Casi trece años después, por fin los trabajadores comenzamos a ver el final de una triste historia. Dicho esto, ahora sí arrancó con la información.

En los últimos días, entre los trabajadores ha habido un gran nerviosismo, sobre todo porque sabemos que las vacaciones de muchas dependencias gubernamentales están a la vuelta de la esquina, razón por la que durante toda la semana pasada y principios de esta, estuvimos en comunicación constante para saber si el juez competente nos daba “luz verde” para vender la marca y los bienes, y con ello conseguir un poco de justicia.

Finalmente el pasado 7 de julio, a través de la Secretaría Auxiliar de Asuntos Colectivos, perteneciente a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, se concretó el acuerdo.

Y el juez Horacio Ruíz Palma titular del Juzgado Décimo Primero de Distrito en Materia Civil, por fin dio la orden de poner a la vista de los “interesados” durante 10 días la lista que detalla los bienes de la compañía aérea; todo, con base en el artículo 206 de la Ley de Concursos Mercantiles.

En varias publicaciones han aseverado -y desconozco la razón de esto- que de “existir un remanente”, este podría ser cobrado por “otros acreedores”, tomando en cuenta que los primeros acreedores son los trabajadores de la aerolínea.

Traigo esto a colación porque con la venta de la marca y de los bienes de la empresa, apenas vamos a conseguir un 10% del total que se nos adeuda; por eso me llama poderosamente la atención hacer este tipo de señalamientos de “va a sobrar”. En fin, supongo que se trata de una fórmula o leyenda que se ocupa, como aquello de “aliméntate sanamente”.

En los hechos todos sabemos que no va a sobrar nada, pero me queda claro que forma parte del formulismo legal. Es decir, el juez no puede “a priori” asegurar el evento futuro de que todos vamos a cobrar. Yo, conozco de primera mano que vamos a cobrar más con las ganas de “cerrar un doloroso ciclo” y para tener la sensación de que no fue en vano la lucha de más de una década.

Sobre este punto, me parece urgente que nuestros legisladores revisen nuestra Ley de Concursos Mercantiles, que de las universidades salgan tesis al respecto, para que se impida que los responsables del quebranto de una empresa, se vayan tan campantes, sin responsabilidad legal, y sin pagar las consecuencias.

Por lo menos dentro de la aviación nacional tenemos tres ejemplos cercanos; por supuesto el caso de Mexicana de Aviación, donde los accionistas de la compañía aérea pudieron lavarse las manos de toda responsabilidad, y vaya que había nombres de altos vuelos como accionistas de la aerolínea. Es cierto que Grupo Posadas tenía la mayoría de las acciones, pero había otros encumbrados empresarios como accionistas.

Tenemos el caso de Interjet, quienes los verdaderos dueños, después de una puesta teatral con la familia Del Valle, se refugiaron en tierras galas gracias a las facilidades que otorga la doble nacionalidad: los Alemán desde el otro lado del océano vieron cómo su compañía aérea dejaba de funcionar sin remordimiento alguno.

El más reciente, Transportes Aeromar, una aerolínea de corte ejecutivo, cuyo dueño, al igual que los Alemán, aprovechando la maravilla de la doble nacionalidad, se encuentra en Israel, sin enfrentarse a la justicia.

Pensemos detenidamente lo siguiente: los trabajadores nos quedamos, de la noche a la mañana, sin recursos para subsistir. Todos tuvimos que aprender a sobrevivir. Me encantaría contarles que todos lo logramos, pero no es cierto. Sin embargo, más allá del daño que este tipo de casos hace a los trabajadores, en el caso de los pasajeros, ¿quién les resarce el daño por los boletos pagados de avión que no pudieron utilizar?

Con la decisión del juez, y esto me parece sumamente delicado, que apenas alcanza para cubrir una mínima parte de la deuda con los trabajadores, los pasajeros se quedarán en completo estado de indefensión, ¿a ellos quién les responde?

Y eso que no estoy hablando de otro tipo de acreedores a quien Mexicana les quedó a deber, como a la Bodega de vinos “Casa Madero”, solo por nombrar uno de los proveedores de la compañía, pero hay muchos más.

Si los trabajadores de Mexicana de Aviación no vamos a recibir plena y total justicia, me encantaría que nuestro caso sirviera de ejemplo histórico para evitar que siguiera sucediendo. Que nuestro litigio de 13 años (y contando) nos enseñara a los mexicanos cómo no se debe llevar a cabo un Concurso Mercantil; que nuestra tragedia fuera el acicate generador de leyes que protejan tanto a los trabajadores, como a los proveedores y a los pasajeros. Sería maravilloso y dejaríamos de ver estas historias surrealistas de terror, que dañan a muchísima gente.

Ahora bien, regresando al mundo de los hechos ¿qué es lo que tiene luz verde para venderse? De entrada la marca, que consta de logotipos, slogans, productos como “Viaje Todo Pagado” (VTP), que son parte de las marcas registradas bajo el ala de Mexicana de Aviación.

A mí, incluso me da ternura; he visto en muchos medios que les cuesta entender qué es el CAT (Centro de Adiestramiento a Tripulaciones). No, no se llama “Centro de Adiestramiento Técnico”, y repiten el error porque no lo conocen.

No tienen obligación de conocerlo, pero debo decirles que es un lugar maravilloso y de ensueño para los sobrecargos y pilotos que amamos la profesión.

Es un lugar que cuenta con simuladores de vuelo, una alberca para prácticas de dichting (simulacros de amaraje, para que los tripulantes sepan usar las balsas, y los toboganes balsas, para salvaguardar la vida de los pasajeros), así como salones especiales “vestidos” como el interior de un avión para llevar a cabo diversas prácticas, como interferencia ilícita.

También cuenta con una cabina de pasajeros, con todo y tobogán, para prácticas de evacuación. ¿Qué les puedo decir? una verdadera “chulada”, pues incluso se puede llenar la cabina de humo para hacer la experiencia más “realista”.

El famoso edificio de Guadalajara en Avenida Mariano Otero, que lo quiere el Gobierno Federal para establecer un módulo de Medicina de Aviación, lo cual sería perfecto, pues son 6 pisos de oficinas, más 3 de estacionamiento. Estoy segura que las tripulaciones de Volaris, VivaAerobus y Aeroméxico que actualmente tienen base en la Perla Tapatía estarían felices de que sucediera.

Y por último, el mítico edificio en Balderas, por muchos años el corazón de la compañía aérea. Hoy rodeado de nuevos edificios surgidos después del temblor de 1985, que acabó con los anteriores. La ubicación de este inmueble es insuperable; aunque la puerta se encuentra sobre Avenida Balderas, este hace esquina con Avenida Juárez, y tiene enfrente lo que ahora es el Jardín Solidaridad, donde antes estuvo el Hotel Regis.

Un inmueble más, en Calle Humboldt # 34, en la colonia Centro, Ciudad de México, una cuadra atrás de Balderas y a una cuadra de Avenida Juárez; mejor ubicado, imposible; sobre todo porque esa zona fue recientemente remozada y embellecida para el turismo.

¡Por supuesto!, todo lleva un procedimiento, y aunque ya está la luz verde, muchas dependencias gubernamentales están en plenas vacaciones, y hay términos y plazos insalvables. Por ello se espera que sea a finales de agosto, o de plano en septiembre, que se entregue la dispersión a todos los trabajadores. A ninguno de los trabajadores nos va a resolver la vida, pero… Más vale tarde que nunca.