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Las olimpiadas de París 2024, arrancarán oficialmente este viernes 26 de julio y serán la XXXIII edición de este magno evento. La fiesta deportiva tendrá un gran costo financiero para los contribuyentes franceses ya que para la organización de este acontecimiento se tendrán que pagar más de 9 mil millones de euros.
Pese a que los organizadores del evento han tratado de economizar en los costos y aminorar los gastos, y evitarle al contribuyente desembolsos extraordinarios vía contribuciones como ha sido la modernización de instalaciones preexistentes y la reducción de nuevas construcciones, la sangría fiscal para los parisinos es inevitable.
Étienne Thobois, director general del comité organizador de París 2024, dijo hace unos días que “desde el principio, el plan era ahorrar dinero y no invertir en cosas que no sirven” agregando que “los Juegos se adaptan a la ciudad, no al revés”. Francia también ha modernizado recintos preexistentes y ha creado espacios temporales que muestran sus lugares emblemáticos: los atletas jugarán voleibol de playa junto a la Torre Eiffel, practicarán esgrima en el Grand Palais y competirán en eventos ecuestres en los jardines de Versalles, sin embargo, esto no es suficiente para evitar que los contribuyentes tengan que aportar tributaciones fiscales extraordinarias.
Ediciones anteriores de los Juegos Olímpicos han tenido grandes costos para las ciudades y países organizadores del magno evento. De acuerdo con cifras del comité organizador, los Juegos Olímpicos de Tokio que originalmente se realizarían en 2020, tuvieron un costo final aproximado de 13 mil 600 millones de dólares, con todo y la reprogramación de un año debido a la pandemia de Covid-19.
El costo de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro escenificados en 2016 fue de 13 mil 100 millones de dólares, entre fondos públicos y privados, según un análisis de The Associated Press.
El gobierno federal de Brasil pagó 50 millones de dólares por el laboratorio antidopaje. La línea de metro, cuya construcción se vio afectada por retrasos y que sirvió para el traslado de espectadores al Parque Olímpico, costó 2 mil 980 millones de dólares. Según el informe de la contraloría estatal que se presentó en agosto, los sobrecostos de la ruta de metro fueron de un 25%, todo este costo extraordinario tuvo un efecto en los bolsillos de los contribuyentes brasileños.
La sangría fiscal para las ciudades y países que organizan Juegos Olímpicos es brutal y se han dado casos como el de las olimpiadas en Montreal de 1976, donde hasta el año 2006 finalmente los ciudadanos de Montreal terminaron de pagar los Juegos Olímpicos que realizaron 30 años atrás.
Los juegos en la progresista ciudad canadiense tuvieron un sobrecosto del 700%. El problema fue el cálculo erróneo empezando por el estadio que tuvo un egreso de mil millones de dólares ya que se tuvo que realizar una plataforma de cemento pues en el sitio elegido, se hundía, además, enfrentaron una huelga de constructores que dispararon los costos. El estadio estaba incompleto en la inauguración de la justa deportiva.
Para absorber el alto impacto del costo, se plantó de inmediato un impuesto a los cigarrillos en Quebec, curioso, hasta el 2006, los fumadores terminaron de pagar el estadio.
Gran parte del financiamiento de los Juegos Olímpicos de 1968 en México fue a través de un impuesto supuestamente temporal y que los mexicanos en la actualidad seguimos pagando, esta contribución se conoce como tenencia o uso de vehículo.
El impuesto ayudó a solventar la justa olímpica de 1968, misma que según el reporte financiero del comité organizador de los Juegos Olímpicos, el costo del evento ascendió a los 2 mil 198 millones 800 mil pesos, y el adeudo se cubrió en su totalidad durante la década de los setenta del siglo pasado.
La organización de las justas deportivas olímpicas significa grandes desembolsos para los contribuyentes de las ciudades y países cedes y para los franceses no será la excepción, sin embrago, este gasto es necesario para tratar de llevar un mensaje de paz al mundo.