Que después de la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles sigamos discutiendo si lo que vendía la señora eran tlayudas, huaraches o doraditas, habla mucho de la calidad del debate entorno a una de las obras insignias del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
La oposición no pudo capitalizar ni la bomba mediática que soltó Julio Scherer ni cuestiones como que un aeropuerto regional le haya costado al erario cerca de 400 mil millones de pesos, considerando el costo final del AIFA y lo que terminó costando la cancelación del NAIM en Texcoco.
Y es que tanto el oficialismo como la oposición simbolizan actualmente una vil parodia de la política mexicana.
El único que ha sabido cosechar éxitos políticos ha sido el presidente de la República.
Aunque lo más probable es que la consulta de Revocación de Mandato acabe siendo un fiasco, la realidad es que todo indica que este año el partido en el poder se llevará las gubernaturas de Oaxaca, Tamaulipas, Quintana Roo e Hidalgo. Es decir, cuatro de las seis que están en disputa este verano.
Quien acabe siendo el candidato presidencial de Morena en 2024, jugará de local en por lo menos 20 entidades federativas.
Pero para que haya un 2024 debe haber antes un 2023.
En 2023 se elige al próximo gobernador del Estado de México. Hay quienes llaman a esta elección la madre de todas las batallas. Ya se verá. Si el gobernador Alfredo del Mazo se conduce como lo hizo en la inauguración del Felipe Ángeles, que nos ahorre la intriga y le ceda la silla al candidato oficialista. Empero si la oposición va en serio, entonces ojo: la cosa sí puede ponerse interesante.
Para que el candidato opositor pueda ser competitivo en el Edomex, es indispensable que lo postulen todos los partidos de oposición. Sí, incluido Movimiento Ciudadano.
Si bien es cierto que el dirigente nacional de MC, Dante Delgado, ha sido muy claro en cuanto a que no prestará a su partido para que forme parte de la coalición Va por México, integrada por el PRI, PAN y el PRD. No obstante, hasta la fecha los tres partidos antes mencionados no le han ofrecido la candidatura de dicha coalición a un emecista. Consecuentemente, para el caso de la elección del Estado de México, Movimiento Ciudadano puede hacer una excepción en su postura antialiancista o esquirola si quien encabece la alianza opositora resulte siendo un candidato del partido naranja.
No cabe duda de que ya ningún partido cuenta con la venia de la ciudadanía. La partidocracia está en franca decadencia. Las simpatías políticas ya no atienden a banderas y la tendencia en México indica que el universo electoral actualmente policromático evolucione a uno bipolar.
Es evidente que tanto Acción Nacional como el Partido Revolucionario Institucional pretenden imponer a su candidato en 2023 para la elección del Edomex. Los blanquiazules proponen a Enrique Vargas de Villar. Los priistas presumen contar con muchas opciones.
¿Y si pensamos en un tercero en discordia para evitar que la coalición truene?
En 2017 quien hizo posible el triunfo de Alfredo del Mazo fue el candidato del PRD, Juan Zepeda Hernández, quien compitió de manera magistral y condujo una campaña fresca que le arrebató muchos votos a la entonces candidata de Movimiento Regeneración Nacional, Delfina Gómez.
¿Por qué no ir anticipando una alternativa ante la inminente coyuntura planteada, que además pueda significar la consolidación de ahora sí un bloque opositor que polarice realmente la elección?
Puede servir. Puede servir también en 2024. Ya veremos.