingo, ha sido quizá, una de las más trascendentes de la historia posrevolucionaria, tanto por su significado que representa si podremos o no continuar en un país democrático y con ello el destino que tendrá este país, en lo económico, social, energético, salud, y sobre todo en libertad o no, el segundo factor trascendental fue el nivel de participación ciudadana, la cual no se puede traicionar, no se puede negociar y no se puede ignorar.

México tendrá un nuevo gobierno a partir del primero de octubre y tendrá un gran reto, que la nueva presidenta tenga legitimidad frente a la ciudadanía que va a gobernar.

Esta solo se podrá alcanzar en el respeto irrestricto de la voluntad ciudadana que se expresó a través del voto libre y secreto el pasado domingo 2 de junio. Por el respeto a los resultados y al INE que organizó y contó los votos y un tercer factor fundamental es que el gobierno en turno honre las instituciones que rigen este país y la voluntad ciudadana. No se predice así.

En dos elecciones la participación ciudadana rompió récord y en esas dos México transito a formas de gobierno más democráticas. La primera y que fue la que más participación tuvo, fue la de 1994 con Ernesto Zedillo, en esa ocasión la votación alcanzó el 77%. Esa elección estuvo marcada por una serie de factores terribles. El presidente Carlos Salinas de Gortari había llegado a la presidencia por el peor fraude de la historia, cuando Manuel Bartlett tiró el sistema electoral. Además Salinas dedicó una persecución en contra de la izquierda democrática que habría creado el PRD, y se dieron los mayores asesinatos de militantes de izquierda, odiados por Salinas.

La elección de 1994 tuvo la mayor participación en la historia, el 77%. Zedillo entendió el reclamo de la sociedad y la necesidad de hacer bien las cosas, lo que permitió de un lado la mayor reforma político electoral, haciendo por primera vez el órgano electoral, totalmente independiente y ciudadanizado, regresó la calificación de los proceso electorales al poder judicial a través del Tribunal Electoral, fue claro y contundente de que gobernaría para todo el país y lanzó aquella frase “de la sana distancia”, con la refrendó su militancia como priista pero que se entendiera que desde que alcanzó la presidencia gobernaba para todos, sin distinciones, lo que generó la rebelión de los priistas en la XVII Asamblea que hoy están en Morena, como Monreal, Durazo, Camacho, AMLO, ya como perredista que torpedeó la reforma electoral.

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Vinieron las elecciones intermedias de 1997 y por primera vez en la historia posrevolucionaria, el PRI perdió la mayoría absoluta en el Congreso, y en diversos estados y en la capital se dio la alternancia.

En la elección del 2000, la segunda elección con mayor participación, fue motivada por la libertad, porque había alternancia, porque había un IFE que garantizaba plenamente el voto y la ciudadanía confiaba y salía a ejercer libremente el voto. La elección de Vicente Fox alcanzó el 64% de participación. El resto de las elecciones subsecuentes hasta la del 2018, ninguna volvió a lograr el 64%.

Sombra del 88

En este 2024, la ciudadanía volvió a salir a las urnas, en defensa de la libertad, de elegir libremente a quien nos va a gobernar, pero nuevamente los políticos nos escupen en la cara, con triquiñuelas, con estrategias burdas que asemejan el 1988 de Manuel Bartlett.

En esta elección salió la ciudadanía con gran entereza, se estima que la participación ciudadana esta por arriba del 67%, lo que la hace la segunda elección con mayor participación, motivada por condiciones muy similares a las de 1994, inseguridad, violencia política con más muertes de políticos, candidatos y periodistas en la historia, con una crisis de gobierno como nunca se había visto, sin salud, sin seguridad, sin educación, sin energía y generando la deuda más grande de la historia.

Pero como se venía advirtiendo, “un golpe de Estado blando” empezó entre otras cosas con maniatar al INE, al hacerle un recorte presupuestal brutal cuando se registrarían las elecciones más grandes y numerosas. Lo que provocó entre otras cosas reducción en los sistemas de computo y que se reflejo en la lentitud del conteo rápido, del PREP y de otras áreas sustantivas para dar certeza.

Esto motivo a que la estrategia del “arroz cocido” continuara, saliendo a decir que Morena había ganado 8 de las nueve entidades, que había arrasado en la contienda presidencial y que tenía la mayoría calificada en el Congreso de la Unión.

Sin embargo, quien gobierne este país, para legitimarse en el poder, tendrá que responder a la ciudadanía y no recurrir a lo que hizo Carlos Salinas, golpes espectaculares como arrestar a la Quina y Carlos Jonjitud y poner en los sindicatos de Pemex y de maestros a sus cuates como la profesora Elba Esther Gordillo.

Después de esta elección y el comportamiento vulgar de estos que nos gobiernan, ojala se den cuenta de que no debieran retar a la sociedad. No es su tigre con el que amenazan, sino el león que está en la escultura de la columna de la independencia que guía a un niño.

Peligramos.

X: @diaz_manuel