La semana pasada en la Cámara de Diputados se llevó a cabo un foro sobre aviación. En las más de 3 horas que duró se abordaron muchos temas, a los que no me he referido en este espacio, justo para darle a cada uno su tiempo y espacio. Así que en esta ocasión nos enfocaremos a la participación del general Miguel Enrique Vallín Osuna, director general de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC).
Al hacer uso del micrófono, el militar recordó que fue en el 2001 cuando se comenzó a hablar de la necesidad de tener una política aeronáutica, y que en la reunión que desde entonces se tuvo para tal efecto se emitió un acuerdo; sin embargo, no pasó absolutamente nada, hasta 10 años después, cuando la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), junto con distintas autoridades, realizaron revisión y recuento de todos esos acuerdos. Ahí se logró la actual política, vigente hasta el día de hoy.
Evidentemente esta política ya está desactualizada, por lo tanto, para la AFAC es de suma importancia que se tenga una nueva política aeronáutica de manera integral. Justamente a este punto, me parece, es al que debemos ponerle especial y seria atención. Como trabajadora de la industria, he vivido en carne propia las deficiencias originadas por no contar con una política aeronáutica, dejando que el sector aeronáutico vaya dando “palos de ciego”.
Hay que decirlo fuerte y claro, hemos perdido muchos recursos, tanto materiales como humanos, experimentando sin una directriz. Por eso lo mejor es legislar para que todos los actores involucrados en el sector participen con seguridad y certeza de que son las mismas reglas del juego para todos.
El general Vallín Osuna expuso puntualmente que la actualización de la política de aviación debe hacerse con miras al futuro; no solamente andar parchando las deficiencias que hoy se tienen, sino que debe ir más allá del sexenio o de un proyecto, dejando muy en claro que la aeronáutica y la aviación trasciende.
Quienes han seguido mis columnas sabrán que este tema de la “necesidad de una política aeronáutica transexenal”, la traigo a colación hasta excesos criticables, porque estoy convencida de su importancia para lograr en el corto, mediano y largo plazo, una aviación fuerte en y para el país.
Y es que además de todo, tenemos con qué. Nuestro territorio permite movilizar todavía a mucha más gente de la que actualmente trasladamos de un punto a otro. Podemos acercar este medio de transporte a más personas con el objetivo primario de optimizar los recursos del viajero al acortar las distancias que debe recorrer.
El director de la AFAC recordó cómo era nuestra aviación en el siglo pasado, el siglo XX. Las nuevas generaciones se sorprenderían al saber que fuimos una importante potencia aeronáutica; nuestro país era constructor de aviones, motores, hélices, y se tenía el dominio del espacio aéreo.
Punto interesante es que como consecuencia de los tratados internacionales posteriormente firmados restringieron a México en su crecimiento aeronáutico, y no es casualidad, en la Segunda Guerra Mundial nuestro vecino del norte se dio cuenta que los cielos eran zona estratégica. Por eso en la actualidad todos los involucrados en el sector aéreo deben trabajar juntos, y al asumir la dirección de la AFAC, el general Vallín Osuna se percató que estaban totalmente desintegrados.
Mencionó que además de la desunión entre los trabajadores de la AFAC, se vivía una crítica permanente, y que al final del día, la angustia de todos los trabajadores era por recuperar la Categoría 1. La incertidumbre fue a tal grado que incluso dentro de las filas de la AFAC se llegó a afirmar que nunca recuperaríamos la Categoría 1.
El militar fue contundente al aseverar que, a pesar de esa actitud, la AFAC siguió trabajando para conseguir el regreso a dicha categoría. Señaló que las puertas de la agencia están abiertas para todo aquel que esté interesado en conocer las entrañas de la autoridad aeronáutica. Todas las direcciones que integran la AFAC están para atender en cualquier petición que tengamos. Contrario a lo que se suele pensar del régimen marcial, dejó muy claro que las críticas son bienvenidas, pues gracias a ellas han podido salir adelante; incluso se creó un programa de acción correctiva.
No pude evitar levantar las cejas al escuchar lo anterior, pues fueron años y años de no ser escuchados; sé perfectamente que cada cabeza es un mundo, pero el que te den la oportunidad de oírte, en lo personal me parece fabuloso.
El general continuó explicando que se requiere de una política de seguridad en las operaciones aeronáuticas, para garantizar los más altos estándares a los pasajeros, pero también para el desarrollo correcto de la aviación. Él considera que se debe diseñar un programa donde se pueda emitir la regulación técnica adecuada y moderna, pero sobre todo alineada con los organismos internacionales, con el objetivo de que el país no vuelva a ser degradado.
Precisó que el plan o programa de acción correctiva fue presentando ante la Agencia Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés), y que tuvo una gran aceptación por parte de ellos. Eso permitió que los 29 hallazgos, las 38 no conformidades, y las 316 preguntas técnicas que les hizo la FAA, se respondieran y se solventaran, así como los anexos, 1, 6 y 8 de la OACI. El resultado fue la conformación de la Dirección de Medicina de Aviación, para que los exámenes médicos del personal aeronáutico fueran separados de las oficinas de Medicina de Transporte, a cargo de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes (SICT).
El general destacó que la importancia de este punto radica en la finalidad de que la AFAC se hiciera responsable del estado de salud y de los certificados psico-médicos del personal aeronáutico, pues este personal estaba acudiendo con médicos sin la preparación necesaria.
Parece una exquisitez, pero no lo es. Estamos ante una realidad: no todo médico está preparado para atender y diagnosticar al personal aeronáutico, sobre todo a las tripulaciones, pues una gripe puede desencadenar una rotura de tímpanos y dejarte varios meses incapacitado, o una caries también puede ser muy peligrosa al volar, causando dolor que inhabilita.
Lo digo sin afán de hacer sentir mal a nadie, hablo como tripulante: para un terrícola una gripe no es incapacitante, como tampoco lo es una caries, ¿cuál es la diferencia con el personal aeronáutico?, la presurización; las cabinas de los aviones se presurizan para poder volar a más de 35 mil pies de altura, donde ya no hay oxígeno en la atmósfera, y un tripulante hace varios vuelos al día, por lo que su cuerpo se presuriza y despresuriza varias veces en lapsos cortos.
Mi experiencia es así: te daba gripe e ibas al IMSS para obtener una incapacidad, pero vas con un médico general, que no sabe nada de medicina de aviación; era una constante lucha para que expidieran una incapacidad, porque a ojos del galeno una insignificante gripita no era motivo suficiente para extender la incapacidad laboral.
Por este motivo, en aquellos ayeres, se llegó a un acuerdo con el IMSS para que en la clínica que se encuentra casi frente al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, nos extendieran nuestras incapacidades; de la misma manera se expidió una credencial que enumeraba los motivos por los cuales, en mi caso los sobrecargos, ameritábamos una incapacidad; la presentábamos a nuestro médico general, quien con mucha incredulidad expedía las incapacidades.
El general Vallín, en su intervención en el foro, destacó que deben cuidarse las capacidades de los tripulantes; por eso el personal médico debe de estar al tanto de la salud, pues para poder obtener una licencia se necesita estar tanto física como mentalmente apto.
Desde su punto de vista la creación de la Dirección de Medicina de Aviación nos tiene que llevar a un buen puerto, al controlar de manera directa la salud de los tripulantes y otros trabajadores que requieren de licencia. Se informó la creación de un comité especial que revisará los resultados “no apto”, y declaró que de los 14 mil exámenes que se han realizado, solo 78 han salido “no aptos” y que recurren a una cláusula hecha precisamente para que tomen el tratamiento necesario para su caso particular y puedan recuperar su “apto”.
Casi para finalizar su ponencia, habló de los Médicos Terceros Autorizados, informando que la AFAC los está capacitando con la normativa internacional, para desahogar y brindar de manera oportuna y adecuada ese servicio al personal aeronáutico. Al final, esto es en beneficio y una garantía para los usuarios (los pasajeros), pues tendrán la tranquilidad de saber que van a bordo con personal sano y perfectamente capacitado.
Abordó el tema álgido de las licencias, haciendo hincapié en los 7 candados que traen los nuevos documentos: un código QR, con un sistema que se utiliza mucho en Europa y funciona desde que el médico certifica como apto al personal, introduce los datos, los cuales le van a llegar de inmediato al área de licencias, para que licencias esté al tanto y de esa forma ir agilizando el trámite, que hasta el día de hoy sigue siendo un verdadero viacrucis.
Habló inevitablemente del rezago en el área de licencias -el mismo que en varias ocasiones he abordado en este espacio periodístico-, mencionando que era de alrededor de 4 mil licencias rezagadas. Se estima que para mediados de octubre se tendrán al día las licencias, y que para el fin de año ya no habrá ninguna licencia rezagada. Y es que conozco casos de compañeros que tienen entre tres y seis meses esperando a que les liberen la licencia, y entre más se atrasen, pues comienzan a desfasarse con los exámenes médicos, ¡y bueno! ya sabemos que eso termina derivando en caos y corrupción.
El general Vallín calcula un plazo no mayor a 15 días para obtener la licencia. En lo personal me parece mucho, pero bueno, vamos avanzando. Discúlpeme, general, pero yo me acostumbré a que el mismo día que hacía el examen, obtenía mi licencia. Reconozco que “ya no es lo mismo”, menos si se está usando adecuadamente la tecnología para hacer mejor las cosas y el intercambio de información. Aplaudo la meta planteada de que el mismo día que se hace el examen, se obtenga también la licencia; de verdad espero que lo logren.
Esto daría paso a la licencia electrónica y posteriormente la licencia permanente; un sistema que ya se tenía implementado antes del gobierno de Fox; así solo iba uno por su sello, hasta que se comenzó a cambiar el plástico año tras año.
Es importante que la gente que no forma parte de la industria tenga conocimiento de lo que es la AFAC, qué temas son los que trata, cuáles sus responsabilidades, y cuáles sus funciones. Al final, todo ello repercute en la seguridad de los pasajeros.