Al suceder la muerte del sumo pontífice o ex santo padre, no sabría como llamarlo, esperaba como siempre lo hacen muchos políticos y empresarios, verlos dando su pésame e incluso viajar a Roma a despedirlo, esta vez no sucedió así.

Recuerdo a Juan Pablo II, movió el mundo de manera íntegra, en su mayoría países de Latinoamérica y Europa hicieron muchos homenajes, su sangre, su ropa, zapatos, cabello, los andaban moviendo de un país a otro.

En esa época me tocaba conducir un especial de televisión sobre la llegada de las reliquias de su santidad Juan Pablo, era impresionante la forma de los fieles, llegaban como avalanchas sobre el nicho que portaba sus propiedades personales, con él perdían un líder religioso y político en Roma, el amor que emanaba era diferente a Ratzinger, seguro muchos criticaran mi comentario, más soy sincero, al recordar a Juan Pablo ll su mirada realmente emanaba paz y aun al ser un líder político, representaba con amor la fe de católicos en todo el mundo, era algo que tenía de sobra el pescador de hombres.

Con Benedicto XVI, de nombre secular, Joseph Aloisius Ratzinger, imagino que al renunciar a su papado perdió todo poder y control sobre el Vaticano, ahora con su muerte, quería pensar que países europeos se desbardarían a despedir al ex pontífice, algo que no sucedió, con esto se demuestra que hay mucha política detrás de la sotana, lo más impactante fue la ausencia de mexicanos, aquellos que buscaban tomarse la foto cuando tenía poder, este tema es difícil tocarlo y hacerlo con respeto es prioridad para evitar tener una confrontación con religiosos o creyentes.

Es la fe de cada quien y entiendo que hasta en las religiones vive el rey y muere el rey, quien está al poder permanece, quien se va, es olvidado, ahora entiendo por qué pelean tanto los políticos en México, su miedo es ser olvidados.

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