De un momento a otro había la esperanza que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos diera un posicionamiento ante la necesidad de abrir el compás para acelerar el esclarecimiento de las anomalías e inconsistencias en la detención del secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, José Manuel del Río Virgen.
Ese momento llegó: la CNDH emitió un comunicado la tarde de ayer lunes para informar que, en este proceso, atrajo el caso, y atenderá con sus áreas de competencia para salvaguardar los derechos humanos que, en efecto, escaló a un nivel político como producto de algo que no hemos podido concebir de una forma irracional y hasta cierto punto reaccionaria en la jurisdicción local de Veracruz que arrastra un espiral numeroso de agravios y omisiones.
Por ello, el órgano institucional de la CNDH con las atribuciones y con la facultad de emitir una postura enfrentará, en este sentido, un gran reto para evitar que se cometa una injusticia.
Así pues, esto llega a fortalecer las voces que claman justicia; es cada vez más sólido el grito de resistencia de lo que se ha convertido en una muestra de congruencia en consecuencia de las anomalías que ha padecido la sociedad en aquel territorio de Veracruz.
Si bien hay una ruta jurídica encabezada por algunos senadores de la República, se palpa una fuerza sólida que seguramente alimentará la esperanza de la legitimidad.
Así, las acciones serán coadyuvantes o, tal vez, una ruta paralela que fortalezcan el accionar ante los agravios que incurrió la autoridad local en el momento de la detención.
En cuanto a eso, se siguen sumando las voces de respaldo. Ayer el propio diputado Gerardo Fernández Noroña aplaudió la determinación del presidente de la Junta de Coordinación Política. Asimismo, tengo la impresión que, su voz, abrirá camino como sucedió con el mensaje de apoyo de Marcelo Ebrard.
Así como eso abonó al proceso mediáticamente, ahora imaginemos la fuerza que propiciará la actuación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
No será sencillo, pero, con confianza y ante las circunstancias, se abre una esperanza que pueda trascender y, al mismo tiempo, genere un impacto positivo en base a las atribuciones institucionales del organismo.
Y, por esa razón, se inicia un proceso que podrá dar claridad y transparencia; asimismo, se garantizará un desarrollo justo en el momento de intervenir.
Esto llega en un momento idóneo. A pesar de que muchos quieren provocar una fricción o, más bien, aprovechan para tratar de iniciar una crisis cuando no existe. Se trata de una defensa que empuja ante las inconsistencias, pero, también, alimenta con distintos mecanismos un proceso apegado a derecho.
Justamente ese ha sido el punto clave. La insistencia de muchos senadores de la República está rindiendo frutos. Hasta ahora, se avanzó con comisiones legislativas que dan seguimiento puntual; asimismo, hay un esquema jurídico que nutre con su capacidad a fin de aportar a la causa positivamente.
Eso nos hace afirmar que, muy pronto, habrá justicia en un caso que se ha convertido en un tema o linchamiento político al momento de revisar los recursos que han presentado en la defensa, así como el expediente que, incluso, ya solicitó ante la jurisdicción local la CNDH.
Así, se abre la esperanza. Hoy la Comisión Nacional de los Derechos Humanos tiene en sus manos la posibilidad de incidir en la liberación y exoneración cuando concluya su determinación.
En otras palabras, los mecanismos que se adoptarán, una vez que inicie la tarea, pueden ser decisivos y, ahora sí, se repare el daño causado al secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado.
Javier Lozano en Twitter: @JavierLozanoMor