El futuro de Zacatecas depende, en gran medida, de las ganas y el amor propio que se le imprima para sacar adelante el desastre administrativo y económico que dejó Alejandro Tello, el exgobernador saliente del PRI y, que, en estos momentos, ha pasado a ser una coyuntura crítica pero no imposible para el gobernador entrante, David Monreal.

Y es que, luego de tomar protesta el pasado 12 de septiembre, él mismo reconoció la situación financiera por la que atraviesa la entidad; por desgracia, el exmandatario, Alejandro Tello, deja un boquete en la entidad.

Tras gobernar 6 años, la deuda pública ascendió a más de 7 mil millones de pesos. Una ignominia para la población de Zacatecas.

A pesar de encontrar un estado en bancarrota, el gobernador ha dicho que, con un plan integral de 100 días, podrá avanzar significativamente, no sin antes, fijar una austeridad republicana que otorgue un margen de maniobra a fin de canalizar el recurso en áreas de oportunidad que más se requiera.

Aprovechando su relación y coordinación con el gobierno federal y los funcionarios que administran las instituciones de carácter económico para gestionar recurso extraordinario, hay condiciones para solucionar el desastre que dejó Alejandro Tello.

No es una tarea sencilla, pero, en la medida que den los primeros resultados, podrá sostener la funcionalidad y la viabilidad en todas las dependencias.

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Repito, es un reto pero sobre todo un desafío, aunque, hay una conciencia plena de la situación. Ese motivo en la semana que comenzó y en las primeras horas, se ha visto reflejado, al menos, en el trabajo arduo de temas de seguridad, salud, infraestructura y desarrollo social.

Las bases están puestas: el proyecto de 100 días contempla potencializar y priorizar el motor económico y el principal detonante que, en términos de remuneración, es altamente competitivo en agricultura, ganadería y, por supuesto, en turismo. Así mismo, se justifica el plan por la importancia que juega la minería en aquella región.

Así, la actividad es intensa. El gobernador ha tomado el papel con seriedad. Asumió la responsabilidad a sabiendas de una crisis financiera; pero, las razones son más poderosas: se necesita recomponer la dirección, entre ellas, el tejido social.

El triunfo de David Monreal ha traído esperanza en Zacatecas. La población sabe de la necesidad inminente por el proyecto político que representa el ahora gobernador.

El programa de la Cuarta Transformación es, hoy por hoy, la esperanza de la ciudadanía de Zacatecas que, en su inmensa mayoría, optaron por un cambio luego de la afrenta que sufrieron de manos del ex mandatario, Alejandro Tello, que, ajeno a toda realidad de las necesidades, endeudó al territorio y lo sometió a una política visceral: esa que ha sido un lastre para el desarrollo de la democracia; esa que, durante 100 años, consumió la fe de millones de mexicanos que han sabido siempre resistir, pero en ocasiones, no sobrevivir.

Hay fe y esperanza en Zacatecas con David Monreal. En general, arrancó con una agenda favorable para el desarrollo del territorio. El reto es grande, sin embargo, es entendible que exista un poco de inestabilidad al inicio de un nuevo proyecto.

Empero, se han enumerado las prioridades que, en el corto plazo, auguran recuperación y equilibrio. 100 días intensos que permitirán aterrizar el apoyo en distintas materias. Una de ellas, sujetarse del programa de Bienestar que, en todo el país, ha hecho visible el beneficio para la colectividad.

Por lo pronto, David Monreal convoca a la unidad. Poco a poco se verán los resultados, es un hecho. Es complicado, pero no imposible. Mientras eso sucede, el reto es mayúsculo, pero, las ganas y el amor propio por el territorio reúnen la fe depositada en la Cuarta Transformación.

Ese reconocimiento, hasta ahora, se proyecta con gran capacidad del Estado, puesta, eso sí, al servicio de la ciudadanía por David Monreal. Eso, en los titulares de la prensa y en la narrativa de sus actores, lo hemos podido constatar.