Hola Jesús Ernesto, me llamo Claudia. No me conoces. Yo sí sé quién eres, sin embargo tampoco te conozco.

Intuyo cómo te  sientes y cómo piensas porque mi hijo tiene tu edad. ¿Te cuento algo? Hace unos meses lo golpearon en su escuela. Me llené de ira y de rabia, de tristeza y de dolor. Desde tiempo atrás venía sufriendo de bullying por parte de sus compañeros. No supo cómo alzar la voz y nadie lo oyó, intentó gritar pero nadie le creyó. Lo tenían amenazado y empezó a creer que así debía de ser su vida: aguantando burlas y humillaciones.

Quiero decirte que él se siente solo, confundido y que no encaja a veces en este mundo. Tampoco creo que le parezca yo una madre perfecta y se rebela a cada rato contra su realidad e incluso contra mí .

Pero es un niño apenas. Como tú. Un niño que quiere encontrar su lugar en el mundo. Que nada más necesita sentirse amado.

Yo también sufrí ese mismo bullying a tu edad; tampoco nadie me escuchó y tuve que aprender a reír cuando los hombres de mi salón me daban una nalgada o se burlaban de mi físico pues era muy alta y muy delgada. Me decían “Pastabella”, una marca de espaguetis en aquel entonces… Sí, se vale que te rías, la verdad da risa pero me llenaba de dolor. Total que siempre me callaba porque sentía que si me enojaba o los enfrentaba me iba peor. Me fui refugiando en la soledad y dejé de comer… me volví desconfiada. Me descuidé en mi persona y ni siquiera me bañaba.

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Afortunadamente el director de aquella secundaria, ya al final de la misma se percató de que yo estaba muy mal, y le pidió a mi madre que fuera con una psicóloga o de lo contrario no me darían el certificado de secundaria. Así que, digamos, obligatoria y obligadamente tuve que ir con la psicóloga del colegio y ella me abrió puertas acerca de la posibilidad de que sí existía una mejor vida para mí.

Me enseñó cómo defenderme y me miró a los ojos con amor, me dijo:  “Eres muy hermosa”, me enseñó a mirarme con amor, para mí fue un milagro lo que hizo ella conmigo (o quizá fue Dios), siendo que a esa edad nos sentimos horribles y despreciables.

Así que gracias a ella decidí estudiar psicología para darle la mano a otros jóvenes que no tenían a nadie con quien hablar.

Mi madre era alcohólica, ¿sabes? Así que entre su alcoholismo y depresión estaba siempre ausente. Mi padre era un hombre de negocios y viajaba mucho, y francamente no le interesaba mucho escucharme: ya tenía demasiados problemas en su trabajo como para detenerse en mí .

Solo tenía  a mi única hermana —quien ya murió—, que con 13 años de diferencia que me llevaba, hacía lo humanamente posible por mí, pero ella también tenía una vida a cuestas con la que cargar. Hoy sé que sin ella no habría sobrevivido. No sé si tú encuentras en tus hermanos mayores escucha y comprensión. Y si sientes que no existes para ellos, búscalos y pídeles ayuda. Tal vez creen que te encuentras bien cuando verdaderamente te sientes mal e incluso con ganas de lo peor, como yo.

Me avergüenza mucho ser parte hoy de este bullying contra ti. Yo también subí esta foto tuya que tanto ha circulado porque no entendía el personaje que llevabas en tu camiseta. Pero sin decir más, fui parte de esto.

Me duele mucho ver que esto esté pasándote y, sí, me avergüenzo de mí misma.

Pero Jesús Ernesto, no es tu culpa y espero lo entiendas, tú no te mereces esto. Pero ¿sabes? No sé por qué de pronto he podido apoyar a algunos pequeños más chiquitos que tú o inclusive de tu edad que buscan desesperadamente medicinas y atención. Muchas niñas y jóvenes desaparecidas... Pero nada justifica haber compartido tu foto, ni siquiera el enojo y la desesperación que me provoca el gobierno de tu papá, el presidente López Obrador. No estoy de acuerdo con la 4T, buena parte de la sociedad está en contra de lo que hacen tu padre y su gabinete, pero hemos abusado al ponerte en el centro del debate.

Me duele que también los que rodean a tu papá usen tu imagen para aprovecharla políticamente y atacar a  quienes no estamos de acuerdo con la forma en cómo guía tu padre esta nación, y entonces te revictimizan para bien de ellos. Lo hacen por sus proyectos políticos, no porque les importe tu dolor.

Pero dejando a un lado la política, quiero decirte que sí, que a mí me importa tu dolor. Y que lamento ser parte de esto subiendo alguna foto tuya o compartiendo este o aquel video.

Me convierto en esa basura que exactamente no quiero ser y que tanto critico. Me convierto en ese compañero que golpeó a mi hijo hasta hacerlo sangrar .

Mereces ser libre y feliz. Mereces sentirte amado y protegido. Y si en algo he contribuido en que esto no sea así, sinceramente te pido perdón.

Perdóname por estar tan enojada con el gobierno. Perdóname por mis problemas personales, por no sentirme amada ni valorada y proyectar en ti mi falta de amor.

Y de mi parte jamás volveré a contribuir en nada que pueda dañarte.

Un abrazo, Jesús.

Posdata

Pido también que me perdone tu madre, Jesús Ernesto; créeme que me duele el dolor que Beatriz está sintiendo.