Este lunes veo el trascendido de que, por solicitud de la FGE, hoy martes 17 de octubre a las 10 de la mañana se llevará a cabo una nueva audiencia con el propósito de revisar las medidas cautelares que han sido impuestas al rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Jesús Madueña Molina, por el caso de la presunta compra irregular de 45 millones de pesos en tortillas.

Lo primero que pensé fue que “todo normal, el procedimiento legal sigue su curso”, hasta que el dirigente universitario adelantó que independientemente de lo que ocurra este martes, el día miércoles a las 9 de la mañana se estará realizando una marcha a nivel estatal de integrantes de Casa Rosalina.

Mi borrador era sobre las rigurosas medidas cautelares que los consejeros del INE han estado fijando para Claudia Sheinbaum, pero lo que el rector de la máxima casa de estudios sinaloense está haciendo, me parece que no debería pasar desapercibido. El llamamiento a la marcha de este miércoles ha captado mi atención.

En un lugar de Culiacán de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que apareció un rector universitario que decidió pelear también contra molinos de viento.

Sirva la paráfrasis para explicar que el rector Jesús Madueña ve enemigos donde no los hay. Como Don Quijote, el dirigente universitario elige crear adversarios desde su imaginación. Su realidad es solamente una: tiene problemas legales que requiere atender. Cualquier otra circunstancia, es producto de su desfigurado estilo de hacer política.

Las columnas más leídas de hoy

Los “gigantes” de Madueña son el poder judicial, el gobernador, los diputados locales, la fiscalía y la auditoría ambas del estado, también la disidencia universitaria y los medios de comunicación. Estos entes no son más que “molinos de viento” que están ahí, en el escenario y el rector elige convertirlos en “gigantes” que le amenazan, en consecuencia, les ataca.

Madueña Molina ha caricaturizado la figura de rector universitario. Es quien más daño ha hecho a la imagen de la máxima Casa de Estudios en el estado. Ha perdido por completo la brújula de la ética y la moral.

En el banquillo de los acusados está Jesús Madueña Molina, no el rector y tampoco la universidad. En el supuesto de que como medida cautelar se fije la separación del cargo, nada, absolutamente nada va cambiar en Casa Rosalina.

El Consejo Universitario nombrará un nuevo rector y la vida académica y administrativa de la UAS continuará su curso. La diferencia es para Jesús Madueña, el individuo, que deberá llevar su proceso penal como un ciudadano más.

El llamado a la comunidad universitaria a tomar las calles este miércoles en caso de que la resolución del juez le desfavorezca no es otra cosa que una medida de desespero y frustración. Pretende presionar a las instituciones defendiendo con grilla lo que en tribunales no puede argumentar. Hasta el momento, no ha trascendido un solo argumento sensato que obre en su defensa. Todos sus intentos han sido marrullerías leguleyas para alargar el proceso o amparos inverosímiles, pero nunca un argumento para aclarar el uso y destino de los recursos que la fiscalía reclama.

Es de cuestionarse cómo un personaje que se dice y ostenta el cargo de rector, recurre al más bajo chantaje hacia la propia comunidad universitaria. A Jesús Madueña no le queda más; su defensa debe ganarla en tribunal. No en las calles usando a los estudiantes que deberían estar en las aulas tomando clases, no en los medios de comunicación, no en las redes sociales, no con los recursos de la Universidad.

El aún dirigente universitario debe esclarecer su presunta inocencia y entonces sí, ejercer como rector. Mientras, sólo usa el cargo y la institución para su beneficio. De lo contrario el individuo no tiene poder. Por eso no renuncia, porque Jesús Madueña sin la rectoría de la UAS es sólo Jesús Madueña.

Vanessa Félix en X: @vanessafelixmx