La apuesta al olvido es para minimizar los problemas del país y aprovechar la resonancia entre los opositores de los distractores lanzados para convertir cualquier asunto en algo que no pasó. Es ir de tema en tema, sin considerar el costo social o el sufrimiento de seres humanos, de vidas que se pierden hoy, con Morena en el gobierno, aún más que en los gobiernos corruptos del pasado.
La apuesta al olvido pasa por grandes injusticias y promesas, como llevar a la cárcel a delincuentes de la talla de Romero Deschamps y al final, que todo quede en una sociedad entre el gobierno y un sindicato corrupto; vendettas personales que se ensañan con ciudadanos como el caso de Alejandra Cuevas, encarcelada injustamente por el Fiscal General.
Apostar al olvido es ignorar la relación de Morena con el narcotráfico y la escandalosa liberación de Ovidio Guzmán; es hablar de la corrupción del pasado y no hacer nada, es utilizar distractores para no hablar del fracaso en la economía, del crecimiento de la pobreza, de las deficiencias de la educación pública, con resultados nunca antes vistos; es utilizar la religión como instrumento de culto al poder, realizar actos de corte fascista y hacer negocios desde el gobierno para fines personales y sin considerar los conflictos de interés.
Podríamos sorprendernos, pero no fue así, es la conducta recurrente de AMLO y de los integrantes de Morena, personajes que fueron redimidos solo por apoyar al líder “moral”.
La redención de los corruptos
Recordar a Gustavo Ponce, secretario de Finanzas de AMLO quien se jugaba en Las Vegas los recursos del GDF; el exesposo de Claudia Sheinbaum, Carlos Imaz y René Bejarano, secretario particular de AMLO recibiendo dinero en efectivo del contratista favorito de AMLO, Carlos Ahumada, quien por cierto fue amenazado con regresarlo a México, pero solo bastó que dijera que tenía más videos y el asunto se olvidó.
Intentan dejar en el olvido a la recaudadora, la exdiputada de Veracruz, Eva Cadena, quien recolectaba dinero en efectivo y se lo entregaba a Rocío Nahle para la campaña de AMLO; las grabaciones de Ricardo Monreal y José Murat negociando las candidaturas morenistas para Zacatecas, Veracruz y Oaxaca; las grabaciones de José Ramón López Beltrán con la exdirigente de Morena Yeidckol Polevnsky hablando de una empresa para que su partido recibiera recursos.
Quisieran dejar en el olvido la “lana” que recibieron Pío y Martín López Obrador de manos del operador electoral del exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco, quien fue premiado con la dirección de Protección Civil Federal y que sería nombrado encargado de las compras de medicinas, cargo al que no llegó por el escándalo con los hermanos de AMLO.
Creció la impunidad
AMLO ya no habla de la guerra contra el huachicol que, en un solo evento, costó más de 160 víctimas mortales, en la explosión en Tlahuelilpan, Hidalgo, ni de las pipas que se compraron y que no sirvieron para nada.
No acepta que la cancelación del NAIM, de acuerdo con la Auditoria Superior de la Federación, costó al erario más de 331 mil 996 millones de pesos, cantidad que le permitiría al Gobierno construir cuatro aeropuertos como el de Santa Lucía. Después obligaron a la ASF a “corregir” y decir que el costo fue de 113 mmp.
El ingeniero responsable del diseño de Santa Lucia, José María Riobóo, quien construyó los segundos pisos en la CDMX en tiempos de AMLO y cuya información fue resguardada, al diseñar la central aérea omitió un cerro que genera conflictos de operación. También están los contratos a empresas fantasmas, compañías investigadas por desvío de recursos y que siete de cada 10 contratos fueron adjudicados sin licitación, además de los famosos “moches”.
La rifa no rifa y luego otra rifa conmemorativa al avión presidencial, pero la aeronave sigue en el hangar sin venderse ni utilizarse y cuesta más que si se usara.
Por cierto, para esa rifa, el “patrón” de José Ramón en Houston, Daniel Chávez, compró 200 millones de pesos en boletos, otras de sus “aportaciones”, además de avalar las irregularidades del Tren Maya y recibir el aeropuerto de Puerto Peñasco, ha sido crear en dos días una empresa para justificar que contrató al hijo mayor de AMLO.
Quisieran que olvidáramos las 23 casas de Manuel Bartlett, los contratos millonarios y que las empresas de sus hijos reciben contratos sin licitación del IMSS, ISSSTE y Sedena.
Pemex beneficia a empresas de la sociedad de los hijos de Elvira Daniel, exdirectora de CENEGAS y del director de Pemex, Octavio Romero. Rocío Nahle en Dos Bocas le da contratos a sus compadres y a los amigos de su esposo. Los contratos para la prima de AMLO, Felipa Obrador. Los contratos de Pemex a la empresa de la nuera de Andrés, Carolyn Adams y la “casa gris” que habitó con su esposo José Ramón.
También están los que invierten dinero en paraísos fiscales, como Alejandro Gertz, el secretario de la SCT, Jorge Arganis, el exconsejero Jurídico, Julio Sherer o quienes tienen casitas y departamentos en EU, como Olga Sánchez Cordero y Javier Jiménez Espriú o el secretario particular de AMLO, Alejandro Esquer, denunciado por contratar a proveedoras fantasma para la campaña de 2018 de AMLO y que disponía de las bodegas del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado y el vocero presidencial, Jesús Ramírez, que contrató a una empresa fantasma en Tabasco para la impresión de su periódico “Regeneración”.
Claudia Sheinbaum con temas de la Línea 12 del Metro, la escuela Rébsamen o por experimentar con pacientes covid-19 sin su consentimiento.
La estrategia de lanzar bolas de humo ya no funciona y la apuesta al olvido puede fracasar, porque la realidad ya supera a AMLO y a Morena.