¡Bienvenidos amantes de la gastronomía! Por fin, está cerca la fecha en que cenaremos con nuestros seres queridos; y es que la Nochebuena es, para muchos de nosotros, y alrededor de todo el mundo, un rito muy importante.
En nuestro país la cena de Navidad o Nochebuena, es el pretexto ideal para reunirnos alrededor de una mesa y degustar una gran cantidad de platillos. Pero ¿saben por qué lo hacemos? ¿de dónde viene esta tradición?
El origen se remonta a Europa, quienes desde la época de los griegos y romanos celebraban la festividad del solsticio de invierno. Con el cristianismo la festividad pasó a ser la fecha elegida para celebrar el nacimiento de Jesús.
Durante la época de la colonia, los españoles trajeron consigo la tradición de cenar el día 24 de diciembre en honor al nacimiento del “Niño Dios”, y con los alimentos locales, el festín navideño se enriqueció, gracias -por ejemplo- a los guajolotes que se criaban en estas tierras.
Esta gran fusión gastronómica entre lo español y lo indígena es lo que da origen a muchos de los platillos más clásicos de la temporada. El pavo sin duda es la estrella, ya que hay muchas maneras de cocinarlo: al vino blanco, al vino tinto, a la naranja, con rellenos distintos, de carne molida con frutos secos, relleno de papa cambray y romero, etc.
Otros platillos llegaron del otro lado del mar, y se han “mexicanizado”, como el caso del bacalao a la vizcaína; quien haya probado el original bacalao en el País Vasco, sabe que es muy distinto al guiso que se hace en nuestro país; allá se prepara con otros ingredientes, de entrada se sirven trozos de bacalao, se usan pimientos choriceros, pimientos morrones, pan y harina de trigo y salsa de tomate.
En cambio en nuestro país, se le ponen “chiles güeros” o “manzanos”, papas cambray, almendras fileteadas, aceitunas y alcaparras. Como podemos darnos cuenta, aunque ambos se llaman igual, son totalmente distintos.
Y otro plato estrella que no falta en las cenas navideñas son los romeritos o “revoltijo” como también se le conoce; este es aporte de nuestra herencia prehispánica. Generalmente a los más pequeños no les suele gustar mucho, pero es sin duda un platillo muy interesante y complejo, pues se elabora con una especie de quelite, las hojas del romerito, se utiliza mole y dependiendo del gusto de los comensales, puede llevar camarón o tortitas de camarón seco.
La pierna o el lomo son otros dos de los platillos que más se consumen en las cenas navideñas, y ambas pueden ir rellenas de frutos secos, o adobarlas, también hacerlas “a la ciruela”, o ¿por qué no? “al vino tinto”.
Las ensaladas navideñas tampoco pueden faltar en las mesas, desde la clásica ensalada de manzana y piña, la de zanahoria, lo que nos lleva al eterno debate que se cierne siempre que se elaboran este tipo de ensaladas ¿con o sin pasas?
Aunque para mí es una “clásica”, la ensalada de navidad es cada vez más rara de encontrar. Se hace con betabel, jícama, naranja y cacahuates, acompañados de jugo de naranja.
Importantes las guarniciones, como spaguetti a la crema o en tomate, purés de papa o de camote, y no puede faltar el pan, de preferencia la típica baguette. Todo para agasajar a nuestros familiares en una fecha muy especial. Bon appetit.
Cat Soumeillera en X: @CSoumeillera