Después de un espiral de versiones y supuestas teorías de conspiración– le llegó el momento de juicio– de desafuero en contra de Mauricio Toledo que, en público y ante la autoridad competente, fue señalado por enriquecimiento ilícito.
Ah, casi nada, ¿cierto? Fui un tanto irónico, sin embargo– la verdad es que la decisión estaba tomada y la mayoría de diputados en sesión extraordinaria actuaron bajo consigna por la proporción que adquirió el hecho que, en términos políticos y de mala imagen, era ya insostenible.
Acaso hasta allí la razón asista al desdén que sentimos la mayoría de mexicanos ante estas situaciones. Desafortunadamente en muchas de las ocasiones llega tarde o, tal vez, se evade este tipo de acciones que terminan engrosando los expedientes a las pocas semanas o meses.
En tanto, se actuó bien, pero tal vez tarde— porque a sabiendas de los antecedentes, la Cámara de Diputados nunca asumió un papel claro; quizá hubo posicionamientos ambiguos– cuando se consideraba inconveniente o inviable, sin embargo, la carga se les vino encima y, el hecho, se convirtió de carácter urgente en materia legislativa y mediática.
Durante mucho tiempo dilataron el incidente en el Congreso Federal; se supone que en ese lapso analizaron y evaluaron la dimensión de la situación y, por supuesto, los alcances y el costo político que puede acarrear un acto de esta naturaleza. Morena pudo evitar incluso, mediar el asunto con su aliado político el PT; intentó, aunque seguramente nunca estuvo en los planes del partido del trabajo desaforar a Mauricio Toledo. ¿Los tomó por sorpresa? Quizá, creo que tuvieron la esperanza de llegar a un acuerdo, pero el golpe está asentado y no sé qué tan prudente y cordial se pueda tornar la relación.
Y, por el hecho de haber dado un golpe en la imagen del partido, resultan friccionadas las relaciones. ¿Faltó oficio? Si, hubo carencia de un interlocutor que llevará el asunto a buen puerto; lo más grave de todo, creemos que es la falta de capacidad y sagacidad política en el tema legislativo; claro, no podemos soslayar los hechos ilícitos, aunque, está palpable que se hizo a destiempo.
Repito, faltó categoría y pericia en la Cámara de Diputados y, la consecuencia, puede acarrear una posible fricción con su aliado en momentos claves y cruciales que se avecinan en puerta del próximo ejercicio y los proyectos de reforma y modificaciones que están pendientes.
En fin, seguramente estos días será interesante conocer la reacción de las figuras protagonistas del Partido del Trabajo. Entre ellas, por supuesto, Gerardo Fernández Noroña.
De entrada, los aliados calificaron de un circo mediático la acción cuando abandonaron el recinto en la votación. Vaya, un mensaje claro que, de principio, muestran su rechazo e inconformidad. Todo indica que, lo que pasó, fue más bien un ajuste pendiente de cuentas. Si hacemos un corte de caja de los hechos mientras se dejó pasar demasiado tiempo para actuar, quizá podamos encontrar otros elementos de fondo.
Mauricio Toledo se había convertido en una mala imagen para la alianza de Morena.
De hecho, mucha de esa carga la estaba sosteniendo el propio partido guinda que dudó y amagó en muchas ocasiones con actuar, pero lidió con el asunto– seguramente para buscar alternativas con su socio el PT. Eso explica el tiempo, aunque también el posible ajuste de cuentas.
Es probable que mucha de esa presión se convirtió en justificación después de que se desnudara un grupo que sostenía hostilidades para reventar eventos políticos en la capital del país en las elecciones del 2018. Durante ese periodo se acusó a Toledo de orquestar la maniobra.
Eso no es todo: el propio partido del trabajo lo empoderó al nombrarlo comisionado especial en Michoacán en temas electorales previos al ejercicio del 2021 y, para variar, en pleno proceso de definiciones. Hubo quejas al interior de Morena porque muchas de esas postulaciones se trasladaron a la toma de decisiones de Mauricio Toledo. De por si las encuestas no tienen calidad moral como mecanismos de determinación en Morena y, más aún, bajo la influencia de personajes que, en ese momento, acarreaban acusaciones de corrupción.
No tengo la menor duda que Mauricio Toledo tomó partida en algunas designaciones. En fin, tras una votación mayoritaria ha quedado a merced de la justicia que, de un momento a otro, seguramente girará orden de aprehensión. Sin embargo, tras el hecho de saber que quedaría vulnerable huyó según las versiones a territorio Sudamericano, al país de Chile. No sé si lo traerán de vuelta al país, pero lo que sí es una realidad es que tarde que temprano pasó por las acciones políticas y las deudas pendientes luego de la ignominia que perpetró al interior de Morena. Eso parece.