Lo que presenciamos en el primer debate presidencial entre los candidatos Joe Biden y Donald Trump este jueves fue algo lamentable; una muestra del estado avanzado de descomposición en el que se encuentra el imperio militar y comercial de los Estados Unidos.

Un Joe Biden a todas luces enfermo de “gripe” (a estas alturas, se debe sospechar de toda “gripita” como un caso de Covid-19), con muestras innegables de declive cognitivo hizo lo que parecía imposible durante el último año: hacer ver a Trump como el “mejor” candidato de esa entelequia bicéfala que es la política estadounidense.

Las alarmas se encendieron y el pánico ya se propagó tanto entre los medios liberales de EU, como en la clase de “donadores” que mantiene a la gerontocracia gringa bajo su firme control. De acuerdo al medio estadounidense Político, candidatos y miembros del Partido Demócrata ya se preguntan cómo remover a Biden de la candidatura.

Mientras tanto, en un evento posterior al debate, Joe señaló que no abandonaría la contienda, e incluso afirmó que cree que no lo hizo mal en el debate con Trump.

La situación es tan crítica, que algunos medios ya se preguntan si ante su deteriorado estado de salud Biden sobrevivirá a la campaña. No fue solo su desgastada voz o el rostro de confusión que se observó durante el debate, sino las escenas posteriores en donde la primera dama Jill Biden tuvo que orientar o sacar del brazo al “mandatario” del escenario.

En estos momentos, Donald Trump tiene ganada la elección. Hay que esperar la respuesta de los demócratas, si es que un ente político como ese aún tiene capacidad de reacción a estas alturas.