El senador Ricardo Monreal no es una figura menor en Morena ni en la vida pública nacional. Desde el triunfo de AMLO y del partido oficial en las Cámaras, la figura del legislador morenista fue fundamental para la articulación de acuerdos en el Senado de la República. La labor de Monreal hizo posible la materialización de todas las reformas constitucionales promovidas por el presidente y por la mayoría legislativa.
Sin embargo, apuntó quizá demasiado alto. Monreal, consciente de los entresijos de la política mexicana, y sabedor de los rivales que representaban Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, optó por utilizar sus bazas políticas para buscar una candidatura que le propulsase potencialmente hacia la presidencia de México.
De acuerdo a los sondeos de opinión, Monreal no será el candidato, sino que será relegado a un lejano cuarto lugar, por detrás, desde luego, de la ex jefa de Gobierno, del canciller y de Adán Augusto López.
Sin embargo, Monreal no se apartará del partido ni de la política. Por el contrario, anunció hace un par de días que no descartaría la posibilidad de buscar la candidatura de su partido para la jefatura de gobierno de la capital del país. Y no es un cargo menor.
La jefatura de gobierno de la Ciudad de México representa un cargo de responsabilidades mayores, y sobre todo, de envidiable visibilidad política. El lector seguramente recordará que Cuauhtémoc Cárdenas (quien fue el primer jefe de gobierno electo tras la disolución del Departamento del Distrito Federal) Marcelo Ebrard y la propia Claudia Sheinbaum han ostentado el cargo.
Por tanto, la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, especialmente tras la reforma constitucional que convirtió a la capital del país en una entidad federativa (con el sucesivo empoderamiento de la Asamblea Legislativa y los poderes del gobernador) puede ser considerada como un primus inter pares, es decir, la gubernatura más fuerte en términos de presencia nacional en los medios de comunicación y en la opinión pública.
Además, la hipotética candidatura de Monreal a la Ciudad de México conlleva adicionalmente un factor de ventaja sobre otras postulaciones a cargos de elección popular: la certidumbre de ganar. En este sentido, como consecuencia del derrumbamiento del PRD en la capital del país, sumado a la ausencia de una base popular que pudiera remotamente ofrecer al PRI o al PAN – o al Frente- una posibilidad de alzarse con la victoria, el candidato de Morena participará en una elección cuyos resultados están bien cantados.
En otras palabras, difícilmente el candidato del Frente, menos aun si se trata de la polémica alcaldesa Sandra Cuevas, podría objetivamente vislumbrar la victoria en la Ciudad de México ante un Morena empoderado que fue capaz de ganarse la voluntad de los votantes mayoritarios de izquierda en la capital.
Ricardo Monreal, por tanto, una vez que se haya confirmado que Shenibaum será la abanderada para la presidencia de México, tendrá ante sí una opción política que impulsará su carrera y le abrirá las puertas para buscar un día instalarse en Palacio Nacional. Quizá Omar García Harfuch u otros optarán por impedirlo. Veremos.