Como es una costumbre en todas las transiciones del poder, existen especulaciones de quienes podrían ser los próximos sucesores de la silla presidencial. Es el tema de moda, el más mediático; ha estado acaparando los reflectores por la coyuntura política que pasó luego de la elección del pasado 6 de junio, así como de la lectura que algunos especialistas aseguran de los dichos y suspicacias adelantadas.
Y, si a eso le sumamos el propio discurso verbal o, las respuestas fugaces del presidente López Obrador en las mañaneras, el tema comienza a escalar. Visto desde ese ángulo, Morena tiene una posibilidad inmejorable de seguir conservando el gobierno federal, de hecho, los propios resultados de las entidades lo reflejan así, a reserva de quienes piensan que dejaron ir un bastión como la Ciudad de México que, estoy seguro, AMLO recuperará y canalizará a todos sus colaboradores activos porque sí, hay algo que de verdad le quite el sueño, es la derrota de muchas de las alcaldías.
Durante los siguientes meses posiblemente vengan más cambios en la propia estructura gubernamental.
Quizá, la salida de Gabriel García Hernández, sea uno de los movimientos estratégicos en la operación de los programas sociales que movió el presidente Obrador. Lo envió al Senado para seguir fortaleciendo la tarea legislativa, y sumarse a la labor colaborativa de Ricardo Monreal que, inmediatamente, dio señales para extender la mano y el respaldo al ex jefe de la agenda del bienestar.
Él mismo lo comentó: vengo a sumar. Justamente eso rompe con las versiones de que, el mismo Gabriel García, llegaría a desestabilizar el poder político de Ricardo Monreal y su indiscutible liderazgo en el Senado de la República. Se necesita mucho más para eso. No me imagino al ex titular de los programas sociales grillando a Ricardo Monreal en su propio terreno. Monreal, cuenta con los casi 50 senadores de Morena que respaldan su gestión; además, el jefe de la junta de Coordinación política administra una buena relación con todas las fuerzas y referentes de los demás partidos, eso no cualquiera lo realiza.
Entonces, para realizar un parapeto o acotar el capital a Ricardo Monreal en el mismo Senado, se requiere más que una estrategia mediática. Disputarle o pretender desprenderse de todo no es nada sencillo. La responsabilidad que la ha brindado el propio López Obrador, lo dota de un poder político muy alto. En pocas palabras, es su hombre de suma confianza; su colaborador efectivo; su principal operador en materia legislativa. Eso es una enorme ventaja que no cualquiera puede presumir.
Al final, eso puede ser clave, lo he repetido
Posiblemente la jefa de gobierno de la CDMX Claudia Sheinbaum, se robó los titulares de los medios y de los analistas que consideran, fue destapada en el propio Auditorio Nacional. Lo que sí es un hecho es que muchos de los asistentes traían la misma consigna; algunas versiones citan a la propia Citlalli Hernández como la promotora para enaltecer los ánimos y vitorear a la jefa de la CDMX, con el grito de ¡pre-si-den-ta!. Pasó y eso fue mucha materia para los especialistas que analizaron lo que aconteció.
¿Quién es quién en la sucesión presidencial?
Asimismo, el presidente ha insistido en el relevo generacional. Dijo: “afortunadamente hay relevo generacional, “del flanco progresista liberal hay muchísimos: Sheinbaum, Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier, Rocío Nahle”… ¿y Monreal? Faltó.
El hecho de no haberlo nombrado no significa nada, ni mucho menos lo limita, considero. Puede ser un propio distractor que lanza el mandatario o, quizá, el clásico “tapado” que sale al escenario en la última etapa para calmar los ánimos que, por cierto, ya se calientan con dichos y fuego amigo.
El presidente tiene tres alternativas sumamente potenciales para competir y ganar la presidencia. En esa baraja, va por supuesto Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal. Hay muchos motivos para asegurar que, el último que citamos, pueda llegar fortalecido a la cita. De entrada, a diferencia de todos los demás, posee un marco inmejorable, no sencillo, pero sí factible para sacar la tarea legislativa que le encomendó Andrés Manuel López Obrador. Y, si a eso le sumamos su cercanía con el mandatario, los años de coordinación en distintas trincheras, así como la interlocución directa, Ricardo Monreal no le pide nada a nadie.
Eso puede marcar la pauta, repito. Además, Ricardo Monreal es sagaz, moderado, ágil y pieza clave de la 4T. Ha tenido buenos momentos de gloria con el presidente, de igual forma, le tocó vivir las etapas más críticas del autoritarismo de la derecha. Por ello, también apunten a Monreal.
Como pocos ha trascendido desde hace muchísimos años. Y, lo mejor para él, lo ha realizado de la mano del propio mandatario federal. Mucho de esa labor en la propia Ciudad de México y, por supuesto, en el interior del país en una especie de operador y conciliador, ligado a los trabajos que más requieren tacto y operación política. Su influencia y sus decisiones al frente de la coordinación política del Senado, le han dejado buenos dividendos al proyecto del presidente; además de coordinar, atiende las tareas con las diferentes fuerzas que, a la larga, ha manifestado un valor en las modificaciones y leyes.
En resumen: si hay relevo generacional, entonces apunten también a Monreal. ¡Hasta rimó! Nadie puede descartar ni sepultarlo literalmente de cara a la sucesión presidencial. Es un presidenciable, y fuerte, por cierto. Lo cité hace una semana en la columna que se publicó en SDPNoticias “El poder político de Ricardo Monreal”.
Notas finales
Ricardo Monreal lanzó un comunicado en el que menciona su posicionamiento sobre los comentarios que la propia prensa e incluso varios cuadros de la política han realizado, acerca de la sucesión presidencial. Dijo estar concentrado en la agenda legislativa, pese a eso, algunos han intentado desvirtuar el proceso adelantándose, lo que ha polarizado a ciertos sectores al interior de Morena.
A esto le queda mucha cuerda; eso lo hemos repetido. En cierto sentido tiene muy claro que, hasta ahora, nada está escrito; muchos quieren madrugar y saltar a los reflectores, pero la decisión final está en manos del presidente. Él puede ser el candidato de Morena, aunque no se precipita, es mesurado y calculador, lo mismo sabedor de que los vientos pueden soplar a su favor. Tiempo al tiempo, Monreal ha superado muchas etapas, incluso, a contracorriente.
Este es un gran reto que, por supuesto, tiene que sujetarse a las reglas del juego, lo propio a los tiempos; sin embargo, en este momento, yo diría que está en su mejor nivel. No obstante, falta, y él lo sabe. Por ello, es inteligente y actúa a tiempo a través de un comunicado en el que, más que un mensaje, es la misiva de levantar la mano de que está presente, pese a eso, con calma.