En 1936, Adolfo Hitler se sentía invencible, llevaba 3 años de canciller de Alemania, sería el rostro de la Revista Time, y en su ciudad Berlín se celebrarían las Olimpiadas.

Lo que nunca se imaginó el mismo Hitler es que existiera en el mismo planeta Tierra un hombre más invencible que él, un hombre que desde que era niño, sabía que iba a cambiar la historia de la humanidad, y lo hizo, al ganar 4 medallas de oro en Berlín ese 1936 y romper 3 récords mundiales durante su vida, y lo más importante: demostrarle al mismo Hitler, y al mundo entero, que jamás la raza aria iba a ser considerada la raza superior, él demostró ser superior a todos ellos para toda la eternidad, me refiero, obviamente, al deportista Jesse Owens.

Jesse Owens, además de ser considerado el mejor y más reconocido atleta de la historia, fue un gran humanista, y es hasta hoy, un ejemplo a seguir para todos los atletas que intentan romper récords en atletismo, y para muchos hombres que han intentado cambiar la Historia Universal, incluyendo a Malcolm X.

Y sí, al vencer a los atletas arios en las Olimpiadas de Berlín de 1936, Jesse Owens pudo haber sido el mayor enemigo de Hitler, el que más abatió su instinto irracional de creerse superior, su hazaña, aunque olímpica, tuvo más repercusiones ideológicas que todas las hazañas bélicas de Churchill, Eisenhower, Patton, DeGaulle, Montgomery y Stalin en conjunto.

En la actualidad existe el premio “Jesse Owens”, que es el reconocimiento más significativo de USA Track and Field para el mejor atleta de pista y campo del año.

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Lo más admirable de Jesse Owens, más que sus hazañas olímpicas, es el respeto que siempre le tuvo a su padre y a su madre, lo cual es una virtud que siempre lo motivó toda su vida, principalmente, para ayudarlos económicamente.

Nota cultural agregada: Recomiendo a la innumerable audiencia de SDPnoticias la película “Race” (El triunfo del espíritu) sobre la vida de Jesse Owens y su participación en las olimpiadas de Berlín, con la extraordinaria actuación de Stephan James.