La aparición de Aurelio Nuño en medios de comunicación masivos, convencionales, durante estos días, como parte de la reactivación de su carrera política o en el servicio público (al parecer, será candidato de la oposición para ocupar un escaño en el Congreso), es motivo de este comentario.

Hay que decir, en primer lugar, que el maestro Nuño padece de amnesia o simplemente sus dichos son declaraciones intencionadas. En su exposición, habla de las supuestas bondades de las decisiones asumidas en su paso como titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), pero se le olvida, por ejemplo, que durante su gestión (2015-2017) se cometieron los más brutales atropellos en contra de las maestras y los maestros de la escuela pública mexicana, que se opusieron a la reforma educativa impulsada por el gobierno de Enrique Peña Nieto, entre 2013 y 2018.

En esa coyuntura política y administrativa, en particular, hubo actos de exceso de fuerza y autoritarismo para llevar a las y los maestros a aplicar las evaluaciones de desempeño que, según la ley implantada durante ese sexenio, eran obligatorias.

El magisterio mexicano no olvida que el gobierno usó en ese período a la policía federal, a las policías estatales y hasta las policías municipales para violentar a docentes y directivos escolares con dicho propósito. En Oaxaca hubo arrestos ilegales en contra de dirigentes magisteriales y profesores que perdieron la vida tras la ola represiva del gobierno de Peña Nieto.

También, durante ese tiempo, el gobierno implantó unas políticas públicas educativas de corte neoliberal que consistían, entre otras cosas, en expulsar del sistema educativo a las y los maestros que no cumplieran con ciertos requisitos de desempeño laboral. Cabe recordar que esa línea de exclusión originalmente había sido recomendada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

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Aurelio Nuño no debe olvidar que él mismo estuvo a cargo de la coordinación y la puesta en operación de las iniciativas que dieron lugar al marco constitucional y legislativo que contenían esas medidas, en materia educativa, desde 2012-2013 tiempo en que trabajó, como funcionario de alto nivel, en la oficina de la presidencia de la república.

De hecho, la reforma educativa “estructural”, desde su inicio en 2013, trajo esa consigna de expulsar a las profesoras y a los profesores de educación básica y media superior, que no cumplieran con los estándares o los perfiles establecidos por las nuevas normas, mismas que trataron de implantarse al pie de la letra a través de las instituciones educativas del Estado mexicano involucradas en ello.

Nuño recordará que durante su paso por el gobierno federal se establecieron los fundamentos y las bases normativas, tanto en el artículo tercero constitucional como en la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSDP), para “asegurar” la llamada “idoneidad” de docentes, asesores técnicos y directivos escolares. Todo ello en nombre de la “calidad de la educación”.

Cabe resaltar aquí que, según estudios de políticas públicas educativas (ver los textos de Antonio Bolívar o de Francesc Imbernón, por ejemplo), la exclusión de profesoras y profesores del sistema no es la decisión más acertada ya que, aparte de violentar derechos laborales, se fundamenta en una premisa equivocada: asegurar que la “calidad” de la educación depende del desempeño docente en lo individual, cuando se sabe que la “mejora” de la educación tiende a concretarse, en términos de formación y aprendizajes de las y los estudiantes, mediante procesos en los que las y los docentes participen en programas robustos de formación continua, trabajando en colectivos o colegiados junto con asesores técnicos y directivos escolares.

Maestro o doctor Nuño: ¿recuerda usted cuántos docentes de educación básica (preescolar, primaria y secundaria) y de educación media superior fueron cesados, despedidos o dados de baja de sus puestos o plazas de trabajo durante el período 2015-2018, como consecuencia de la aplicación de la LGSPD, específicamente por no atender a las convocatorias de evaluación del desempeño? Si no lo recuerda o no lo quiere recordar, le puedo ayudar a refrescar la memoria: fueron cerca de mil trabajadoras y trabajadores de la educación en todo el país. Nada más del estado de Querétaro fueron 108.

La LGSPD estableció así, la posibilidad de expulsar a las y los maestros que no cumplieran con la normatividad (“idoneidad”), esto con el apoyo y el beneplácito o complacencia, como ya se dijo, de los gobiernos de los estados.

En su capítulo VIII “De la permanencia en el servicio”, la LGSPD señalaba en el artículo 52 que: “Las Autoridades Educativas y los Organismos Descentralizados deberán evaluar el desempeño docente y de quienes ejerzan funciones de dirección o de supervisión en la Educación Básica y Media Superior que imparta el Estado.” Así mismo, el último párrafo del artículo 53, que se refiere a los resultados de la evaluación del desempeño y que fue el más impugnado por las y los maestros por sus causas y efectos, indicaba que: “En caso de que el personal no alcance un resultado suficiente en la tercera evaluación que se le practique, se darán por terminados los efectos del Nombramiento correspondiente sin responsabilidad para la Autoridad Educativa o el Organismo Descentralizado, según corresponda.”

Esa situación orilló a miles de maestras y maestros a dar la lucha en las calles, a través de protestas pacíficas, en contra de las arbitrariedades que ponían en riesgo su trabajo o su empleo en las escuelas públicas. Eso no se puede olvidar, maestro Nuño.

Ese es el legado de Aurelio Nuño que, desde la SEP, orquestó una política pública educativa de represión en contra de las y los maestros que se opusieron a las medidas arbitrarias derivadas del mencionado marco normativo, el cual por fortuna fue abrogado por el poder legislativo en 2019.

Se le olvida a Nuño que durante el sexenio que encabezó Peña Nieto la cobertura de educación preescolar y de educación media superior no fue las más adecuada ni efectiva, pues no se cumplió con las metas ni con el criterio de cobertura universal, por ejemplo, para primero de preescolar; es decir, para las y los niños entre tres y cuatro años de edad porque, según cifras de su sucesor, Otto Granados (2018), apenas un 50% en ese rango de edad estaba matriculado en la escuela.

Se le olvida a Nuño que durante su gestión también se quiso implantar un programa que se llamó “La Escuela al Centro”, que tenía una falla de origen, en el sentido de que estaba orientado a establecer un sistema de gestión educativa, con apoyos diversos, para descargar a las y los directores escolares de tareas administrativas, y que terminó en un rotundo fracaso.

Dicho proyecto se dirigió a la escuela pública de organización completa, sobre todo de educación primaria, pero no consideró que, justamente en primaria, el 43% de las escuelas del país trabajan en el formato de organización incompleta. ¿Qué significa eso? Que la propuesta de nombrar a subdirectores o directores adjuntos o subdirectores académicos no se pudo dar en todo el sistema. La idea era que los directores de las escuelas pudieran destinar más tiempo a labores de asesoría, acompañamiento, supervisión o gestión educativa, más de corte académico que administrativo. Pero ello no se concretó ni siquiera en la red de escuelas primarias de organización completa.

A Nuño se le olvide que los resultados de la última evaluación internacional de PISA (2022), involucran a las y los niños que iniciaron su educación primaria en 2013 y cuya responsabilidad recayó en la Secretaría de Educación Pública del 2013 al 2018. Las y los jóvenes que fueron evaluados en 2021, de 15 años de edad, cursaron la educación básica (primaria y secundaria) entre 2012 y 2021. Como se sabe, los resultados de estos estudiantes en las pruebas estandarizadas internacionales son adversos; las puntuaciones para resolver problemas de matemáticas y comprensión de textos fueron más bajas que las obtenidas en generaciones anteriores. ¿De qué se hace responsable el equipo de funcionarios que estuvieron al frente de la SEP durante el período 2012-2018, en torno a esos resultados?

No se le olvide maestro Nuño que ello fue responsabilidad del gobierno de Enrique Peña Nieto durante la formación básica de esas generaciones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en la escuela pública, y que los resultados están a la vista.

Por último, Mtro. Nuño, sería conveniente que los ex funcionarios como usted y como Otto Granados Roldán, hicieran un ejercicio de autocrítica hacia su gestión. Cosa que no hemos visto desde 2018 en ningún espacio público. Ese sí sería un verdadero acto de pensamiento crítico, libre y creativo.

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