A diario trasciende en columnas periodísticas y medios de circulación nacional, que la jefa de gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum, se perfila claramente como uno de los candidatos presidenciales de Morena en 2024.

Una mujer que originalmente era desconocida en la política, fue capaz de ganarse un sitio privilegiado en la autoproclamada cuarta transformación, derivado de su cercanía con AMLO, de su aceptable desempeño el frente del gobierno de la Ciudad de México, y aun más, por su agudeza política para hacerse presente en los momentos necesarios.

Últimamente notamos a exgobernadores de entidades federativas que podrían aspirar a la presidencia de la República, es un fenómeno relativamente reciente en la historia de nuestro país. Si miramos hacia la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del XXI, sabremos que apenas un puñado lo han alcanzado.

Enrique Peña Nieto, exgobernador del Estado de México, lo logró en 2006 y Vicente Fox, exgobernador de Guanajuato en 2000. Previo a ello, debemos remontarnos hasta la elección de Adolfo Ruiz Cortines, exgobernador de Veracruz, en 1952. En otras palabras, apenas tres lo han alcanzado en setenta años. Huelga señalar, en este contexto, el caso del propio AMLO. Sin embargo, a diferencia de Peña y Fox, ganó la presidencia luego de doce años de haber dejado la jefatura del Distrito Federal.

Este fenómeno derivó, entre otros factores, de una limitación regional del gobernante en términos de su reconocimiento público. Por otro lado, el poder ejercido por los Secretarios de Gobernación en turno ,y en tanto que segundos a bordo y consentidos del presidente, les hacía personajes políticos omnipotentes dentro del partido oficial.

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En el caso de Fox y Peña, el carisma y ascenso fulgurante del guanajuatense, y la operación mediática del mexiquense hicieron posible que sus nombres y rostros fuesen conocidos en todo el territorio nacional.

Ahora, si bien las encuestas favorecen a Sheinbaum en la capital del país (con porcentajes de aprobación que superan el 65%) desconocemos el impacto público de su desempeño en otros estados del país, lo que podría poner en duda la viabilidad de su triunfo en 2024.

AMLO y Morena, por su parte, con miras a que Sheinbaum aspire a una candidata a nivel nacional, deberán, dentro de los próximos tres años, exponerla en cada uno de los estados de la República. Para ello requerirán una buena cantidad de recursos públicos, y la propia jefa de Gobierno deberá distraerse ocasionalmente de sus labores al frente de la Ciudad. ¿Lo podrá hacer? Desde luego, pues cuentan con los medios políticos y presupuestales. ¿Lo vale? Sí, pues va por Palacio Nacional.