Los resultados de las elecciones en Coahuila y Estado de México fueron los “santos oleos” para la alianza opositora. Se confirmó el fracaso de los líderes de los partidos políticos y que en México se vive un régimen oligárquico, populista y corrupto.
Si la alianza hubiese tenido éxito, la suerte de los dirigentes Marko, Alito y Chucho habría cambiado; perderían su poder para negociar con AMLO, pues la fuerza estaría en la militancia y en la sociedad más no en ellos, que lamentablemente solo vieron la suma de logotipos y su propio interés.
Desde el 2018 a la fecha se han renovado las 32 gubernaturas y los resultados hablan por sí solos: la coalición Va por México ha perdido 23 gubernaturas, no ha ganado nada, solo han logrado retener estados que ya gobernaban.
Liderazgos ausentes
Desde la opinión pública insistimos en que la aliancista Alejandra del Moral se había convertido en una candidata ciudadana, que asumió el reto de proponer un gobierno de coalición y cumplió con su parte. Lo único que tenían que hacer los partidos políticos, era activar el voto de sus militantes y simpatizantes y fallaron.
Ni Marko Cortés, ni Alejandro Moreno, ni Jesús Zambrano, respetaron el compromiso que implica ir en alianza, no hicieron lo suficiente para ayudar a su candidata, de hecho, pareciera que respondían a acuerdos cupulares con AMLO, todo con tal de mantener sus prebendas, privilegios y el control político de sus partidos.
¿Baja votación o mala estrategia?
Si desde un principio se dijo que para favorecer a la candidata aliancista el reto era lograr una votación masiva, es decir, de al menos el 60% del padrón y la votación no llegó al 50% ¿quién no cumplió con su tarea?
Ni la campaña ni las propuestas despertaron mayor interés -muchas, populistas y copiadas del obradorismo- tanto, que los electores no vieron diferencia. Por otra parte, los partidos no hicieron trabajo de base, no convocaron a sus militancias y no lograron armar estructuras electorales para dar batalla contra el aparato clientelar del gobierno.
Tan poco fue el compromiso de los líderes de los tres partidos, que salieron a proclamar el triunfo para luego dejar sola a su candidata, quien tuvo que salir a dar la cara e informar el verdadero resultado de la elección, bien dicen que la victoria tiene muchas madres y la derrota es huérfana.
La alianza del fracaso
Actualmente ninguna alianza, de oposición u oficialista, representa al pueblo. Una alianza opositora solo se puede lograr a través de los partidos políticos, sin embargo, con las dirigencias actuales esto es prácticamente imposible y más aún su efectividad para conformar gobiernos de coalición.
Es frustrante observar cómo las alianzas se forman con el único propósito de servir a intereses personales y de las élites.
Ver que cómo todo lo que pasa en los regímenes autoritarios, autocráticos y populistas se arregla “en lo oscurito” y eso fue lo que pasó en Coahuila.
Las fuertes diferencias de AMLO con Armando Guadiana surgieron cuando, como precandidato habría amenazado con divulgar los apoyos económicos que le había dado si él no era candidato. AMLO no se peleó abiertamente., pero como dueño absoluto de los partidos políticos de su alianza, PVEM y PT, dividió a sus candidatos y luego mandó que se le abandonara.
Oposición a la baja
Vergüenza absoluta la actitud de Santiago Creel, Alito, Marko y Zambrano. Vergüenza que las estructuras partidistas sean maquinarias que se venden al mejor postor. Vergüenza que den la espalda a la ciudadanía y que se monten en ella para sus fines personales.
Y, aunque se han presumido los resultados de los comicios de 2021, basta ver las batallas que se han presentado cuando muchos de los candidatos ganadores una vez obtenido el triunfo, decidieron pasarse a las filas de Morena e incluso de MC.
Una alianza no es juntar logotipos, sino construir buenos gobiernos
El anuncio de que se dará a conocer el método para elegir al candidato o candidata presidencial llega tarde y antecedido por la ridícula propuesta de juntar un millón de firmas que ha causado enormes críticas, especialmente hacia el líder del PAN.
En las condiciones actuales, la alianza opositora para el 2024 sería un ejercicio inútil porque está muerta. Sería dar a la ciudadanía “atole con el dedo” cuando lo que sobresale es la falta de certeza, de firmeza y claramente, de rumbo.
Twitter: @diaz_manuel