El presidente AMLO dijo hace un par de días que México era una potencia económica. Según aseguró el jefe del Estado, el modelo basado en la austeridad y el combate contra la corrupción habían hecho posible que nuestro país deviniese un actor de primer orden en materia económica.
Las declaraciones de AMLO evocan la idea que algún día infundió en nosotros el presidente Carlos Salinas de Gortari tras la firma del Tratado de Libre Comercio. Sin embargo, bien vale señalar, que México adoptaba, en aquellos años noventa, las ideas liberales emanadas del consenso de Washington en el contexto del fin de la Guerra Fría. Ahora, por el contrario, AMLO navega, tanto en el discurso como en los hechos, contra las corrientes internacionales.
¿México es una potencia económica?
Difícilmente, pues los indicadores macroeconómicos apuntan hacia otra dirección. En tanto que décimo quinta economía mundial, el gobierno podrá jactarse de sobresalir en América Latina, detrás exclusivamente de Brasil en términos del Producto Interno Bruto.
Sin embargo, otros indicadores son aun menos alentadores. Según datos de la OCDE, el coeficiente de Gini (aquel que mide los niveles de desigualdad donde 0 representa igualdad completa y 1 desigualdad completa) marca un 0.418, lo que coloca al país por detrás de países como Turquía, y como el tercer miembro más desigual de la organización.
En adición a ello, y muy a pesar del rechazo de AMLO, el aumento en el número de pobres contradice las declaraciones del presidente. A la luz del estudio realizado por el CONEVAL, la pobreza aumentó en México del 41.9 al 43.9% entre 2018 y 2020 ¡dos puntos porcentuales bajo la dirección de un régimen que hace llamarse de izquierda!
El progreso económico depende, en buena medida, de la estabilidad política, de las condiciones democráticas y de las capacidades del Estado para ofrecer seguridad.
En suma, México difícilmente puede llamarse una potencia económica. Somos, por el contrario, un país en desarrollo que, a pesar de nuestras enormes riquezas naturales y humanas, no encuentra su derrotero en medio de un régimen populista y anclado en el pasado que nos hace retroceder hacia lo más gris de la historia reciente.