Ganó Trump. La presidenta de México lo felicitó y habló con él. Ahora, el equipo del gobierno mexicano tendrá que pensar en la mejor manera de conducir las relaciones bilaterales en un entorno difícil. La metáfora de la “casa de los espejos” puede captar la naturaleza compleja, distorsionada y confusa de Washington después de la elección.
Washington es una casa de espejos donde los reflejos se tuercen y cambian, creando ilusiones que desdibujan la realidad y oscurecen los caminos directos. A partir de hoy, los actores políticos mexicanos encontrarán en Estados Unidos un laberinto de alianzas cambiantes, agendas ocultas y estrategias que no siempre reflejan las intenciones superficiales.
La realidad política estadounidense puede verse oscurecida por la retórica, los intereses y las percepciones erróneas, lo que conduce a decisiones estratégicas construidas sobre la ambigüedad. Washington es una capital de capas complejas, alianzas interconectadas, rivalidades e intereses entre partidos políticos, agencias gubernamentales y grupos de presión.
Como si se tratara de una casa de espejos, los actores en la capital de Estados Unidos deben interpretar motivos que pueden no ser inmediatamente claros. Los políticos hablan a sus bases mientras entablan discusiones secretas con adversarios o grupos de interés. Las posiciones son reflejos, en lugar de realidades. Señalan ciertas intenciones o alianzas mientras que potencialmente ocultan las verdaderas prioridades o motivaciones.
La retórica de las campañas reflejó lo que los partidarios de Trump y Harris querían escuchar. Pero una vez elegido el nuevo presidente, las realidades de la gobernanza obligan a cambiar las posiciones. Las promesas hechas en la campaña pueden desvanecerse cuando se enfrentan a la necesidad de un compromiso, lo que hace que sea difícil para los electores –e incluso para los políticos– discernir la verdadera intención detrás de las acciones. Esta distorsión se ve agravada por la influencia de los grupos de intereses especiales.
Los políticos suelen utilizar el lenguaje diplomático para proyectar una imagen, mientras que tras bastidores pueden estar persiguiendo objetivos contradictorios. Esto crea escenarios de incertidumbre, donde las naciones acuden a la especulación, la inteligencia y el análisis matizado para comprender las verdaderas intenciones.
Uno de los peligros más importantes en esta casa de espejos es la posibilidad de una mala interpretación, que puede conducir a errores con graves consecuencias. Cuando una nación malinterpreta las intenciones de su vecino, corre el riesgo de tomar medidas que aumentan las tensiones innecesariamente. La interpretación errónea de las señales puede llevar a decisiones políticas basadas en el miedo o la incomprensión, lo que provoca escaladas del conflicto.
Para avanzar con éxito por la casa de los espejos de Washington se necesita una combinación de análisis, experiencia, astucia, contactos, diplomacia, interpretación cuidadosa y claridad estratégica. Los líderes mexicanos deben mirar más allá de las reflexiones iniciales y considerar los posibles significados detrás de las palabras y las acciones. También deben evitar dejarse influir únicamente por las imágenes proyectadas en público, reconociendo que las verdaderas intenciones se encuentran en diálogos privados y señales sutiles.
La diplomacia desempeña un papel vital en la gestión de estas reflexiones complejas; sirve como una herramienta para superar los malentendidos y revelar intenciones ocultas. Las reuniones de alto nivel brindan un espacio para que los líderes discutan sus preocupaciones y objetivos fuera de la vista del público, lo que les permite expresar sus intenciones de manera transparente.
La claridad estratégica también es esencial, ya que una política bien definida puede reducir la ambigüedad que guía los caminos de la casa de los espejos. Cuando los líderes articulan sus objetivos y políticas con precisión, reducen el riesgo de una mala interpretación y crean un entorno más estable para el compromiso binacional.
Las apariencias están condicionadas por la estrategia más que por la sinceridad. Resulta esencial que los actores políticos reconozcan y gestionen las distorsiones. Si bien la casa de los espejos puede generar desafíos y riesgos, también brinda oportunidades para que los líderes más hábiles construyan buenas alianzas.
Entrar y salir exitosamente de la casa de los espejos requiere un compromiso con la transparencia, la diplomacia y la paciencia. ¿Qué pueden hacer ahora los colaboradores de la presidenta Sheinbaum?
1. Realizar un análisis exhaustivo:
a) Estudiar las prioridades de política exterior, las personalidades del equipo clave del nuevo presidente y las promesas de campaña relacionadas con las relaciones bilaterales.
b) Analizar los precedentes históricos en la relación bilateral e identificar áreas de interés mutuo y fricción potencial.
c) Evaluar el contexto geopolítico y cómo puede afectar la relación bilateral.
2. Establecer contacto temprano:
a) Dar seguimiento eficaz a la felicitación y la llamada de la presidenta a Trump. Más allá de los mensajes escritos y protocolarios, el gobierno mexicano debe expresar con hechos su deseo de establecer relaciones positivas.
b) Buscar a la brevedad, durante la transición, una reunión presencial Sheinbaum-Trump para construir una verdadera relación personal.
c) Interactuar con el equipo de transición, los nuevos funcionarios y asesores designados en varios niveles.
3. Definir los objetivos estratégicos:
a) Articular claramente los objetivos de México para la relación bilateral.
b) Identificar los problemas y prioridades clave para la cooperación y la negociación.
c) Desarrollar una visión a largo plazo para la relación entre México y Estados Unidos.
4. Alinear a todos los integrantes del gobierno:
a) Informar a todas las dependencias gubernamentales mexicanas pertinentes sobre la estrategia para interactuar con la nueva administración estadounidense.
b) Asegurar la coordinación entre las dependencias diplomáticas, económicas y de seguridad. Este esfuerzo requiere enfoque, alineación y disciplina.
c) Interactuar con el congreso para generar el apoyo interno necesario para la agenda bilateral.
5. Mejorar la presencia diplomática:
a) Fortalecer el equipo de la embajada en Washington, nombrando un embajador de alto perfil, cercano a la presidenta.
b) Acercarse estratégicamente a los jugadores clave del congreso de Estados Unidos, los centros de estudios y los medios de comunicación.
c) Ampliar la presencia consular en los estados clave de Estados Unidos.
6. Desarrollar un plan de acción integral:
a) Diseñar un cronograma de visitas y diálogos de alto nivel durante la transición y en los primeros meses del nuevo gobierno.
b) Planificar iniciativas o proyectos conjuntos, en todas las áreas de cooperación, para demostrar el compromiso con la relación.
c) Identificar oportunidades de cooperación en foros multilaterales.
7. Centrarse en los vínculos económicos:
a) Trabajar con el sector privado de ambos países para proponer nuevas iniciativas comerciales y de inversión que fortalezcan el entorno de la revisión del T-MEC.
b) Abordar y resolver rápidamente cualquier disputa o barrera comercial existente.
c) Destacar los beneficios económicos mutuos, la creación de empleos y prosperidad en cada uno de los estados de la Unión Americana, gracias al T-MEC.
8. Mejorar la cooperación en materia de migración y seguridad:
a) Ofrecer resultados concretos para mitigar los desafíos de migración y seguridad compartidos.
b) Proponer una nueva ruta de colaboración eficaz en la aplicación de la ley y el intercambio de inteligencia.
c) Abordar y resolver rápidamente cualquier inquietud de seguridad planteada por Estados Unidos.
9. Promover intercambios culturales y educativos:
a) Aumentar la financiación para instituciones académicas e intercambios de estudiantes.
b) Organizar eventos culturales para impulsar los vínculos y el aprecio por las tradiciones mexicanas.
c) Facilitar el turismo y los viajes de negocios entre los dos países.
10. Implementar una estrategia de diplomacia pública:
a) Diseñar e implementar campañas en los medios para mejorar la imagen de México en Estados Unidos.
b) Interactuar con organizaciones de la sociedad civil y las comunidades de la diáspora mexicana.
c) Utilizar las redes sociales para comunicarse directamente con las audiencias estadounidenses.
11. Monitorear y adaptar:
a) Evaluar permanentemente la eficacia de la estrategia.
b) Ajustar las tácticas en función de los cambios en la política interna de Estados Unidos o los eventos globales.
c) Mantener abiertos los canales de comunicación para abordar y resolver cualquier crisis o problema emergente con prontitud.
De acuerdo con los expertos que han estudiado el estilo de negociación de Trump, como presidente se caracterizó por un desprecio a los protocolos y las normas tradicionales; un enfoque en las relaciones personales y la gratificación del ego; una preferencia por los acuerdos bilaterales en lugar de los multilaterales; una voluntad de usar amenazas y apalancamiento, como los aranceles; un enfoque transaccional centrado en “sus victorias”.
Ante esto, los expertos recomiendan apelar a su ego. Trump responde bien a los halagos y la deferencia. Darle la apariencia de “ganador” o de tener el control puede hacerlo más receptivo a los compromisos. Trump valora mucho las conexiones personales. Establecer una relación directa con él puede ser más eficaz que los canales diplomáticos formales.
A Trump le gusta promocionar logros concretos. Ofrecerle pequeñas concesiones inmediatas que pueda reclamar como victorias puede llevar a acuerdos sustanciales más adelante. Trump es conocido por el uso de las redes sociales y su preferencia por la comunicación directa. Interactuar con él a través de estos canales puede ser más eficaz que las notas diplomáticas tradicionales.
Trump ve los temas desde una perspectiva económica y transaccional. Plantear las propuestas en términos de beneficios económicos para Estados Unidos puede resonar más con él. Puesto que el estilo de negociación de Trump puede ser errático y poco convencional, la flexibilidad y la capacidad de adaptarse rápidamente a las circunstancias cambiantes son cruciales.
Trump se enorgullece de su perspicacia empresarial. Abordar las negociaciones desde una perspectiva comercial puede alinearse con su modo de operación preferido.
Si bien estas estrategias pueden aumentar las posibilidades de que las negociaciones tengan éxito, es importante señalar que el estilo de Trump también ha sido criticado por socavar potencialmente las alianzas de larga data, las normas internacionales y la cooperación multilateral.
La clave para el equipo del gobierno mexicano es ser proactivo, estratégico y flexible a la hora de construir una relación mutuamente beneficiosa con la nueva administración estadounidense. De otra forma, en lugar de salir de la “casa de los espejos” entraremos a la “casa de los espantos”.