Los indicadores macroeconómicos reportan un buen comportamiento de la economía mexicana y, aunque no van a la par del comportamiento de las principales economías del mundo, permiten perspectivas de crecimiento impulsadas, principalmente por factores como la relocalización de los mercados (nearshoring), las altas tasas de interés y la evolución del consumo.
En la economía mundial el FMI, ajustó al alza la perspectiva de crecimiento del PIB a 3% y prevé que las economías avanzadas crezcan 1.5%, un pronóstico superior al 1.3% previo.
En México el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) de Inegi, muestra que el sector industrial creció 1.0% mensual, mientras que las actividades terciarias, disminuyeron su actividad un 0.4% mensual.
Mientras que el Indicador Oportuno de Actividad Económica (IOAE), reporta que la economía podría cerrar el segundo trimestre con un crecimiento del 4% anual, derivado del comportamiento favorable del sector terciario o de servicios y del sector secundario o industrial.
Políticas fiscales
A lo anterior se suman algunas buenas iniciativas, como lo que informó el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio de que se prepara una oferta de incentivos fiscales para atraer inversión en el marco del nearshoring a sectores considerados como estratégicos por los socios del T-MEC con electrónicos, transporte, farmacéutica, microprocesadores y aeroespacial. Están además los 10 parques industriales que se construyen sobre el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
Sobre este proyecto, la secretaria de Economía Raquel Buenrostro señaló que los polos de desarrollo alrededor del corredor tendrán el potencial de aportar entre cuatro y cinco porciento del PIB al país, claro, depende de que las empresas puedan contar con la energía suficiente, luz y gas natural.
Sin embargo, los caprichos del presidente, aunado a la ineficiencia de Pemex y CFE y la corrupción en las obras de infraestructura como Dos Bocas, Tren Maya, AIFA, carreteras, vías férreas y telecomunicaciones, lo hacen totalmente inviable.
El fenómeno que explotará la burbuja es la política energética.
A la falta de certidumbre jurídica y de respeto a contratos, normas y disposiciones oficiales, se suma la discrecionalidad con la que actúan autoridades regulatorias como la CRE, CNH, ASEA y la corrupción e ineficiencia operativa, financiera y laboral.
Los problemas de Pemex y CFE eventualmente provocarán el colapso de la economía. La soberanía energética no fue más que retórica populista, porque pasó todo lo contrario, pasamos de tener potencial energético a ser un país con una industria energética endeudada y muy lejos de ser autosuficientes.
Pemex, reprobada y con la peor deuda
En estos cinco años la deuda de Pemex ascendió a los 107 mil millones de dólares. La próxima administración tendrá que pagar entre el 1 de enero de 2024 y el 31 de marzo de 2027, la cantidad de 623,600 millones de pesos, alrededor de 35,000 millones de dólares.
Al inicio de su sexenio AMLO prometió que Pemex produciría 2.5 millones de barriles diarios. En el primer trimestre de 2018, último año del gobierno de Peña, el promedio diario de producción era de un millón 877 mil barriles. En el primer trimestre del 2023, la producción es de un millón 588 mil barriles, esto es 15% menos.
Moody’s Investors Service ratificó la calificación crediticia de Pemex en B1; sin embargo, modificó su perspectiva desde estable a negativa, pues consideró que no habrá un cambio en su modelo de negocio y cada vez será más complicado para el gobierno apoyar a la paraestatal. Por su parte la agencia Fitch Ratings decidió rebajar la calificación de BB- a B+ con perspectiva negativa.
A la par de su crisis financiera, por la falta de mantenimiento se han registrado un mayor número de accidentes. El último fue un derrame de crudo que abarcó un área de 400 kilómetros cuadrados e incalculables daños ambientales. Según sus propias cifras en el primer trimestre de 2021 Pemex se ubicó en seis días perdidos por millón de horas-hombre laborados, para el mismo periodo de 2022, la cifra ascendió a 11 días perdidos y al primer trimestre de 2023 el índice subió a 32 días.
La deuda de CFE que nadie ha explicado
Al inicio de la 4T la CFE se encontraba en números negros, pero en 2022 la deuda de corto plazo alcanzó su cifra más alta desde que se tiene registro, un salto del que la empresa no ha ofrecido explicaciones.
Esta deuda, deberá comenzar a cubrirse en los próximos 12 meses y asciende a 95 mil 100 millones de pesos, un aumento del 155%, si se compara con datos reportados por la compañía al final de 2021, cuando el adeudo apenas superaba los 37 mil millones.
La inversión en transmisión se detuvo, más de 200 parques de generación limpia están parados y en cinco años no han podido concretar el transportar gas natural a las plantas en el sureste. Al no garantizar el suministro para el Corredor Transoceánico el proyecto de los diez polos de desarrollo en el Istmo de Tehuantepec será letra muerta, además de la corrupción de sus funcionarios, empezando por Manuel Bartlett y el director de CFE Energía, Miguel Reyes en perjuicio de la población.
Las crisis de Pemex y CFE impactarán a la economía nacional y ahuyentarán a la inversión productiva que requiere de energía sustentable, eficiente y continua, algo que ninguna de las dos empresas garantiza.
Al final, México tiene todo para crecer, pero un gobierno miope, populista y corrupto, lo llevará al fracaso.
Twitter: @diaz_manuel