Ya son tres las encuestas consecutivas que he podido observar— que colocan a Morena— en la cima de las preferencias de cara a la sucesión presidencial del 2024. Muchos dirán que es muy prematuro y, quizá, tengan un poco de razón, sin embargo, el periodo adelantado que cantó el presidente López Obrador llamó a los participantes a estar listos, sobre todo a la oposición.

No es nada raro que a estas alturas se hable con mucha prontitud del tema; hay quienes aseguran que fue un riesgo anticipar el periodo de transición en vísperas del arranque de la segunda mitad del sexenio. No podemos asegurar con exactitud las dimensiones de esas declaraciones, no obstante, es un hecho que eso provocó fricciones e intentos de hostilidad al interior del gabinete del mandatario López Obrador.

No pasó de eso. El torrente se calmó y todo quedó en intentos fallidos, aunque, frente al escenario de esa naturaleza— en cualquier momento se aprovecha una coyuntura de encontronazos. Eso pasa hasta en las mejores familias.

Sin embargo, quien entienda mejor ese papel y juegue en una cancha bajo la estrategia adecuada sin caer en provocaciones, sabrá capitalizar la decisión del director técnico, en la figura de López Obrador.

Recordemos que, dentro de un año, habrá elecciones y revocación de mandato; ambas con grandes expectativas. Por ello, siempre es mejor ir realizando este tipo de ejercicios o, en su defecto, ir cubriendo la lectura de las metodologías de opinión pública que toman el pulso en tiempo real.

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Y, para ello, Morena sigue dando la nota: en todos los sondeos aparece en la cima, incluso, con un alto porcentaje que prácticamente anticipa un triunfo con la misma sensación y el sabor de aquel histórico 2018.

Usted podrá decir que como un partido con desorganización estructural y con severas fracturas internas sigue jalando la intención del voto. Sencillo: el gran animador y motivador que continúa inspirando a la sociedad es el propio Andrés Manuel López Obrador. Eso queda claro. Sin embargo, nos hemos percatado que la oposición es políticamente inexistente; esa misma sensación se nota en todos los estados, incluso, las proyecciones para el 2022 ponen en la antesala del triunfo a Morena en 5 de 6 entidades.

Si eso llega a pasar, muy pronto todo el territorio se expandirá el movimiento Lopezobradorista. Eso no lo podrá evitar la oposición que, ni sumada, lograría ganarle a Morena. Suena irónico, pero el contrapeso está siendo totalmente ignorado por la sociedad. Esa respuesta comienza hablar por sí misma: PAN, PRD, PRI no podrán con el dominante paso de Regeneración Nacional. De hecho, ni juntos.

Los tres sufren la misma patología de desencanto y desilusión en la sociedad; quizá más el PAN o el PRI, ambos están parejos en el desprecio de la ciudadanía, aunque, por los suelos, está el PRD— que se sitúa prácticamente en la orfandad sin la menor evidencia de respaldo.

De acuerdo con tres estudios recientes que pude observar y estudiar, Morena tiene un amplio dominio que, por cierto, es inmensamente insuperable. Incluso, todavía se realizó un careo entre la expresión guinda y su aliado el PT, con toda la oposición adherida en contra y, ni así, pudo ser atractivo el bloque anti-AMLO. Ese será el camino; está claro, no tiene otra opción más que pelear juntos.

A pesar de dos fracasos consecutivos en 2018 y 2021, la derecha tratará de dar la batalla siendo, en el papel, una estructura variopinta que vive totalmente en la incertidumbre con base a su comportamiento.

No tienes ideas; aparentemente muestran concordancia, aunque, en los hechos, son un auténtico desorden sin eficiencia. Y ese camino se complicó en vísperas de un nuevo ejercicio electoral en 2021. Usted imagine un escenario donde Morena gana 5 de 6 estados. Su expansión política será más sólida; con amplio dominio llegará fortalecida al proceso de elección presidencial; más entidades caerán en manos de la expresión guinda; eso es inevitable.

La ineficiencia de la oposición sigue siendo su principal talón de Aquiles.

No figuran en nada. No tienen agenda. Están, en términos políticos, destinados a perder y, no solo en 2022, sino con certeza y con las proyecciones a su favor, Morena conquistará de nueva cuenta la presidencia de la República.

El clima se torna irreversible para la derecha, si, a pesar de que faltan más de dos años. Preste mucha atención al comportamiento de la oposición que, si, se embriaga de ego superior, pero, en los hechos, exhibe una carencia de respaldo social que, para ser competitivos, son inmensamente insuficientes. De hecho, ni sumados ganan, es decir, ni juntos.

Aunque falte tiempo es un hecho que, la sucesión presidencial, se cargará a favor de Morena. Las cifras hablan por sí solas y, adelanta, en los hechos, un resultado positivo para Andrés Manuel, eso sí, con una cifra que parece irreversible a estas alturas. En tanto eso pase, todo indica que la oposición seguirá sumida en decadencia. Ah, habría que mencionar que, mientras sigan convencidos de unificar fuerzas contra López Obrador, el escenario se torna más complejo.

El presidente lo sabe, por esa razón los convoca a que nuevamente unifiquen expresiones. Tiene el dato preciso, asimismo, el pulso de la sociedad que, en términos generales, muestra un enorme respaldo a su figura. Eso es más que suficiente para seguir convencidos de votar por Morena.