En el marco de los 25 años del Servicio de Administración Tributaria (SAT) el presidente AMLO hizo alarde ayer de no haber establecido nuevos impuestos, de no haber recurrido a un mayor endeudamiento público y de tener – según dijo AMLO- una hacienda fuerte para poner en marcha el desarrollo del país.

Vamos a ver. En materia de recaudación fiscal, México se ubica en los últimos peldaños en términos de los ingresos tributarios. Con apenas un 17.9 por ciento (fuente: Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe 2022) nuestro país se encuentra en la parte baja de la lista de ¡América Latina! por debajo de Brasil, Argentina, Honduras, Ecuador, El Salvador, Belice, Nicaragua, Costa Rica, Bahamas, Bolivia, entre muchos otros.

Esta bajísima recaudación en términos del PIB responde a diversos factores, tales como las debilidades estructurales del sistema tributario, la evasión fiscal y la ausencia de una verdadera reforma progresiva que haga posible que los más acaudalados paguen una tasa mayor.

En este orden de ideas, recordemos que todos los economistas modernos coinciden en la necesidad de la existencia de una tasa progresiva para que un Estado pueda combatir efectivamente la pobreza y reducir los niveles de desigualdad; no a través de dádivas ni entregas de dinero en efectivo, sino mediante una eficaz recaudación que permita eventualmente una justa redistribución de los ingresos del Estado.

Una tasa fiscal progresiva, producto de una reforma, permitiría eventualmente destinar mayores recursos a la educación y a proyectos de infraestructura viables (ojo... viables) que permitan que México cuente en el mediano plazo con cuadros bien formados que puedan desarrollarse en el mundo competitivo de hoy.

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AMLO, por su parte, se regodeó de que el SAT haya hecho posible que no exista más evasión fiscal ¡con un 17.9 por ciento de recaudación tributaria! A la vez, el presidente mexicano aludió al hecho de que no se hayan creado nuevos impuestos. ¿Cómo puede AMLO, en sus reiterados ataques contra los ricos, no haber promovido una reforma fiscal que obligue al 1% de los más acaudalados a pagar la tasa que les corresponde?

A pesar de contar con mayorías en ambas Cámaras en el Congreso, AMLO no ha priorizado una verdadera reforma fiscal que haga posible llenar las arcas del Estado, y luego, redistribuir los recursos públicos en favor de los más pobres. ¡No! ¡Ello no ha ocurrido en un régimen que jura velar por los intereses de los que menos tienen!

En suma, NO, el SAT no ha cumplido con las obligaciones que corresponden a cualquier autoridad tributaria. Ciertamente estas fallas no son responsabilidad directa de Raquel Buenrostro o de los funcionarios que integran el SAT, sino de AMLO y de los sucesivos secretarios de Hacienda que han mirado hacia otro lado cuando ha llegado el momento de promover una verdadera política fiscal progresiva. Con un 17.9 de recaudación fiscal, difícilmente México podrá ponerse en el camino del desarrollo.