El pasado viernes 11 la Secretaria de Salud federal transmitió la última conferencia vespertina relacionada con la covid- 19. De esta forma, el subsecretario Hugo López-Gatell, tras más de 400 presentaciones, se retira parcialmente de la opinión pública. O al menos, así se quisiera ver. Este no es el primer texto que dedico al desempeño de López-Gatell. Sin embargo, ciertamente será el último.

Ningún observador imparcial podrá siquiera sugerir que Hugo López-Gatell, no cometió errores al frente de la gestión contra la pandemia. Sí que cometió errores; y muchos de ellos. Sin embargo, sí que el tema merece un mayor análisis.

Hugo López-Gatell, no merece ser llamado culpable de haberse demorado en la recomendación del uso generalizado de la mascarilla o cubrebocas. El subsecretario, en cambio, actuó de acuerdo a la información disponible en el momento en torno a un nuevo virus que había intempestivamente irrumpido en el mundo; un patógeno recientemente descubierto en una localidad china, y el cual nadie conocía.

En este contexto, recordemos que la OMS recomendó hasta inicios de junio el uso de los cubrebocas, mismo si la pandemia había sido declarada en marzo. Por tanto, López-Gatell no puede ser responsable de haber actuado conforme a los descubrimientos del momento.

Tampoco Hugo López-Gatell, debe ser llamado culpable de las condiciones sanitarias del país, mismas que contribuyeron a un elevadísimo número de fallecidos. De igual manera, tampoco merece el subsecretario ser llamado culpable de las condiciones de salud generales de la población mexicana, las cuales, huelga recordar, también abonaron significativamente al fallecimiento de un gran número de contagiados.

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En contraste, Hugo López-Gatell sí puede ser llamado culpable de algunas declaraciones desafortunadas e irrisorias, tales como aquella de que el presidente AMLO no era fuente de contagio, o haber sido sorprendido gozando de unas vacaciones en una playa de Oaxaca o de paseo por la Ciudad de México. Sin embargo, no veo estas pifias como causas de la tragedia.

En suma, todos los gobiernos del mundo erraron. Sin embargo, yo no leo en el diario español ABC – abiertamente opuesto al gobierno de Pedro Sánchez- diatribas desproporcionadas contra Fernando Simón (el López-Gatell español) ni que le llamen homicida, genocida o “doctor muerte”.

Tampoco escucho a Marine Le Pen y al resto de la oposición francesa llamar a Olivier Veran, Ministro de Salud de Francia, asesino o culpable de las miles de muertes acaecidas en ese país. Y tampoco escucho a los líderes del Partido Laborista británico lanzarse de tal manera contra Matt Hancock, Secretario de Estado de Salud y Asistancia Social del gobierno de Boris Johnson.

El tratamiento mediático contra Hugo López-Gatell, ha sido brutal, desproporcionado e injusto. Sí que cometió errores, al igual que lo hizo el resto del mundo. En este tenor, apenas el día de ayer Raymundo Riva Palacio intituló su columna en el Financiero “Homenaje al Doctor Muerte”. Con ello, el escritor se suma al enorme número de voces críticas contra el subsecretario.

Ciertamente, el golpeteo incesante contra Hugo López-Gatell derivó de una estrategia dirigida a proteger al presidente AMLO y al secretario Jorge Alcocer de las responsabilidades de la pandemia. Ha funcionado.

¡Enhorabuena!

Sin embargo, el subsecretario parece haberlo pagado muy caro.