Para distintos analistas estratégicos que vienen estudiando el conflicto de Rusia-Ucrania y el de Medio Oriente, de Israel contra las organizaciones islámicas, más Irak, Irán, Líbano y Yemen, se ha producido una operación de acuerdo estratégico del presidente electo Donald Trump y los aliados europeos de EUA, con el presidente ruso Vladímir Putin y sus aliados orientales: Rusia e Irán, específicamente, dejando caer al gobierno de Hafez Al Assad en Siria, ante una embestida militar de rebeldes, una rama de Al Qaeda -organización creada por idea del sovietólogo rusófilo asesor de seguridad nacional de demócratas y republicanos Zbigniew Brzezinski por los gobiernos de EUA y Gran Bretaña- en un proceso político militar que parece mucho más una rendición del experimentado, bien armado, muy apoyado y numeroso ejército de Siria, un gobierno al que no pudo derrocar una alianza multinacional ISIS-OTAN-Israel-Arabia Saudita y otros en menor medida, por lo que efectivamente parece muy complicado de comprender ¿cómo lo lograron milicias armadas que pudieron haber sido barridas por Rusia e Irán? Una hipótesis plausible que toma fuerza es una operación de Trump con Putin en torno a Ucrania, a cambio de reducir el rol de Rusia y aliados en Oriente Medio, dicho escuetamente, y vista la debilidad de Europa frente a Rusia y el poco compromiso que le merece la OTAN a Donald Trump. Puede entonces lo descrito haber sido un principio de acuerdo, no una solución acabada.

Nunca se apreció durante la campaña y luego de conocido el resultado electoral en EUA, mucho menos, ninguna consideración de Donald Trump ante las súplicas lisonjeras del “presidente de Ucrania”, se aprecia entonces que sólo él no entendió que Ucrania (que no tiene la misma importancia estratégica para Europa que para EUA, aunque haya sido éste último el puntal de la estrategia de ataque a Rusia mediante Ucrania y en un escenario desfavorable a OTAN-occidente y un fortalecimiento del rol energético mundial de Rusia y de su aparato militar, dicen analistas españoles que no ha usado ni el 5% de su capacidad militar real) podía ser moneda de cambio, invariablemente. No es lo mismo ser cómico venido a político como Volodimir Zelenski que estratega regional-global como lo es Vladímir Putin.

La importancia estratégica de Israel para EUA y Gran Bretaña, y digamos que en general para la OTAN en el convulso Medio Oriente, ante la posibilidad de que Israel pierda en poco tiempo una guerra de “siete frentes”, es muy superior a la de Ucrania en Europa Oriental, un territorio que durante todo el siglo XX y la mitad del siglo XXI, estuvo bajo influencia soviética-rusa. Además, se ha acrecentado el rol energético de Rusia para una Europa “deshidratada por energía convencional”, ya que es muy cara la que suministran las empresas de EUA (lo que ha provocado factores de elevación de costos, ya inflacionarios y próximos problemas de restricciones presupuestales) que suplieron a la rusa Gazprom, con quien pudieran volver los acuerdos de suministro de gas desde Rusia a Europa, pasando por Ucrania e incluyendo a Irán.

Trump conoce mucho de intercambios, su historia es la de un negociante privado, y no sería absurdo ver la mano de una iniciativa suya con Putin en esta repentina e inicial “ruta de salida”. El desarrollo de dos guerras al tiempo, en Asia Oriental y en Medio Oriente, en donde el rol de Rusia es fundamental como actor de primer orden, posibilitaba pensar en un cruce mutuamente aceptable de concesiones que detuviera las guerras. Faltarían detalles importantes, pero no el fondo de la solución misma. Tal vez con ese conocimiento inicial, Israel se precipitó a bombardear territorio sirio y destruir las armas rusas existentes y las instalaciones militares. Es lo de menos, pueden reabastecerse y rehabilitarse si fuera necesario. Pero mientras tanto, ofrecen la imagen de un Israel entero para seguir combatiendo, a pesar de las múltiples horadaciones que sufrió su poderoso “domo de hierro” de 5,000 millones de dólares, y su inutilidad ante los ataques desde Irán y Líbano con cohetes hipersónicos.

Ucrania es un alfil sacrificable plenamente y Siria también, para mantener torres -estableciendo una analogía con un tablero estratégico de ajedrez- como Israel, si no se meten con la única base rusa en el extranjero que es la que tiene en Siria, y si no se altera el status ruso en los gasoductos europeos que pasan por Siria y Ucrania, luego de eso, el poder público de países devastados, pasa a segundo término. Ucrania con los grandes yacimientos de litio y sus caudales de agua dulce, y su posición estratégica completa, e incorporando los territorios ocupados a la Federación de Rusia, son “oro molido” para Rusia. Finalmente, de ser indispensable en el futuro, las milicias armadas derivadas de “Al Qaeda” pueden ser barridas como lo fue ISIS por la aviación rusa y el ejército sirio y aliados desde tierra, armado también por Rusia.

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Evidentemente, no ceder por parte de Putin en Siria, ante el fortalecimiento de las milicias yihadistas con los restos de ISIS y con lo que queda de Al Qaeda apoyados por occidente, más distintos aliados locales y regionales y la intervención de Turquía para favorecer la embestida contra los kurdos de esta milicia “triunfante”, implicaba un nuevo esfuerzo de guerra ruso e iraní para sostener a Hafez Al Assad, otra guerra más costosa que la anterior, porque se sigue combatiendo en Ucrania.

Librarse de la guerra ucraniana con una victoria territorial y estratégica es sumamente positivo. Corea del Norte será recompensada por Putin por su esfuerzo militar junto a Rusia, hay contratos militares y otros instrumentos útiles. Irán cabe también en los negocios de ductos de gas hacia Europa mediterránea. Habrá negociaciones, lo mismo con las empresas gaseras que regresarán a Siria.

La inmensa deuda de Zelensky con el poderosísimo fondo de inversiones Black Rock es un tema espinoso, pero no será lo mismo cobrarle al ex cómico que a Putin, quien no dejará que le tomen yacimientos de litio a cambio de pagos vencidos. Esos yacimientos ya los había comprometido Zelensky con las empresas de EUA y Europa Occidental. Una extraordinaria riqueza de cara a la producción masiva de los autos eléctricos en todo el mundo.

Trump insistió en que podía terminar con la guerra de Rusia-Ucrania en un día, tenía la moneda de cambio perfectamente visualizada, conoce el pragmatismo de potencia militar de Putin, la extrema importancia de Ucrania para los rusos, mayor que Siria, la situación estratégica de la guerra que está ganando Rusia cada vez en condiciones más ventajosas por las conquistas territoriales, así es que tenía la clave de salida del conflicto. La necedad del presidente Joe Biden no podía visualizar este intercambio plausible. Quien se meta en conflictos de cualquier tipo con grandes potencias tiene que saber que en cualquier momento puede ser moneda de cambio.

No olvidar el enojo de los líderes cubanos (Fidel Castro, el Che Guevara, etc.) cuando Nikita Krushev, por cierto, ucraniano, pactó con J.F. Kennedy -así, mano a mano- el retiro mutuo de cohetes nucleares, de Cuba y de Turquía, sin negociar con nadie más. Dijeron “se retiran” y se retiraron. Así negocian desde posiciones de gran poder destructivo las grandes potencias militares. Putin y Trump lo saben y lo procesaron. Incluso, se ve que el rol europeo fue reducido, quizá mayor el de Gran Bretaña. Así se negocian regiones completas del planeta.

Porque la geopolítica y la geo estrategia militar de estas grandes potencias globales está por encima del interés nacional de países medianos o pequeños. Irán sí debió mostrar su acuerdo a cambio de proseguir su programa nuclear, tal vez, sin mayores contratiempos, y evitar una guerra muy destructiva con Israel en donde intervinieran directamente en su contra EUA y Gran Bretaña, especialmente, no es poca cosa, más detener la andanada contra Líbano. China, no combatiente, apoya esta salida para proseguir su competencia con EUA en comercio y tecnología, en un ambiente global estabilizado, más favorable que en medio de una guerra mundial.

Dentro de Siria, vendrán negociaciones desventajosas para quienes no son aliados de la versión actual de ISIS-Al Qaeda, ya se anunció una legislación especial para los cristianos de Siria. Es decir, surge un serio problema entre grupos religiosos afines a Irán-Hezbolha-Irak, pero contrarios a ellos (surgida durante el gobierno de Obama, con la CIA y demás) por parte de los islamistas yihadistas radicales, que curiosamente han declarado querer tener amistad con Israel. Vaya novedosa alianza, que va contra los países y aliados chiitas de Irán y Líbano.

El gran tema es ¿cómo quedará el problema del Estado palestino puesto que Trump pone a salvo los intereses estratégicos de Israel, bajo los supuestos planteados?