Ricardo Anaya sorprendió a todos hace un par de días con un vídeo colgado en sus redes sociales, en el cual acusa a López Obrador de buscar meterlo a la cárcel, pues – según aduce el panista- él representa una amenaza para Morena en las elecciones de 2024.

Anaya, con esa elocuencia y buena narrativa que la caracteriza, acusó a AMLO de un abuso brutal del poder con el único objetivo de convertirle en un preso político.

Las acusaciones de Anaya contra AMLO conllevan, a mi juicio, una más grave connotación que el hecho mismo de que el queretano pueda estar sujeto a investigación por el caso de Lozoya. La acusacion de Anaya pone en entredicho la integridad de la estructura democrática y del ejercicio del Estado de Derecho en nuestro pais

Tras la noticia, recordé inmediatamente el caso de Aleksei Navalny, a saber, político ruso hoy en prisión que ha encabezado la resisitencia contra la opresión y el régimen autoritario de Vladimir Putin en Rusia. Ayer la canciller Angela Merkel, en su última visita a Moscú como jefa del gobierno alemán, pidió al presidente ruso la liberación de Navalny, en un último gesto en contra del autoritarismo del régimen.

¿De verdad México se parece a Rusia? ¿Somos similares a un régimen plenamente autocrático donde por la voluntad de un solo hombre se inician procesos contra los opositores? ¿Palacio Nacional es ahora el Kremlin? ¿Este es el México algún dia soñado por Francisco I.Madero? ¿En verdad AMLO se parece a Putin?

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A reserva de conocer el curso futuro de las investigaciones, las acusaciones de Anaya contra el presidente AMLO han sembrado nuevamente dudas sobre las convicciones democráticas del presidente mexicano.

En su momento – el lector recordará- Anaya salío bien librado de las acusaciones en su contra iniciadas por Enrique Peña Nieto y su procuraduría tras las sospechas de lavado de dinero en las naves industriales del panista en Querétaro.

¿Saldrá librado de esta? Veremos. Sin embargo, la duda sembrada de que en Palacio Nacional reside un autócrata levanta todo tipo de temores y cuestionamientos. Palacio Nacional no debe parecerse al Kremlin, ni AMLO a Putin, ni personajes como Ricardo Anaya a otros como Alexei Navalny. Nuestro país merece una mejor suerte.