Se dice por parte de los obradoristas que la campaña de Xóchitl Gálvez está basada en infundir el miedo en los votantes. Y es porque en sus spots publicitarios ha prometido una vida sin miedo si llega a ser presidenta.
Personalmente el miedo es una emoción que me ha perseguido muchos años de mi vida por muchos motivos. Lo conoce y me conoce muy bien. Sé de qué se trata y a veces no puedo controlarlo.
Pero soy una mujer de fe y eso hace que haya podido enfrentar el miedo de una mejor forma. Pero él sigue ahí, insistente, persistente, a pesar de que la gente que me conoce cree que soy valiente y no, no lo soy.
Por eso es que el slogan de Xóchitl Gálvez de “no vivir con más miedo” me hace sentir alivio y en verdad un deseo inmenso por no sentirlo.
El discurso de Claudia Sheinbaum va para un lado que no me dice y no me aporta nada: “Que ya no va a ser lo de antes” (pues lo de antes ya tiene nombre y apellido y se llama Andrés Manuel López Obrador) que va a haber una continuidad en la transformación (tampoco me convence porque nunca vi alguna con AMLO).
Realmente me quedo con lo que promete Xóchitl Gálvez: Mi mayor deseo es ya no tener miedo. Y no es una cosa que surja de mi mente súbitamente sino que es una realidad palpable.
Los escenarios catastróficos que se generan en mi mente no son producto de mi imaginación y les diré por qué:
Es de madrugada en el momento que escribo esta columna y estoy por viajar a Tlaxcala por carretera. La primera sensación que se me viene a la mente es: miedo.
Miedo porque ya se volvió “famosa” como una de las más peligrosas la carretera México-Querétaro. Ya sea por los continuos accidentes en donde siempre están involucrados los tráileres o por los asaltos. Esos que constantemente están habiendo en prácticamente todas las carreteras del país.
Esos asaltos que también han sufrido por carretera hasta el más ultra leal obradorista y morenista.
Cualquier ser de luz y espiritual me diría que no piense en esas cosas que porque se atraen y que la vibra y demás tontería.
La realidad es que no está habiendo una campaña para infundir miedo. La gente tiene miedo, es una realidad.
Tengo una amiga que me comentaba que ella siempre había sido valiente para manejar en carretera y que ahora no entendía por qué le inundaba un miedo intenso para hacerlo... Sí, ahí está el miedo.
Y es que es aterrador pensar que sí sea una realidad que el narco se esté apoderando de el país. Y que la Guardia Nacional ya no sepa ni qué hacer.
El miedo a que mi hija salga con sus amigos y ya no regrese a casa ahí está. No son invenciones mías. Pienso que nadie la cuida cuando sale y nunca tengo la certeza de si regresará a salvo.
No. Que no se equivoque Andrés Manuel López Obrador ni Claudia Sheinbaum en que la campaña de Xóchitl Gálvez es una campaña para infundir miedo.
Hay miedo. Y eso nadie lo puede negar. Bueno, salvo los privilegiados que viven en palacios que cuentan con guardaespaldas y seguridad privada las 24 horas días los 365 días del año, o los que le aplauden al Presidente a cambio de unas monedas.
Y ya sabemos quiénes son.
Es cuanto