Parecería que el gobierno de México se debate entre dos mundos muy diferentes: el de la CELAC y el del T-MEC.
Por un lado, el gobierno de la 4T está de manteles largos porque recibirá a los presidentes de Cuba, Argentina, Ecuador, Uruguay y Costa Rica, entre otros, en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el 18 de septiembre. Al parecer, 17 mandatarios, 2 vicepresidentes y 9 cancilleres estarán en México para hablar de una propuesta, que le quieren hacer a Estados Unidos y Canadá, para reemplazar a la Organización de Estados Americanos (OEA).
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Por el otro lado, el prestigiado centro de investigación Brookings, de Washington, preparó con la colaboración de organizaciones empresariales de México, Canadá y Estados Unidos, una hoja de ruta para el éxito del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) . El programa de Economía y Desarrollo Global en Brookings, bajo el liderazgo de Joshua P. Meltzer, va a investigar, monitorear y apoyar el desarrollo de una ambiciosa agenda T-MEC. Esto incluye un sitio web con los datos interactivos sobre comercio y flujos de inversión de América del Norte, seguimiento de los comités, acciones de solución de controversias y cumplimiento de los compromisos del T-MEC. También publicará un informe anual que evaluará el progreso e identificará oportunidades.
Veremos al final de la semana lo que dicen los presidentes en la CELAC. Por ahora, quiero concentrarme en lo que los expertos de Brookings proponen.
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá es de vital importancia para el comercio, las relaciones económicas y la prosperidad de América del Norte. Mantiene en gran medida el compromiso del TLCAN de reducir las barreras comerciales, aunque revierte la apertura comercial en el sector automotriz. El T-MEC también agrega compromisos sólidos, nuevos y oportunos sobre comercio digital, trabajo y medio ambiente.
China y el Covid-19 lo hacen más importante aún. Aprovechar el talento, capital y experiencia de la región para reconstruir mejor una economía norteamericana más competitiva, sostenible e inclusiva, es la visión del futuro. Pero, para ello, se requiere una nueva narrativa, que los tres países se vean como verdaderos socios con una causa común.
La recomendación de los expertos de Brookings es establecer una nueva agenda del futuro basada en los elementos clave del T-MEC que ayudan a generar un amplio apoyo político y luego identificar los desafíos y oportunidades que sólo pueden abordarse a través de la cooperación regional. Las prioridades son fortalecer la competitividad global de cada país (cadenas de suministro resilientes); desarrollar oportunidades para el comercio digital; y asegurar la compatibilidad del comercio internacional con las normas laborales y ambientales.
Al establecer la nueva agenda, los gobiernos deben considerar el contexto económico global cambiante, como una mayor retórica nacionalista, el aumento de la incertidumbre sobre la capacidad del comercio internacional para generar beneficios sociales y las crecientes tensiones occidentales con China.
De hecho, el T-MEC ya refleja actualmente algunas de estas tendencias. Un ejemplo es un enfoque más proteccionista, particularmente en la industria automotriz. El T-MEC también incluye una opción para que las partes abandonen el acuerdo si entran en otro acuerdo de libre comercio con una economía que no es de mercado.
Un punto de inflexión importante será la revisión, cada seis años, del acuerdo. Ahí se verá si el T-MEC cumplió o no su cometido. Por lo pronto, ahora debemos mirar más allá de los problemas cotidianos de acceso al mercado e identificar formas en las que el acuerdo pueda convertirse en un marco para construir una economía norteamericana más competitiva, sostenible e inclusiva.
De acuerdo con Brookings, hay cinco áreas principales en las que los gobiernos y las partes interesadas deben enfocarse:
1) Expandir el comercio y la inversión para crear una economía norteamericana más competitiva. El T-MEC incluye una gama de compromisos que pueden fortalecer la competitividad de América del Norte al aumentar el comercio y la inversión dentro del bloque que contribuyen a la competitividad general de la región, incluso en infraestructura y cadenas de suministro.
2) Aumentar la resiliencia y la fuerza de las cadenas de suministro de América del Norte. El Covid-19 subrayó la importancia de la resiliencia y la proximidad a los consumidores. De cara al futuro, América del Norte necesita cadenas de suministro que sean más resistentes a los shocks de corto plazo, que a su vez tienen el potencial de hacer de América del Norte una alternativa competitiva a las cadenas de suministro en China. El T-MEC también puede apoyar políticas para aumentar la movilidad humana en la región, así como la inversión en capacitación de trabajadores, que serán cruciales a medida que las cadenas de suministro complejas se vuelvan más intensivas en conocimiento.
3) Desarrollar una América del Norte digital. El T-MEC incluye un capítulo completo de comercio digital que puede servir como base para expandir las oportunidades comerciales digitales en América del Norte. El éxito aquí también fortalecerá las cadenas de suministro, creará nuevas oportunidades para las tecnologías digitales como la inteligencia artificial (IA) y hará que América del Norte sea más inclusiva al ampliar el acceso de las pequeñas y medianas empresas al comercio digital.
4) Fortalecer los resultados laborales. Los compromisos del capítulo laboral del T-MEC deben ser demostrablemente efectivos. Los gobiernos deben probar su cumplimiento. Además, deberán mostrar el uso exitoso del mecanismo de respuesta rápida para abordar las violaciones a nivel de las instalaciones. El T-MEC debería tener éxito donde el TLCAN no lo tuvo: en la mejora de las condiciones salariales y las tasas a lo largo del tiempo, aunque esto debe ir acompañado de otras reformas no relacionadas con el comercio para abordar el bajo crecimiento de la productividad en México.
5) Apoyar acciones ambiciosas contra el cambio climático. Es el mayor desafío a través del cual se evaluarán todas las demás herramientas de política económica. Con el capítulo ambiental del T-MEC y otros compromisos en el acuerdo, hay margen para que América del Norte se posicione como líder en tecnología de energía limpia, disciplinar la acción del gobierno inconsistente con los ambiciosos objetivos de reducción de gases de efecto invernadero y desarrollar un enfoque coordinado para los mecanismos de ajuste de las emisiones de carbono.
El informe de Brookings es realista sobre lo que la política comercial y el T-MEC pueden lograr. Para ser eficaz en el fortalecimiento de la competitividad de América del Norte, el T-MEC necesita políticas complementarias que aumenten las inversiones en infraestructura y habilidades de los trabajadores. Para que los compromisos laborales del T-MEC tengan un impacto en los salarios de México, deberán tomar en cuenta otros impulsores domésticos del mercado laboral informal de México, lo que afecta las tasas salariales agregadas y los niveles de productividad. Hay áreas donde se necesitan políticas complementarias adicionales.
El TLCAN de 1994 llevó a la región a un crecimiento significativo en el comercio y la inversión. Cadenas de suministro complejas, cooperación en temas regulatorios, incluido el medio ambiente, con un impacto neto positivo en el empleo. Pero el entorno internacional evolucionó.
El estudio de Brookings ilustra con datos el crecimiento significativo en el comercio estadounidense, mexicano y canadiense con China después de 2001. Hay nuevos compromisos sobre comercio digital. Se fortalece la solución de controversias entre estados. Se atienden las áreas de infraestructura, petróleo y gas, generación de energía, telecomunicaciones y transporte.
El T-MEC nos presenta una oportunidad única para construir una economía de América del Norte más competitiva, sostenible e inclusiva. Sin embargo, para que el esfuerzo sea verdaderamente efectivo, los tres países — México, Estados Unidos y Canadá — deberán cumplir con los compromisos firmados en el acuerdo.
Javier Treviño I Twitter: @javier_trevino