Jorge Ramos, como acertadamente apunta Federico Arreola en su columna del día de ayer “Las estrellas del periodismo en la mañanera” publicada en SDPNoticias, es una estrella del periodismo. Tiene una personalidad avasallante, cuenta con los datos en la mano y no tiene ningún reparo en cuestionar a los líderes mundiales lo que mejor convenga, a su juicio, a la entrevista.
Dos entrevistas, a lo largo de su carrera, han llamado poderosamente mi atención. Una de ellas fue aquella que realizó en 2009 al expresidente Carlos Salinas de Gortari en Washington con motivo de la publicación de su obra “La Década Pérdida”. Sin embargo, si uno observa la totalidad de la entrevista, Salinas sale bien librado. Quizá Ramos no contaba con la astucia del expresidente.
En aquella pregunta incómoda que realiza el periodista “¿Y de qué vive usted?” con ese mensaje implícito que uno interpretaría como una acusación de corrupción, Salinas respondió “De lo que declaré, y con un poco de suerte, de la venta de mi libro”. Excelente salida del expresidente ante el embate del belicoso periodista.
Momentos antes, Ramos preguntó a Salinas “¿Usted se considera el mejor presidente que ha tenido México en los últimos veinte años?”. El expresidente astutamente respondió “En ningún momento un presidente puede hacer un juicio sobre sí mismo”. En resumen, buen trabajo de Ramos en frente de uno de los políticos más polémicos que ha tenido México. Sin embargo, Salinas, competente como pocos, contuvo exitosamente el ataque.
Otra entrevista que no tiene desperdicio es aquella realizada por Ramos al presidente Nicolás Maduro en Caracas en 2019. En aquel momento, Ramos, como colaborador de Univisión, llegó a Venezuela con la “espada desenvainada” dispuesto a destruir al presidente sudamericano.
Ramos hizo alusión a la dictadura existente en Venezuela, a la pobreza rampante, a la crisis económica y a los presos políticos. Y fue justamente en esta última parte de la entrevista cuando el periodista mexicano pareció perder el control de la entrevista. Maduro, seguro de sí mismo, respondió sin ambages a su interlocutor que no era más que un instrumento de la derecha internacional para desestablizar su gobierno. Enseguida, el presidente venezolano arremetió contra organismos como Human Rights Watch, a quienes acusó de ser financiados por el gobierno de Estados Unidos, y que por tanto, “bailaban al son de quien les daba la plata”.
No obstante las cualidades de Ramos, Maduro, en mi opinión, ganó el debate (más que una entrevista). En este espacio, el mexicano pareció sumamente parcial y pareció más un provocador que un periodista.
El pasado lunes Jorge Ramos arremetió contra AMLO y su gobierno. El debate acalorado en torno a las cifras de fallecidos por covid-19 favoreció a Ramos sobre el presidente mexicano. En realidad, AMLO nunca ha sabido debatir. No es lo suyo, pues jamás ha sido capaz de defender hechos con datos duros. Lo suyo es, sin lugar a dudas, la comunicación con el pueblo mexicano, y no los debates contra periodistas.