“El populacho tiene muchas cabezas, pero no tiene seso alguno”.

Thomas Fuller

“La razón del gran fracaso del socialismo en el mundo es simple: los que no hacen se benefician de los que sí. No hay incentivos para los que se esfuerzan, y hay premios para los que eluden labor y responsabilidad”.

Daniel Lacalle Fernández

Seguramente se lograrán juntar más de tres millones de firmas válidas para solicitar se lleve a cabo la consulta popular de revocación de mandato presidencial. Adicionalmente, ayer el TEPJF —por unanimidad de votos y en sintonía con la comisión de receso de la SCJN— aprobó la impugnación que se presentó para revocar el acuerdo del INE consistente en posponer los preparativos para el eventual ejercicio electoral.

Eso sí, el Tribunal ha ordenado a Hacienda dotar de los recursos suficientes y necesarios para realizar dicho proceso de democracia directa (ello en razón de que el presupuesto actual con el que se cuenta no alcanza si se quiere cumplir a cabalidad lo que marca la ley federal en la materia). Ya sabemos, no obstante, que la Secretaría de Hacienda comandada — es un decir— por Rogelio Ramírez de la O está al servicio de los designios de López Obrador, por lo que podemos esperar que la respuesta “fundada” de la dependencia sea nuevamente un “no hay recursos”…

Por eso es fundamental (y el Instituto Nacional Electoral debe esperar a este) el dictamen —recomendaciones y/o lineamientos— de la Corte sobre cuántas casillas instalar y bajo qué esquema realizar el ejercicio. Solo una resolución de la SCJN en este sentido podría resolver de una vez por todas este tramposo entuerto.

¿Qué necesidad tenía entonces AMLO de salir a anunciar de antemano que la consulta “va por que va”? La pregunta es relevante particularmente porque él y su partido Morena cuestionaron a todo pulmón a algunos consejeros del INE por hacer exactamente lo mismo: adelantarse a lo que dictaran las máximas instancias de autoridad en la materia.

La respuesta a la interrogante es clara: que de una u otra forma se debe hacer siempre lo que el primer mandatario quiere, cuándo él quiere y cómo él quiere. En otras palabras, que a pesar de lo que marca la norma y procesos institucionales varios, López Obrador anuncia que si no se hace la consulta popular vía el INE el ejercicio va a través de encuestas.

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Cinco casas encuestadoras estarían a cargo de preguntar sobre el sentir ciudadano, lo que se traduciría en dejar de ser una consulta popular normada por la Constitución para ser dictada y auspiciada por completo por la 4T. Hacer esto es torcer la ley, romper con la neutralidad necesaria de cualquier contienda, todo bajo el pretexto de que resultaría menos oneroso este ejercicio. Y sí, unas encuestas, por muy caras que sean, implicarían menos recursos que una consulta en forma de cara a toda la nación.

Cierto, una encuesta es un aproximado a la voluntad de las personas, pero se pierde la universalidad y se deja de escuchar la voz de todos los ciudadanos. Algo similar sucederá, de hecho, bajo el escenario más probable de la austeridad impuesta en los alcances de una consulta organizada por el Instituto Nacional Electoral (número de casillas, representantes, capacitación, boletas foliadas, escrutinio, y demás etcéteras).

Por otra parte, llama poderosamente la atención la nueva contradicción del lopezobradorismo: el presidente criticó ad nauseam el uso de las casas encuestadoras por otros gobiernos, especialmente cuando se trataba de conocer el sentir de la población (sin olvidar lo que podían representar un alto costo al erario). En este caso las defiende.

Las casas encuestadoras cobrarían por sus servicios, que no quepa la menor duda. ¿De dónde provendría el dinero? Andrés Manuel dijo que sería producto de una colecta realizada entre los fieles de Morena. ¿Cómo el dinero que su instituto político pidió y nunca apareció para hacer frente a los daños que dejó el temblor de 2017?, ¿o cómo el dinero que Morena dice regresará al INE para que se utilice para la compra de vacunas antiCovid, cuando lo que debía haber hecho el partido era NO recibirlo en primera instancia?, ¿o como los millones de pesos en aportaciones a la causa electoral de su hermano y que no fueron declaradas ante el fisco, concentradas por Pío López Obrador? El populismo y la demagogia en toda regla. Nunca mejor dicho: “de lengua me como un taco”…

De igual forma, ¿a nombre de quién expedirán las facturas estas casas encuestadoras? Este no es un tema menor.

Pero la consulta va porque va, porque ese es el dictamen que ha partido de Palacio.

Poco importa que la 4T dijera que las encuestas telefónicas no servían; peccata minuta que antes fuesen criticadas las casas encuestadoras que hoy se nombran. Todo cambia según la óptica que le dé el régimen a las cosas.

Está visto que eso de utilizar las encuestas para elegir a los candidatos de Morena a contender por cargos de elección popular ya les gusta y mucho (nada a quienes perdieron, pero eso lo sabíamos desde antes). Y en esa nueva fascinación por la encuestitis, alguien podría llegar a pensar dentro de muy poco el que es una magnífica idea consultar, a través de ellas (o en su ausencia sencillamente a mano alzada), qué hacer con la ley y con la Constitución misma...

Verónica Malo en Twitter: @maloguzmanvero