La obligación constitucional de acudir a votar en una sociedad democrática se cumplió: llegamos temprano a participar en la contienda más grande de la historia contemporánea. El ambiente prevaleció en un clima de tranquilidad; una fila relativamente larga esperó con paciencia, aunque hay que reconocerlo, la organización de los funcionarios fue muy efectiva.

En mi casilla 1054 ubicada en la capital del Estado de Michoacán se vivió un momento de júbilo.

La gente está saliendo a votar; prevaleció la juventud que, en esta actualidad, quizá es la que termine inclinando la balanza. Así que, hasta antes del mediodía, todo gira en un ambiente tranquilo y sin hostilidad.

Los ciudadanos decidieron acudir para elegir a sus representantes populares. En el caso de Michoacán, habrá transición de ejecutivo, congreso local y federal, lo mismo que ayuntamiento. De ese modo, seguramente la población se motivó y le está dando el valor sustancial a su decisión.

Sigamos participando. Nuestro voto cuenta, y cuenta mucho. Es vital, recuerden. Si queremos un buen funcionamiento político y representantes a la altura de las demandas, tenemos mucho tiempo para emitir nuestra decisión.

Finalmente, esperamos que la jornada termine con saldos blancos y sin ningún contratiempo.

Hay que salvaguardar la democracia que, en los últimos años, ha sido muy prostituida o maltratada y sin credibilidad por lo menos antes del 2018 cuando se fraguaron una serie de fraudes electorales.