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Mucho se insistió en catalogar al fenómeno de Andrés Manuel López Obrador en el 2018 como un “tsunami” que no dejó nada a su paso y que arrasó con todo dique que pudieran haber pretendido poner sus adversarios.

De las razones que llevaron a que se conformara tal embestida, ya se habló mucho, por una parte el hartazgo social tras décadas de abusos y saqueo de parte de los gobiernos del PRI y del PAN, el cinismo de los gobernantes y la corrupción.

Claro un factor que los analistas de la oposición no están dispuestos a conceder es la extraordinaria visión de estado, un diagnóstico acertado y una fórmula que además de ser correcta, probó ya en estos 5 años de gobierno, ser bastante funcional.

En las elecciones de 2018 tampoco PRI y PAN guardaron las formas, postularon a candidatos mediocres, que solo ofrecían más de lo mismo, y no solo en la presidencial, no, eso también en las fórmulas de candidatos senadores, diputados federales, gobernadores, alcaldes y diputados locales.

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El resultado: En efecto un golpe devastador de una fuerza desatada por los ciudadanos, que permitió a López Obrador ganar, arrasar con 30 millones de votos.

Y en efecto, entre las fuerzas de la naturaleza, hay elementos que son imposibles de detener, uno de ellos es la fuerza arrolladora del agua, otro, es una erupción volcánica, un terremoto, un tornado, un huracán y una avalancha, cada cual en sus condiciones.

AMLO fue personificado como un tsunami y es parte de la leyenda del originario de Macuspana, Tabasco.

Ahora veo condiciones muy similares y un caldo de cultivo apropiado para que de nueva cuenta se desate esa fuerza, quizá ahora por razones un tanto distintas, pero en el fondo está el mismo enfoque, la lucha contra el sistema corrupto que ahora amenaza con volver por sus privilegios y deshacer lo avanzado.

Una avalancha regularmente es un enorme volumen de nieve y hielo que se desprende desde las alturas de una montaña o un glaciar y que baja con fuerza tal, que arrastra todo a su paso. La avalancha tiene número ya y el objetivo es por 35 millones de votos, esto es un caudal mayor que el alcanzado por AMLO hace 5 años.

Claudia Sheinbaum Pardo la precandidata y segura contendiente del bloque “Juntos Seguimos Haciendo Historia”, no es tan carismática como Andrés Manuel, no comparte el mismo origen, pero si tiene el mismo ideario y la visión de largo plazo con la que la llamada 4T, quiere llevar a México al futuro.

No es una líder de masas como López Obrador, es una universitaria, una científica, una activista por cierto con importante trabajo social, es una mujer que formó parte de un importante movimiento estudiantil, hace ya casi 40 años, movimiento que inspiró por cierto a muchos otros en defensa de la educación gratuita y de la democracia universitaria.

Pero Claudia demostró además ser una funcionaria eficaz, capaz de gobernar con éxito al mayor centro urbano y poblacional del país, de emprender políticas públicas que permitieron la modernización de la vialidad, abatir los altos índices de contaminación, reducir la inseguridad a niveles mínimos y hacer de la Ciudad de México el lugar al que todos, extranjeros y nacionales quieren venir.

A ella la han tratado de ningunear los del frente amplio por México, hablando de su carácter, de sus habilidades oratorias, de una supuesta falta de carisma y muchos otros factores que ellos le pelean y la buscan a la abanderada morenista, sin reclamárselos a su propia aspirante, pues está claro que ninguno de esos dones los tiene Xóchitl Gálvez.

Más que el perfil o las habilidades, es de sobra sabido que una campaña lo que importa es la estrategia y hasta el momento la que sigue Claudia Sheinbaum y su equipo ha mostrado ser la mejor.

Ayer lunes abrimos semana con varias encuestas, entre ellas una del periódico El Universal que concede ventaja de 2 a 1, es decir 48 a 24% en intención voto.

Otra más de Metrix, que se publica justo aquí en SDPnoticias, que habla de 55.8% para la morenista y 20.5% para la panista; es decir 35 puntos de ventaja.

Una más que apareció por primera vez en escena, de la casa encuestadora Territorial, que dice más o menos lo mismo, es decir 43% para Sheinbaum, 19% para Gálvez, pero que por primera vez expone un detalle que todo mundo sabe ya, la irrupción de Samuel García como el tercero en discordia, que abre juego además con un 23.7% en intención de voto, lo que habla de un eventual desplazamiento de la precandidata de Fuerza y Amor por México al tercer lugar.

Eso es materia de otro análisis, pero puedo dar por conclusión que lo de Claudia Sheinbaum es un fenómeno en formación y que si las cosas siguen en ese nivel, la avalancha arrollará y arrastrará todo a su paso.

La amenaza de un retroceso a las viejas formas con Xóchitl Gálvez es una realidad, una candidata sin discurso, sin proyecto ni propuestas, no tiene futuro; y claro cuenta la emergencia de Samuel García, que con frivolidad, pero eso sí con eficacia logra colarse al segundo lugar, creo que será la puntilla para el PRIAN.

Así que en los meses por venir, mi vaticinio es que esa fuerza ciudadana, se manifestará ahora en forma de avalancha de votos, para favorecer a Claudia Sheinbaum.